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Aleksandr Golovin: La esperanza de Rusia
26 de junio de 2008. Rusia, después de eliminar a Holanda (una de las candidatas a ganar la Eurocopa en disputa) cae derrotado ante España por 3-0 en semifinales. Aquel seleccionado español terminaría consagrándose frente a Alemania, iniciando su mejor década de toda la historia. Rusia, dirigido por Guus Hidink y con su estrella naciente Andrei Arshavin y Román Pavlyuchenko terminaría consiguiendo el tercer puesto. El DT holandés supo construir un equipo que tenía grandes promesas a futuro. Sin embargo, aquella primavera en Austria quedaría en el olvido.
Después que Hidink renuncie a la selección tras quedar sin posibilidades de acceder al Mundial en los play-off ante un rival de menor potencial como Eslovenia, Rusia nunca volvería a tener un equipo competitivo. Ausente en 2010, dos años más tarde quedó fuera de la Euro en primera ronda en una sorpresiva derrota contra Grecia en la última fecha. En Brasil no logró ganar un solo partido y en 2016, en una nueva edición del certamen continental donde los mejores terceros clasificaban a octavos, quedó ultimo de su grupo.
Toda una radiografía de un equipo que ni siquiera conservó un estilo de juego (cinco técnicos en 10 años ) ni mantuvo una planificación acorde a los tiempos que corren en el fútbol contemporáneo (decisiones tales como alimentar a su liga de figuras extranjeras para «potenciar» a sus jugadores locales).
Después de una floja Euro dos años atrás, Stanislav Cherchésov tomó el mando de la selección. Su búsqueda era simple y concisa: apostar por jugadores jóvenes y darle experiencia con veteranos. Y, sobretodo, que la mayoría juegue en la liga local. Sin embargo, los rusos seguían disgustados por el equipo, y no era para menos. Rusia no solo no conseguía buenos resultados, si no que además no lograba afianzar un estilo de juego.
Así fue como, tras idas y vueltas, el debut mundialista como local estaba a horas de jugarse. Cherchésov plantó un 4-4-2 a diferencia de lo que se pensaba. Dentro del 11 titular aparecía un nombre que destacaban como el gran jugador en quien fijarse: Alexandr Golovin.
El jugador del CSKA pasó por todas las divisiones juveniles de la selección rusa y, desde el primer momento, destacó por su juego. Se coronó campeón de la Euro Sub-17 en 2013 y subcampeón en el mismo torneo Sub-19. En ambos fue parte fundamental del equipo. Hoy, su talento hizo despejar (al menos por un momento) todas las dudas que tenía el pueblo ruso sobre su selección. Dos asistencias y un gol de tiro libre acabaron con las esperanzas de Arabia Saudita. Al final del partido, José Mourinho, comentarista para la cadena de medios rusa RT, dijo: «Creo que (Alan) Dzagoev estaba jugando bastante bien, pero cuando salió, el hecho de que Golovin podría jugar en una posición más central ayudó al equipo y lo mejoró. Golovin es un creador de juego, alguien que le da dinámica al equipo»
En 2008, una joven promesa como Andrei Arshavin hacía ilusionar al pueblo ruso con su calidad y prometedor futuro. Hoy en Rusia pueden dormir tranquilos, una vez más tienen otro joven líder en cancha: Alexandr Golovin.
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- AUTOR
- Bruno Scavelli
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