Es un hecho que el fútbol es cambiante, y más aún desde que los grandes emporios económicos están detrás de nuestro juego. Hace mucho que el romanticismo dejó paso a un juego mucho más cercano al espectáculo clientelar. Y las selecciones nacionales no escapan a esa directriz. Desde que se jugara el primer partido internacional en aquel lejano 1872 entre Escocia e Inglaterra hasta las más reciente Fecha FIFA, muchas cosas han cambiado; ya no digamos en los aspectos del juego mismo, de la constante demanda y necesidad de volcar el «patriotismo» a una cancha de fútbol y confiarles el país a un puñado de jugadores a los que solemos otorgarles potestades desmedidas, sino de la organización de las competiciones que suelen posicionar a una selección por encima de otras.

La organización del balompié de selecciones busca reinventarse cada tanto, así surgió la Copa América hace muchos ayeres, después los Juegos Olímpicos determinaron quién era el mejor del mundo, hasta que la FIFA (como siempre) decidió organizar la Copa del Mundo y le restó protagonismo, posteriormente la Eurocopa (menos sofisticada que la de ahora) surgió con la intención de encontrar a su campeón. El punto es que, en cierto momento esas competiciones de postín no bastaron y el hincha reclamaba más fútbol de selecciones. Surgió ya en épocas modernas la Copa Confederaciones que se utilizó eficientemente como preparativo para el Mundial, pero parece que va en desuso ¿Cómo podría verse más a las selecciones? juguemos amistosos, pensó alguien. Sin embargo, la dificultad de amalgamar la actividad de las selecciones con las de los clubes (que son los que pagan) llevó a la FIFA a reglamentar la actividad de las selecciones y fijar fechas determinadas para jugar partidos amistosos o de preparación, según sea el caso y obligar a los clubes a ceder a sus seleccionados nacionales. Todo bien hasta acá… o hasta que al hincha le desinteresaron los juegos amistosos. Y es que si no se jugaba por los puntos ¿tenía sentido?

Los clubes se quejan del denominado «Virus FIFA»

No podemos negar que el último gran golpe sobre la mesa del panorama fútbol lo acaba de dar la UEFA al instituir su Liga de Naciones, una excusa genial para seguir viendo fútbol competitivo. Por ahora parece que la están pegando y más aún con el aliciente de otorgar plazas a la Eurocopa a selecciones que de otro modo, lo tendrían poco menos que imposible. A ello sumaron con atino la disputa de otro título y el nunca despreciado drama del descenso en cada grupo. Algunos pensarán y defenderán (no sin razón) que se está promoviendo un fútbol elitista y segregativo pero, ¿Mejoraron selecciones como San Marino, Andorra o Liechtenstein con las constantes goleadas ante potencias en todos estos años? La respuesta es no, y quizás ahora puedan comenzar a optar por sus primeras gestas internacionales.

Con ese panorama queda la impresión que América se está quedando atrás, está visto en los últimos mundiales que los europeos comienzan a abrir la brecha con el resto del mundo. Conmebol, la única confederación que históricamente le ha hecho frente parece un escalón por debajo (el último Campeón del mundo sudamericano fue Brasil en 2002, hace ya 16 años). Ahora mucho más ante la notable dificultad que representa enfrentarse a selecciones europeas en fechas FIFA ¿Qué hacer?

Ya en épocas recientes el guiño mutuo entre Conmebol y Concacaf por la celebración de la Copa América en USA y previamente la inclusión de México y Estados Unidos en la misma competición, así como la de clubes mexicanos y de la MLS en Libertadores y/o Copa Sudamericana han sugerido que ese es el camino a seguir. ¿Es posible unificar a las dos confederaciones? ¿Es viable un torneo de selecciones conjuntas? ¿Qué pasaría con la Copa América y la Copa Oro? Aquí la respuesta.

American Nations League. Una propuesta viable en tiempos convulsos para todo América.

Vamos a tratar de desmenuzar la idea de una liga de naciones parecida a la de Europa, pero acorde a las necesidades particulares de este lado del mundo. Muchas dificultades, empalme de calendario y competiciones hicieron inviable presentar una American Nations League (ANL) en el presente ciclo mundialista, que concluirá en diciembre del 2022 tras el mundial qatarí.

Por lo que optamos por postergar el arranque de la ANL para el ciclo mundialista de United (USA/México/Canadá) 2026. La primera edición se realizaría en 2023 y tendría como principal aliciente la clasificación a las Copas América y Oro respectivamente.

Pensamos en 4 categorías, aclaramos que dichas divisiones se hicieron acorde a la última clasificación de la FIFA. en ella se encuentran rankeados los 10 equipos de Conmebol y los 41 de Concacaf. Las primeras tres divisiones cuentan con 12 equipos y la categoría D, se compone de 15 selecciones.

Para posicionar a los representativos nacionales en sus respectivos grupos, se siguió la misma dinámica (a través del ránking FIFA) y se obtuvieron los siguientes grupos:

Una vez que tenemos a todas las selecciones categorizadas de acuerdo a su nivel futbolístico y posicionadas en los distintos sectores, procederemos a explicar el sistema de Clasificación/Descenso.

Saltemos a la cancha

A lo largo del año, la FIFA tiene estipuladas 6 fechas para jugar amistosos o partidos de eliminatoria. Éstas se disputan en enero, marzo, mayo o junio, septiembre, octubre y noviembre. Y en cada una de ellas cada selección juega hasta dos partidos. Como la ANL se disputaría al año siguiente del mundial, optamos por dejar pasar la fecha de enero y arrancar en marzo. Cada selección (salvo las de los grupos 1, 2 y 3 de la división D) jugaría 4 partidos en su grupo (los grupos 1,2 y 3 de la División D jugarían 6) en las fechas de marzo, mayo y septiembre. Cada ganador de grupo accedería a la ronda semifinal y el último del sector no descendería automáticamente (como sucede en Europa) dado que América no es Europa y que es menos factible generar tanta movilidad entre divisiones, sólo descenderían un par de equipos por División. Éstos se obtendrían de una serie por el no descenso que enfrentaría a un último lugar de grupo contra el último de otro grupo. Esas series (dos por División) se jugarían en octubre y se emparejarían a los equipos mediante sorteo.

Las semifinales y la final se realizarían a partidos de ida y vuelta, jugando primero en la cancha de la selección con menos puntos. Las semifinales serían en octubre y las finales en noviembre.

¿Cómo nos beneficiamos todos de la ANL?

Si se toman medidas organizativas que permitan no amalgamar la Copa América y la Copa Oro, así como las respectivas eliminatorias. Todo puede coexistir: American Nations League en 2023, Copa América en 2024, Copa Oro en 2025 y ante el aumento de participantes para el mundial del 2026. Una eliminatoria más corta para Conmebol en 2025 y para Concacaf en 2024.

Conmebol

Desde que Conmebol quiso ampliar sus horizontes comerciales, México apareció como un escaparate y un aliado comercial más que futbolístico. Cuando la selección azteca irrumpió en Copa América lo hizo con fuerza en 1993, alcanzado la final y logrando buenas actuaciones con otro subcampeonato incluido en 2001. Sin embargo, el hecho de invitar selecciones ajenas a su confederación siempre resultó caótico. A través de la ANL se puede optar a una competición de 16 equipos, lo que arregla el fixture y la hace más inclusiva y atractiva. De lado quedarían los inventos de traer selecciones como la japonesa que nada tiene que ver con la Copa América. Mediante la ANL quedaría estipulado que:

• Todos los participantes de la Liga A clasifican a la Copa América 2024.
• Todos los integrantes de la Conmebol clasifican a la Copa América 2024.
• Y Los ganadores de las Ligas B y C clasifican a la Copa América 2024 (en caso de que sea un integrante de la Conmebol, clasificará el mejor ubicado de la Concacaf en esa liga).

De ese modo llegaríamos a 16 participantes (10 de Conmebol y 6 de Concacaf). Garantizando la presencia de los mejores seleccionados posibles por parte de los equipos de Concacaf y no representativos Sub23 como aconteció en las últimas ediciones.

Concacaf

Sucede algo similar con la Copa Oro, la dificultad por encontrar sinodales competitivos ha llevado a la Concacaf a recurrir a selecciones como la nipona, la colombiana o la brasileña. Sin embargo a la competición se le mira con desdén desde afuera. Históricamente ha sido cosa de dos: México y USA se dividen casi en su totalidad los entorchados, a excepción de uno ganado por Canadá. Invitar entonces no es factible, pero sí lo es premiar a tus selecciones débiles otorgándoles presencia en tu máxima competición. La Copa Oro 2025 se jugaría con 16 participantes y se accedería a ella de la siguiente forma:

• Todos los participantes de la ANL de Concacaf de las ligas A y B clasifican a Copa Oro.
• Y también lo harán los ganadores de las Ligas C y D.

De ese modo llegamos a 16 participantes.

¿Arriesgado? Sí, pero algo tenemos que hacer para acortar las distancias. Tú que opinas ¿Es viable una Liga Americana de Naciones? ¿Podrían dejar de lado sus intereses los directivos y apuntar a un beneficio compartido? Europa marcó el camino, ¿Lo tomaremos? ¿O seguiremos siendo soberbios?