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Mucho se habla del resurgimiento del líder Brasil, de la solemnidad férrea del Uruguay, del milagro agónico de Argentina, del protagonismo que recobra y convalida Colombia y de la oportunidad histórica que posee el Perú. Sin embargo, las Eliminatorias sudamericanas recién concluyentes nos dejan también una perspectiva de las escuadras que no dirán presente en Rusia 2018. Cinco casos, cinco historias, similares en su final, y algo parecidas también en su desarrollo, de un conjunto de combinados nacionales cuyos desaciertos los llevaron a quedar marginados del evento más importante con el que puede deleitarnos el fútbol a nivel mundial: la Copa del Mundo.
Venezuela
Quien es la última selección en la tabla de clasificación es, curiosamente, la que presente más promisorio tiene de cara a los años próximos. El fútbol de la tensionada Venezuela se encuentra reestructurándose bajo la órbita del ex arquero Rafael Dudamel. A comienzos del 2016, dicho sujeto asumió el cargo de un equipo hundido en la tabla rumbo al Mundial y sin expectativas de cara al advenimiento de la Copa América del Centenario.
Fue en dicha cita donde, contra todo pronóstico, Dudamel comenzó a cambiarle el rostro a su torcido seleccionado. Trepó a cuartos de final en dicha competición y cosechó una digna performance en lo que fueron los últimos partidos en Eliminatorias (tomando los últimos cinco, 1-3 con Chile, 0-0 con Colombia, 1-1 con Argentina, 0-0 con Uruguay y 1-0 a Paraguay). Teniendo en cuenta que dicho equipo solo obtuvo 12 unidades, lo hecho por RD es sumamente valorable.
Se complementa este presente con la hazaña del Sub 20 venezolano en la cita mundialista que tuvo lugar en Corea del Sur este año, donde fue subcampeón, habiéndosele escapado el título al perder por la mínima en la final ante Inglaterra.
Tras haber sepultado la primavera que vivió con César Farías media década atrás (quedó a tres puntos del repechaje de cara a Sudáfrica 2010 y llegó a semifinales de la Copa América 2011), Venezuela tiene combustible en su propio fútbol para aspirar a pisar fuerte por vez primera en el fútbol del continente. La Copa América del 2019 será su primera prueba de fuego para corroborar si esto se trata de un proyecto que cobra forma o piezas de un rompecabezas que jamás llegan a reunirse. Dudamel, con contrato hasta el 2022, es un optimista calculador: «Hay que aprender de las experiencias vividas y desde allí, desde una profunda evaluación y autocrítica de todas las partes, entonces vamos a poder estar cada vez más cerca del gran objetivo mundialista”.
Bolivia
Parafraseando a la canción de Los Enanitos Verdes, el lamento boliviano respecto a quedar (nuevamente) fuera de una Copa del Mundo se asemeja a la ausencia de un proyecto o siquiera de algo de regularidad. Del 2014 hasta la fecha, fueron cinco los entrenadores que sentaron su humanidad en el seleccionado del Hernando Siles: Xabier Azkargorta, Néstor Clausen, Julio César Valdivieso, Ángel Hoyos y ¡tres interinatos! de Mauricio Soria, actual DT de los bolivianos.
Más picante arroja a este asunto el desgaste que propició la crisis institucional que padeció la Federación Boliviana de Fútbol a mediados de 2015, hija de la detención de su ex presidente Carlos Chávez, quien en simultáneo ejercía como tesorero de la CONMEBOL.
En el contexto del FIFAgate, Valdivieso fue elegido entrenador en una cuasi acefalía. El desorden administrativo se vio reflejado no solo en las acusaciones sino también en el césped, donde Bolivia cosechó pésimos resultados. La caída en desgracia del ciclo del ex habilidoso ’10’ estuvo condimentada con la desprolijidad de su sustituto, el argentino-español Ángel Hoyos, quien se mantuvo tan solo cuatro meses en el cargo, renunciando a fines del 2016 ante la vacante en la Universidad de Chile.
Bolivia sigue siendo el principal rival de Bolivia en el plan de sentar cabeza, ordenar la casa y encontrar el sendero que lo deposite en un puesto de importancia dentro del continente.
Ecuador
De 18 jornadas que nos obsequió la clasificación rumbo a Rusia, Ecuador estuvo dentro del Mundial –siquiera en repechaje- en trece de ellas. El derrumbe se fue consumando fecha tras fecha. De puntero a marginado, terminó las Eliminatorias con un entrenador interino cuya premisa a la hora de rearmar a su escuadra fue la de darle rodaje a jugadores del ámbito local o de presencia nueva en el combinado. Comenzar a sanar de cara a las nuevas Eliminatorias –en dos años- parece ser el natural objetivo del proyecto ecuatoriano.
Es un misterio aún quien estará a cargo de las tácticas de este seleccionado en tiempo a futuro. Jorge Célico, entrenador en funciones, declaró días atrás: “Quiero dejar jugadores nuevos al próximo entrenador de la Tri”.
El proyecto encabezado por el ex DT Gustavo Quinteros se desarticuló tras la escalada de malos resultados en la clasificación rumbo a Rusia. Los cuartos de final alcanzados en Estados Unidos 2016 y el promisorio debut del seleccionado en el génesis del camino a la ex URSS queda atrás, y en Quito hay aroma a ciclo cumplido y necesidad de reinserción en una nueva perspectiva.
Paraguay
Mientras lees estas líneas, en Asunción se debate el futuro de Francisco Arce al mando del seleccionado. El actual DT asumió en agosto del año pasado con su combinado eliminado en primera ronda de la Copa América y lejos de los puestos de clasificación directa en las Eliminatorias. Su primer gran golpe lo dio escaso tiempo después, cuando venció de visitante a la Argentina por 1-0. Sin embargo, los paraguayos dejaron escapar puntos vitales y eso obstaculizó sus chances reales. Con más victorias sorpresivas que regularidad, llegó a la última jornada con chances efectivas de poner pie en Rusia 2018, tras haber logrado un vital triunfo por 2-1 ante Colombia en Barranquilla. La derrota por la mínima ante Venezuela dejó cabizbajos a los muchachos del Chiqui.
«El año que viene voy a seguir dirigiendo en Paraguay, ya sea en la selección o en otro lado» disparó Arce, arrojando la pelota a sus superiores, que deberán develar su decisión final para poder develar el ¿nuevo? modelo que circulará en el seleccionado paraguayo, ausente por vez consecutiva en una Copa del Mundo.
Chile
Lo peor que le sucedió a Chile tras quedar fuera de Rusia 2018 son los escándalos de carácter ultimátum que tamaño fracaso propició, para deleite de la prensa amarilla. Lo mejor que le pasó a Chile tras quedar fuera de Rusia 2018 son los escándalos de carácter ultimátum que tamaño fracaso propició, para desafío de quien tome las riendas de aquel conjunto, con antecedentes en esto de tocar fondo en cuanto a condiciones futbolísticas (y extrafutbolísticas) para notificar la necesidad de un reordenamiento.
En efecto, corrían mediados del 2007. La Copa América de Venezuela concluía de forma catastrófica para los trasandinos. Caída por 1-6 ante Brasil por los cuartos de final y salida del entrenador Nelson Acosta como primera pieza de dominó que caía ante tamaña pálida. Lo peor estaba por saberse: dos noches antes, en Puerto Ordaz, la concentración chilena fue testigo de un verdadero escándalo por parte de sus integrantes, que incluyó fiesta, descontrol y excesos hasta altas horas de la madrugada, en lo que eran los alrededores de la concreción del empate en cero ante México por la fase de grupos. Poco había que festejar. Chile había clasificado discretamente, como mejor tercero, y su rival a futuro era el Brasil que le había propiciado un contundente 0-3 en primera ronda. Tras la eliminación, la prensa se haría un banquete con los desmanes que había hecho el seleccionado en suelo venezolano, previos a ser humillados por los cariocas. Como si fuera poco, Chile venía de ausentarse en Corea-Japón 2002, así como también el Alemania 2006. El panorama era desolador.
Y sin embargo, aquel desastre –y su posterior resaca mediática e institucional- fue la tocada de fondo que emanó la necesidad de una refundación. No bastaba con rotaciones, sanciones o similares. El sistema estaba podrido y el cambio debía ser de raíz. Tiempo más tarde, un tal Marcelo Bielsa arribaba a Chile para iniciar una revolución sin precedentes en aquellos pagos.
Sería necio percibir el contexto actual como calcado de aquel cuadro. Chile es el bicampeón de América y cumplió actuaciones dignas tanto en Sudáfrica 2010 como en Brasil 2014. De hecho, de las 18 citas de Eliminatorias, los chilenos solo estuvieron fuera de todo en cinco jornadas, hasta que arribó la definitiva, donde la caída ante –curiosamente- Brasil los aplazó al sexto lugar. Sin embargo, con un año por delante para calmar los ánimos y enfriar la cabeza, la improvisación no puede tener lugar en este seleccionado si su deseo es reencauzarse.
Mientras Juan Antonio Pizzi arma su valija para partir a otro sitio, y el cruce de acusaciones aporta absolutamente nada al rearme futbolístico, Chile aspira a reencontrar el camino. Para bien y para mal, un efecto Puerto Ordaz puede ser inminente si uno observa el perfil de entrenador que asoma en el banco de suplentes de La Roja: Manuel Pellegrini, Marcelo Gallardo y, con menos chances, el propio Bielsa, son los candidatos para hacerse cargo de este hermoso problema llamado Selección de Chile.
- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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