Historias
Al Ahly, entre títulos y protestas
Nos proponemos hablar del equipo más popular de Egipto, así como de su relación con la política de ese país. El Al Ahly fue fundado en 1907 por estudiantes egipcios como medio para luchar en contra de la Colonización. Un club participante en la famosa «Primavera Árabe», que es el nombre con el que se ha identificado a una serie de manifestaciones populares y políticas en Arabia, principalmente desde inicios del 2011, que condujeron a la caída de Ban Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto. Un hecho similar dejaría en 2012 un saldo de 74 muertos en un estadio de fútbol. Tiene más de 100 títulos en toda su historia, es el máximo ganador de su país y de todo África y posee el récord de victorias en la Liga de Campeones africana.
«Hay muy pocos clubes en el mundo que no se pueden permitir perder un partido. El Al Ahly es uno de ellos», aseguró Manuel José, portugués que fuera entrenador del equipo en la década pasada. Cabe destacar que en el año 2000, Al Ahly fue nombrado como el club africano del siglo xx por la Confederación Africana de Fútbol. Claro que por ser un conjunto de un país cuyo deporte no es potencia en el mundo, no es reconocido por sus títulos como debiera. Es heptacampeón en su tierra tal como lo fue Racing Club en Argentina.
Un gran ídolo es el «Zidane de África», así como se lo conoce a Mohamed Aboutrika, quien le dio mucho al club de Egipto. Puede sonar exagerado el compararlo con el astro francés, pero la realidad indica que el mediocampista tiene un juego muy parecido, siempre de fina estampa para tocar el balón, con una visión de juego privilegiada y una técnica individual digna de mencionar. Con el club egipcio ganó siete ligas, dos copas y cuatro Ligas de Campeones continentales, mientras que con la Selección logró las Copas de África 2006 y 2008. Fue el goleador con tres tantos del Mundial de Clubes de Japón 2006. Un player que no llegó a las grandes ligas de Europa por priorizar los estudios y dedicarse a la licenciatura en filosofía, y es muy conocido por su labor humanitaria. Para nada ambicioso, nunca quiso moverse de su país para ganar dinero en Europa, y volvió del retiro en 2012.
Hablando un poco más de la grandeza de este club, no podemos dejar de destacar que, en el certamen global de 2006, venció en cuartos de final al Auckland City por 2-1, cayendo en semifinales 1-2 contra el Internacional brasileño, que se coronó campeón tras vencer al Barcelona en la final. Luego de caer, disputaron el tercer puesto frente al América de México y lograron el triunfo por 2-1.
En otro orden y alejándonos del juego, el Ah Ahly ha tenido un gran impacto en la vida social de su país. En estas últimas décadas el fútbol fue y es víctima de los negocios más turbios de personas que lo único que buscan es llenarse los bolsillos sin importar el cómo. Al ser un deporte que mueve multitudes, los personajes más ambiciosos ven el mundo del balompié solamente como un negocio. Tanta popularidad tapa muchas muertes como ya ha sucedido en todo el mundo. Sobre todo, en épocas de dictaduras. Egipto no está al margen de este suceso sino que todo lo contrario. Ya no solo en las calles se viven hechos de violencia, sino que esto se trasladó a los estadios de fútbol y, partido tras partido, se viven conflictos entre hinchas protestantes y fuerzas de seguridad que responden al gobierno. Siempre la política y el poder en medio de todo.
El filósofo israelí Avishai Margalit sentenció: “La revolución egipcia ha nacido en los campos de fútbol del Al Ahly”.Los hinchas de este equipo se unieron a sus rivales del Zamalek para protestar en contra del gobierno de Mubarek, quien gobernó durante 30 años. Juntos tomaron las oficinas del Servicio de Seguridad del Estado, entre sus acciones más trascendentes, ya que que la agrupación se destaca por rebelarse en contra de los gobiernos en busca de la democracia.Por el otro lado tenemos al equipo Masry cuyos hinchas están a favor del oficialismo.
Tal es así que en enero del 2012 se enfrentaron ambos bandos en Port Said, cobrándose la vida de 74 personas, siendo así uno de los incidentes más graves del fútbol moderno. Testigos de ese encuentro aseguran que los aficionados al Masry cantaban a favor del gobierno de turno mientras que los del Al Ahly seguían con sus cánticos de protestas. El ayudante de campo Oscar Elizondo dio a entender que el escenario de la masacre fue premeditado por los políticos y que los policías liberaron la zona para que esto ocurriese. «Estuvimos tres horas encerrados en el vestuario. Fue una locura lo que se vivió en el terreno de juego. Se hablaba de que 3.000 policías fueron solamente a ver el partido, porque no hicieron absolutamente nada» afirmó.
Muchos espectadores llevaban cuchillos y armas, mientras que testigos en el campo señalaron que las fuerzas policiales abandonaron sus posiciones media hora antes de que acabase el partido. Cuando millones de egipcios tomaron las calles en 2011 bajo la consigna de «pan, libertad y justicia social», la respuesta de Hosni Mubarak, quien fue el presidente del país por 30 años, no fue nada cálida. Los ciudadanos que marcharon a la plaza Tahrir, con la idea de cambiar su manera de vivir, se encontraron con las balas de las fuerzas de seguridad. Los Ultras, banda liderada por hinchas del Al Ahly, lograron derrocar al gobierno dictador.
Hoy en día estas protestas en el fútbol egipcio siguen ocurriendo y los estadios se están convirtiendo en campos de batalla entre la oposición y el gobierno, apoyado por el ejército. Como dijimos, al ser un deporte popular, empresarios, políticos y tantos otros buscan su propio beneficio y los perjudicados son el fútbol y sus hinchas. El Al Ahly, conocido por ser el equipo de la clase media y trabajadora de la ciudad de El Cairo, está puntero en la actual liga 2016/17, 10 puntos por encima del Masry. Sigue siendo el más ganador, el verdadero rey de copas, aunque el fútbol en ese país no es potencia mundial y el club no sea reconocido por dichos títulos y sí recordado por la masacre de Port Said.
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