Fóbal
Arkan: el tigre asesino
El 21 de marzo de 2012 toda España desayunaba consternada al ver en la televisión la noticia de un brutal asesinato. En el cauce del río Manzanares en Madrid, la policía encontró los restos de un ciudadano serbio que había sido ultimado a martillazos, más tarde había sido desollado y sus asesinos se habrían dado un particular banquete con sus partes.
Tanto la victima como los victimarios formaban parte del clan Zemún; un grupo mafioso que tiene su origen en una de las múltiples ramas delictivas surgidas a partir de la disolución de la antigua guardia voluntaria Serbia, un temido grupo paramilitar que actuó en la guerra de los Balcanes mejor conocido como “Los tigres de Arkan”.
Arkan en realidad se llamaba Zeljko Raznatovic. Nació en 1952 en Brezice, pequeña ciudad eslovena de la antigua Yugoslavia. Hijo de un militar serbio-montenegrino y una madre activista del partido comunista yugoslavo y el hecho demuestra, hasta qué punto pudo llegar el necrológico legado de un tipo, Arkan, que había sido asesinado 12 años antes y que construyó su fama y su poder megáfono en mano desde la tribuna de un estadio de fútbol.
Los Delije
En 1990 el muro de Berlín había caído. La Unión Soviética iniciaba un largo periodo de desmembramiento y en Yugoslavia los espíritus nacionalistas de las 6 repúblicas que la componían empezaban a asomar subrepticiamente y a encender alarmas de conflicto.
El fútbol como en muchos otros casos, era el campo de prueba para todo lo que vendría después.
Bajo esta situación y en ese año Raznatovic, un acérrimo nacionalista y defensor de la supremacía ortodoxa de la mayoría serbia de Yugoslavia en desmedro de las minorías católicas croatas y musulmanas bosnias, tomó el control de los ultras del Estrella roja de Belgrado.
Hasta ese momento en la tribuna sur del pequeño Maracaná de Belgrado, como se lo conoce al Estadio del Estrella Roja, había varios grupos de hinchas pero uno era el que prevalecía sobre el resto: Los Ciganin (gitanos). Evidente y conceptualmente no era un nombre adecuado para Raznatovic y sus ideas etnonacionalistas y no tardó mucho, una vez convertido en líder, en cambiar el nombre por Los Delije (entre varias traducciones posibles, héroes o jóvenes valientes).
La coyuntura política de esos años con las autoridades de Belgrado, serbios y centralistas, intentando contener con las manos la idea de emancipación de las demás repúblicas que llegaban con la fuerza de una catarata, mas la exacerbación de los sentimientos patrióticos, fueron fácil caldo de cultivo para las ideas xenófobas de Raznatovic y muy pronto la tribuna fue mutando. De ser un espacio donde el nacionalismo serbio era una idea tácita y sus peleas se discernían entre asuntos de tinte futbolístico, principalmente con sus odiados rivales del Partizan también de Belgrado; a la acción por considerar a Yugoslavia una república unida e indivisible donde los serbios debían seguir con su predominio ante las demás naciones.
Así, en este contexto social llegó el partido del que muchos cuentan como el génesis de la guerra. El preámbulo de una batalla que pasó de las tribunas a las fronteras y en el que Raznatovic se movería como en su propia selva para dar el salto del tigre.
El 13 de mayo de 1990 tenía lugar el clásico entre el Dínamo de Zagreb (Croacia) que jugaba de local ante el Estrella Roja. El ambiente estaba tenso y la suerte ya estaba echada cuando una semana antes Franjo Tudjman, miembro de la Unión Democrática Croata y partidario de la independencia de esa república, ganó las elecciones regionales; una provocación para el pueblo serbio.
El partido nunca pudo comenzar. Una auténtica guerra antes de la guerra entre los Bad Blue Boys, hinchada del Dínamo, y los Delije al mando de Raznatovic, que habían viajado desde la capital Yugoslava dispuestos a arrasar con todo Zagreb. Corridas en las tribunas, piedrazos, cuchillazos, incendios. Incluso los futbolistas serbios tuvieron que abandonar el estadio en un helicóptero de la tv local; y una patada que quedará para siempre en la memoria del pueblo croata. La que el capitán del Dínamo Zvonimir Boban le propinó a un policía que estaba reprimiendo a uno de los Bad Blue Boys y fue tomada como un acto de heroísmo por sus compatriotas.
La fama de Raznatovic y sus Delije no tardó en llegar a las más altas esferas del gobierno de la todavía Yugoslavia unida. El presidente Slobodan Milosevic, un fanático pro serbio que había tomado polémicas medidas en favor de su etnia desde su asunción le pidió a su jefe de seguridad estatal Jovica Stanisic que lo contactara e invitara a redirigir y organizar la violencia de sus hinchas para causas más importantes que el fútbol.
Primero Raznatovic pasó a ser nombrado jefe de los Red’s star fan club, una especie de comisión del hincha vernácula y sui generis que le permitió obtener legitimidad y poder real con una base sólida en el club. Manejando entradas, cuestiones de seguridad, viajes y traslados de los Delije, además de poseer oficina propia dentro del estadio.
Pero la idea final era en realidad que Raznatovic se encargara de formar, ante la inminencia del conflicto bélico, una unidad paramilitar paralela al ejército que reclutara, adoctrinara y adiestrara a verdaderos asesinos; y para eso que mejor que sus Delije, quienes a esa altura lo veían mucho más que un líder de tribuna.
Finalmente en octubre de 1990, solo unos pocos meses después de los graves incidentes ocurridos en Zagreb en el partido frente al Dínamo, y con el aporte económico de empresarios simpatizantes de la causa, y la logística y armamento del ejército yugoslavo, Zeljko Raznatovic creó la Guardia Voluntaria Serbia, más conocida como los Tigres de Arkan dando paso a una metamorfosis del terror.
No le costó mucho reclutar a su pequeño ejército. En poco tiempo más de tres mil Delije ya formaban parte de sus filas además de viejos criminales conocidos de su antigua vida y de otros grupos. Algunos informes cuentan que llegaron a ser cerca de 10 mil.
No fue casualidad que las autoridades serbias se contactaran con él y es que Arkan (había tomado ese nombre de una vieja identidad falsa cuando escapaba de la justicia alemana) antes de ser un jefe de tribuna ya era un viejo conocido que figuraba en varias carpetas de la BIA (Agencia de inteligencia de Yugoslavia).
El cachorro sale de su madriguera
La vida del joven Raznatovic no fue fácil al principio. Nació en un pequeño pueblo del sur de Eslovenia donde su padre estaba destinado como miembro de la fuerza aérea yugoslava, pero su infancia la pasó mayormente en Zagreb. Víctima de una educación demasiado rígida y del maltrato físico al que era sometido no tardó demasiado en irse del hogar y comenzó a mezclarse con pequeñas bandas de delincuentes juveniles. A los catorce años ya en Belgrado fue arrestado por robo y pasó un año en un correccional de la capital yugoslava.
A los 17 años viajó a París e inició un raid delictivo que lo tuvo varias veces en la cárcel y tantas otras veces escapando de ellas. De Francia fue deportado por varios robos y encerrado en Serbia 3 años. Al salir viajó a Alemania a continuar con su carrera criminal con prontuarios en Berlin y toda escandinavia. Su fama se agrandaba y ocupaba cada vez mas tinta en los reportes policiales de toda Europa y es por eso que en 1973 fue contactado por Stane Dolanc, un viejo amigo de su padre y jefe de la policía secreta yugoslava, para que haga algunos trabajos sucios en favor del estado amenazando, persiguiendo y hasta eliminando opositores al régimen, exiliados y empresarios no afines.
Pero nunca abandonó sus actividades delictivas paralelas y en diciembre nuevamente cayó preso por el millonario robo a un banco en Bélgica. Por ese acto lo condenaron a 10 años de prisión, pero poco duró su estadía tras las rejas. Huyó al cumplir la mitad de la condena.
Al poco tiempo de salir conoce la cárcel de Ámsterdam después de varios robos y escapa. De la de Frankfurt también escapa y nuevamente en la ciudad Suiza de Basel. La Interpol lo tenía cercado y por eso decidió volver a su tierra. Se sospecha y abundan las razones que en todas sus aparatosas fugas, cerca de diez, algo tuvo que ver Dolanc.
En 1981 ya caminaba tranquilo por Belgrado y sacando provecho de la vista gorda de la policía yugoslava, se sintió muy cómodo para desarrollar sus actividades en su país. Se convirtió en jefe de seguridad de la disco Amadeus y así fue aumentando su agenda de contactos y ampliando su zona de confort. Muy bien se manejó en el sub mundo de la noche belgradense y al cabo de poco tiempo ya era el líder de los porteros de los clubes nocturnos de la capital Yugoslava.
Así, un poco de casualidad según contó Arkan en un reportaje, fue como llegó a la tribuna del Estrella Roja, entre contrabandos, negocios oscuros y asuntos con drogas de repente se encontró gritando en la curva sur del hoy estadio Rajko Mitic.
Un asesino despiadado
Una vez comenzada la guerra de los Balcanes y con la Guardia Voluntaria Serbia formada y en crecimiento, Arkan y sus tigres comienzan a ganar fama en base a las atrocidades cometidas a cada paso. Ejecuciones a civiles, violaciones a mujeres y niñas, saqueos y torturas formaron parte de sus prácticas indolentes.
Los Tigres fueron desplegados principalmente para apoyar al Ejercito Popular Yugoslavo, pero su imagen como asesinos disciplinados y brutales despertaba terror a cada paso. Se dice que en cada pueblo croata, cada aldea musulmana de Bosnia con solo nombrarlos la estampida de los pobladores intentando huir era casi automática.
Cuanto más avanzaba la guerra la limpieza étnica llevada adelante por Arkan y su batallón infame crecía como también se agigantaban las denuncias por crímenes de guerra hacia él y su grupo.
Su última aventura fue en 1995 en el poblado de Sanski Most. Allí y luego de secuestrar a civiles Bosnios y llevarlos a torturar a un hotel cercano, los ejecutaron en la aldea de Trnovo. Solo uno sobrevivió. Este hecho llevó a Arkan a ser acusado por el tribunal de la Haya por crímenes graves de lesa humanidad y que la Guardia Voluntaria Serbia se disolviera en abril de 1996.
Siempre se vuelve al primer amor
El Fk Obilic es un club del barrio Belgradense de Cubura fundado en 1924. Siempre militó en categorías regionales del fútbol Yugoslavo. Luego de la guerra, con el país desmembrado y la liga diezmada de clubes el Obilic se vio beneficiado por el ascenso repentino a la segunda división del país. Así es que a mediados de 1996 Arkan se hace cargo del club. Para ese entonces Raznatovic atendía desde todos los lados del mostrador. Era parte de la farándula pues se había casado con Ceca, la cantante folk-pop más popular de Serbia del momento en una ceremonia transmitida a nivel nacional y a la vez era uno de los hombres más buscados por Interpol. Era capo de la mafia y desde el fin de la guerra se había dedicado al mercado negro y contrabando de petróleo y a la vez policía; y porque era un jefe paramilitar admirado por los suyos y ahora mandamás de un club de fútbol.
Para ese entonces los grupos mafiosos locales estaban tan arraigados en el conglomerado social que el fútbol pasó a ser un negocio muy tentador. Durante la etapa comunista los clubes no podían ser propiedad de nadie y los presidentes de los mismos tenían que tener la venia del estado, pero ahora con el estigma del socialismo desvanecido todo había cambiado.
A eso se sumaba algo imposible de soslayar. Unos meses antes, el tribunal de justicia de la Unión Europea había dado sentencia sobre el caso Bosman y la desaparición de los cupos de extranjeros entre jugadores miembros de la unión produjo un efecto dominó en el fútbol mundial y supuso una oportunidad para hacer grandes negocios con los grandes del continente, en esos años principalmente clubes italianos y españoles.
No tardó mucho el Obilic en alcanzar una relevancia parecida a la de su presidente. En el mismo año que Arkan tomó al club ganó el ascenso a la liga superior, y a partir de ahí a los primeros planos de Europa, claro no sin polémica.
Obilic ganó la liga al siguiente año marcando un hito. Fue el único equipo que pudo romper la hegemonía ejercida por el Partizan y el Estrella Roja en 27 años. Todo un logro si no fuera porque años después se supo que los rivales eventuales recibían amenazas antes de los partidos que tenían que disputar contra el equipo del inefable Arkan.
Pero no todo terminaba ahí. Se dice que jugadores fueron encerrados en baúles de autos y obligados a firmar por el club. Se habla de amaño de partidos, en especial uno con el Partizan cuando el Obilic peleaba la liga y ambos se tendrían que enfrentar en la final de la Copa. Las víctimas no eran solos jugadores propios y extraños. Árbitros que acusaron a Arkan de entrar a vestuarios y apuntarles con una pistola, periodistas y todos los que intenten intencionadamente o no, atentar contra la irreversible gloria del Obilic. Incluso Arkan llegaba a sentarse en el banco de los suplentes de su equipo en una actitud intimidante, cerciorándose que todo salga bajo sus planes.
El buen andar del club lo hizo obviamente jugar las copas Europeas pero a la UEFA no le parecía buena la idea que el equipo y el viejo criminal de guerra, anduviesen de gira por la Europa pacífica y desarrollada por lo que intimó a Arkan a renunciar bajo amenaza de descalificación.
Su decisión fue rápida y astuta. Su mujer, Ceca Raznatovic, fue nombrada presidente del club y así el Obilic pudo competir en Europa quedando eliminado en la copa de campeones a manos del Bayern Múnich primero, y de la vieja copa UEFA por el Atlético de Madrid después.
Al año siguiente el Obilic terminó segundo el campeonato pero no se le permitió competir en las Copas. Arkan ya estaba cercado por la justicia internacional y con su asesinato en enero de 2000 el club descendió hasta la séptima categoría del fútbol serbio para hundirse lentamente en el olvido.
Hoy en las paredes del estadio del Obilic, un club que no puede levantarse después de su fiesta que parecía interminable, hay una serie de murales recordando añejas hazañas. El principal es un retrato de Arkan y el resto, la historia de su legado en el club. Una estela que no solo queda flotando por el barrio de Cubura o por la curva sur del estadio del Estrella Roja, sino que va mas allá de las fronteras serbias.
Los hinchas más violentos de varios países de Europa, sobre todo los ultranacionalistas, neonazis de extrema derecha de los países del este, ven en Arkan a un referente. Estas hinchadas crecen en número y sus posturas se endurecen. Las agencias de seguridad europeas gastan millones de euros para conocerlos y controlarlos.
En los últimos años los focos de conflicto fueron aumentando. Los rusos en la última Eurocopa. Los polacos del Legia de Varsovia en España, Los serbios en todos lados. Cabezas rapadas, camperas aviadoras, bates de béisbol en mano y el paso pesado de las botas resuenan fuerte otra vez en el viejo continente bajo la influencia de Arkan, el antiguo líder que llevó su guerra de la tribuna al campo de batalla y cambió un megáfono por un fusíl.
- AUTOR
- Horacio Ojeda
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Pacífico, Adriático, Sena... | TresCuatroTres
02. mar, 2021[…] a Zagreb comandados por Zeljko Raznatovic. Quizás su nombre no diga nada. Quizás su apodo, Arkan, encienda una luz en el recuerdo, sí, justo en esa parte del infausto recuerdo, claro. Fue un día […]