Qatar 2022
Aïssa Laïdouni: el termómetro de Túnez
Una Copa del Mundo es el torneo más idóneo para descubrir futbolistas que no suelen jugar bajo los reflectores de la fama. Si uno de ellos es un volante central que maneja los hilos de su equipo y celebra cada recuperación como si fuera un gol en la final, es difícil no buscar quién es, de dónde salió y dónde juega. Este fue el caso de Aïssa Laïdouni, figura de la cancha en el 0-0 entre Túnez y Dinamarca.
La comuna de Montfermeil, situada en la región de Isla de Francia a 17 kilómetros al sur de París, está habitada en su mayoría por inmigrantes africanos que llegan en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. En sus calles, conviven con la brutalidad policial y el poco interés que les promueve el Estado. Sus hijos -generalmente nacidos en Francia- crecen jugando al fútbol y desarrollan su técnica desde temprana edad.
Laïdouni, quien en diciembre cumplirá 26 años, se crió jugando en Montfermeil. Cuando dejó la calle para formar parte del club amateur de su comuna, el fútbol pasaba más como un divertimento que como un sueño de ganarse la vida. Sin embargo, en 2014 un scout de Angers lo vio y lo recomendó para el equipo sub-19, donde lo reconvirtieron de marcador central a mediocampista. En el Aurinegro solo jugó un partido de Ligue 1 y salió cedido a clubes del ascenso profundo como Les Herbiers y Chambly.
Sin oportunidades en Angers, en 2018 firmó con Voluntari de Rumania y allí encontró la continuidad en un club de Primera división. Dos años más tarde, el campeón húngaro Ferencváros pagó 600 mil euros por su fichaje. En su temporada debut, clasificó a la fase de grupos de la Champions League y se dio el lujo de enfrentar a Juventus y Barcelona, siendo titular en el Camp Nou. Ya en 2021, después de salir campeón, fue nombrado mejor futbolista de la Liga de Hungría.
Frédéric Reculeau, quien fue su entrenador en Les Herbiers, manifestó sobre su juego: “Laïdouni tiene una creatividad y una agresividad que le permiten eludir a sus rivales y generar peligro en ataque. Con ese punto de partida, trabajamos para transmitirle una mejor lectura del juego. Le dábamos libertad para aprovechar su potencial técnico, pero también un marco que no podía sobrepasar.”
De padre argelino y madre tunecina, durante 2020 esperó un llamado de Djamel Belmadi -seleccionador de Argelia que un año antes había ganado la Copa África- y rechazó una convocatoria de Túnez. Pese a esto, en marzo de 2021 aceptó representar a la selección tunecina y vaya que le salió bien. No faltó a ninguna convocatoria, ya jugó 27 partidos, anotó un gol y clasificó al Mundial.
Belgacem Louhichi jugó con Laïdouni en Montfermeil y juntos fueron a Angers, aunque hoy en día no compite profesionalmente y volvió al club de su comuna. También consiguió la nacionalidad tunecina, a la que llegó a representar dos veces en la sub-21. Es uno de los futbolistas que más conoce a Aïssa y en una entrevista declaró: “Uno ve su carrera y puede ver reflejada su personalidad. Piensa y avanza paso a paso. Pudo haber tardado más que otros, pero le dieron confianza y está cada vez más cerca del máximo nivel.”
Volante central de tranco largo -1,83 de altura- y cabeza levantada, inteligente para elegir cuándo tocar en corto y cuándo romper líneas y líder por naturaleza, Laïdouni en un año y medio se ganó un lugar de indiscutido en las Águilas de Cartago. Hoy Túnez perdió 1-0 ante Australia, aunque Laïdouni volvió a festejar un quite como un gol poco después de comenzar el partido. Las chances de clasificar a octavos de final del Mundial se antojan complicadas, dado que tendrán que ganarle a Francia sin depender de sí mismos. De todos modos, Laïdouni ya es uno de los jugadores que se revalorizaron en Qatar y parece preparado para, quien dice, regresar a la Ligue 1.
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- AUTOR
- Guido Antonelli
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