Copas europeas
Alan Kennedy, el amuleto de las finales
La historia del Liverpool está plagada de éxitos. No por nada es el club inglés más laureado en competiciones europeas. Pero entre sus muchas páginas doradas, hay un nombre que resalta: Alan Kennedy. El bigotudo lateral izquierdo al que no le gustaba “estar en mi campo defendiendo”, según reconoció hace pocas semanas en vísperas de una nueva final de Champions League.
Su reaparición, a pocas horas del choque de gigantes en Kiev, no es ninguna casualidad. Su nombre está íntimamente ligado a las vitrinas de los Reds. Nacido futbolísticamente en Newcastle, se mudó al equipo por entonces dirigido por Bob Paisley en 1978 y no tardó en dar sus primeras vueltas olímpicas en la primera división de Inglaterra. Sin embargo, fue en 1981 que escribió su nombre entre las leyendas de Anfield Road…
Parque de los Príncipes, Francia. Más de 80 minutos habían pasado de la final entre Liverpool y Real Madrid. Los ingleses habían dominado con claridad al Merengue durante todo el partido, pero entre las buenas intervenciones de Agustín Rodríguez y el planteo defensivo de los españoles, no habían podido abrir el marcador. Fueron varios los que se sorprendieron cuando, a falta de 8′ para el final, el número 3 de los rojos avanzó sin pelota a toda velocidad por el carril izquierdo para recibir un pase directamente del lateral.
Tal fue la sorpresa que ningún defensor del Real Madrid logró detener el largo pique de Kennedy hacia la gloria. El zurdo aprovechó la siesta blanca para cruzar su remate al fondo de la red y desatar la locura inglesa ante la incredulidad del arquero Rodríguez. Gol, fiesta y delirio de los fanáticos de Liverpool que coparon el tradicional estadio francés.
El gol de Kennedy le valió a los Reds su tercera orejona y estiró la monarquía británica en Europa por aquellos años (junto a Nottingham Forest y Aston Villa). Además, fue la última vez que el Real Madrid perdió una final de Copa de Campeones o Champions. De ahí en más, seis jugadas, seis ganadas, un dato para tener a mano cuando vuelvan a enfrentarse los dos gigantes en Kiev.
Para Alan Kennedy la gloria no fue efímera ni mucho menos: ya había convertido en el partido definitorio de la Copa de la Liga de 1981 ante West Ham y volvió a hacerlo en 1983 en la definición del mismo trofeo ante Manchester United. En 1984, en una nueva final de la Copa de Campeones, el zurdo se llevó todos los flashes al convertir el último penal ante la Roma, el que le dio otra orejona. Lo que se dice un auténtico experto en finales.
En total fueron 14 títulos para el lateral durante sus ocho años en Anfield, que lo convierten en merecedor de un lugar en la mesa de las grandes glorias del club. Fue integrante de una maravillosa camada de jugadores y partícipe de la famosa “mística europea” que hace décadas rodea al Liverpool, que buscará revalidarla ante el Madrid en tierras ucranianas.
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- AUTOR
- Federico Leiva
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