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Arsene Wenger, según sus jugadores: Primer tomo
A fines del pasado mes de mayo, el Arsenal, que venía de otra temporada insulsa, derrotaba al campeón de la Premier League, el Chelsea de Antonio Conte, convirtiendo a su emblemático entrenador, Arsene Wenger, en el DT más ganador de esta competición en toda su historia. Vaya honor para el adusto franchute. Gracias al mencionado título, nuestro homenajeado adquiría nueva inmunidad ante las habituales interpelaciones de fin de temporada por parte de la prensa y de una fracción de la hinchada. Además, dicho triunfo catalizó la extensión del contrato de Wenger por dos temporadas más, reciclando la polémica: ¿Tiene sentido sostener a Arsene en el cargo? No sabemos. Tampoco nos corresponde a nosotros responder a esa pregunta.
Lo cierto es que las temporadas de los Gunners se están volviendo monótonas. Se pone hasta denso, por momentos (cualquier similitud con The Walking Dead es pura coincidencia). El Arsenal inicia el ciclo anual con buenos jugadores en sus filas, un plantel numeroso, con cierto equilibrio. Se mueve con su habitual cadencia en el mercado de pases, luchando por evitar que los poderosos se lleven a la figura de turno, y tratando de dar con ese jugador que permita marcar diferencias. Está claro que queda siempre a merced de los clubes más poderosos, como el Chelsea, el City y el United (al menos desde lo relativo a cuestiones presupuestarias). Hasta el Tottenham le disputa jugadores en el mercado.
Cuando el shopping cierra, queda la sensación de que se compró bien, pero que no va a ser suficiente. Obviamente, se celebra cual incorporación de refuerzo estrella la eventual retención de la figura de turno (si es que esto se logra). La cuestión es que el equipo arranca bien, muchas veces con el leve impulso que puede otorgar la obtención de una Charity Shield. Pero se empieza a desinflar a mitad de camino. En algunas ocasiones, hasta peligrando el pase a la fase eliminatorias de Champions League. Suele progresar, también, en la FA Cup, en detrimento de la Copa de Liga, torneo al que Wenger otorga prioridad mínima y suele usar para experimentar. Promediando la segunda mitad de la temporada, se suele avistar el mismo paisaje: el Arsenal ya está afuera de Champions, afuera de la Copa de Liga, sin posibilidades de luchar por el título de liga, peleando por entrar a la Champions, pero accediendo a las instancias decisivas de la FA Cup, que viene siendo el salvoconducto de Wenger en estas últimas temporadas.
Dato no menor, como para enmarcar esta pintura que se (des)dibuja sobre el lienzo una y otra vez: Wenger es el manager del Arsenal desde hace más de 20 años. Pero, ¿qué era de la vida de los Gunners antes de la llegada de Arsene? Bien…
Para 1986, el Arsenal concretaba la llegada del escocés George Graham como entrenador, quien había tenido un muy buen ciclo como jugador en el club desde 1966 a 1972 (justamente, la última etapa proficua del conjunto londinense). Graham, quien venía de dirigir al Millwall, al cual salvó de descender a la tercera categoría y se fue dejándolo en puestos de ascenso a la Primera División, llegó de manera fortuita, si se quiere. Los Gunners venían de cuatro temporadas quedando por debajo del top 5 y el último lauro había sido el de la FA Cup de 1979. Los directivos, en primer lugar, le ofrecieron el cargo a Terry Venables, quien rechazó la oferta (Venables se encontraba dirigiendo al Barcelona). El segundo apuntado fue un tal Alex Ferguson, quien venía de gestar una notable campaña con el Aberdeen. El escocés no rechazó el ofrecimiento, pero pidió tiempo, debido a que tuvo que hacerse cargo del seleccionado nacional por el fallecimiento de Jock Stein, justo cuando Escocia estaba a punto de disputar el Mundial de México ’86. Ferguson, razonablemente, solicitó que esperen a la finalización de dicho torneo. Se ve que los londinenses estaban impacientes y, finalmente, llegaron a un acuerdo con Graham, a quien le ofrecen el puesto de seleccionador de Escocia después del mundial, debido a que Ferguson tenía decidido continuar su carrera en el Manchester United. El flamante entrenador del Arsenal respetó su compromiso con el club y se quedó. Y mal no le fue.
En su primera temporada a cargo, el equipo terminó en el cuarto puesto por la Football League, ganando la Copa de Liga en aquel año 1987. En la 1988/89, la tercera temporada del escocés al mando del Arsenal, se obtuvo el campeonato de la Primera División, título al cual no se accedía desde el año 1971, justamente con Graham como jugador. Los Gunners repitieron título liguero en la temporada 1990/91, que sería el último con el escocés a cargo. De todas formas, ese no iba a ser la última medalla: en la 1992/93, el Arsenal se convirtió en el primer equipo en alcanzar el doblete copero, esto es: campeón de la Copa de Liga y campeón de la FA Cup. En la siguiente, la 1993/94, ganaron la Copa de Ganadores de Copas de la UEFA (actualmente, la UEFA Europa League). Hasta aquí, impecable: el Arsenal Football Club estaba nuevamente en los primeros planos.
A principios de 1995, sale a la luz una denuncia que comprometía seriamente al DT del Arsenal. Graham terminaría siendo despedido de su cargo debido a que fue descubierto aceptando dádivas (más de 400.000 libras, para ser un poco más precisos) por parte de Rune Hauge, representante de los futbolistas noruegos John Jensen y Pal Lydersen, quienes iban a convertirse en refuerzos del Arsenal. Los directivos rápidamente eligieron sucesor: Bruce Rioch, quien venía haciendo un buen trabajo en el Bolton Wanderers. En su campaña debut, el equipo quedó en la quinta colocación y logró clasificar a la Copa UEFA. A poco de comenzada la temporada 1996/97, los Gunners se vuelven a quedar sin técnico: Rioch presenta su renuncia, luego de algunas desavenencias con la dirigencia por cuestiones relativas a la política de transferencias.
Y hablando de política de transferencias, el Arsenal anuncia como sucesor a un tal Arsene Wenger. Los diarios titularon “¿Arsene Who?”. El francés, que estaba dirigiendo al Nagoya Grampus de Japón (donde se considera que hizo un buen trabajo), presentaba un CV algo escueto: casi tres años en el Nancy y siete temporadas en el Monaco. Escueto, pero más que respetable: pese a haber descendido con el Nancy, en Monaco obtuvo una liga y una Copa de Liga, además de acceder a una semifinal de Champions, algo histórico para el club en aquel momento. Lo cierto, también, es que Wenger tenía una fluida relación con un par de directivos del Arsenal, que sabían de su metodología de trabajo, y que lo fueron convenciendo para que abandone su -si se quiere- misión formativa en Japón y regrese a las grandes ligas.
Así las cosas, al momento de tomar Wenger las riendas del Arsenal, el club ostentaba diez títulos de liga, seis FA Cup, dos Copas de Liga, ocho Community Shield, una Copa de Ferias y una Copa de Ganadores de Copa (ambos formatos absorbidos por la Copa UEFA). Al día de hoy, los Gunners exhiben un palmarés de trece títulos de liga, trece FA Cup, dos copas de liga (único título a nivel local que Wenger no logró ganar), catorce Community Shield, una Copa de Ferias y una Copa de Ganadores de Copa de la UEFA (encuentre las diferencias). Sigue siendo una dolorosa espina para Arsene la sequía a nivel internacional, sin dudas. Pero bien podríamos agregar y poner en negrita en ese CV los subcampeonatos por Copa UEFA (derrota por penales ante el Galatasaray en el 2000) y por Champions League (caída ante el Barcelona en 2006). Nada mal, eh…
Para hilar más fino, si se nos permite la expresión, iremos un poco más allá del palmarés e intentaremos sacar algunas conclusiones de este ciclo mediante un somero análisis de los 209 jugadores a los que Wenger utilizó durante todos estos años, es decir, aquellos que han tenido, al menos, un minuto en cancha con el francés coordinando detrás de la línea de cal. Podríamos ir uno por uno, pero, para hacer más digestible la nota, los dividiremos en cuatro grupos: los que ya estaban cuando arribó (tema del día de hoy), las incorporaciones que él realizó, los promovidos de las inferiores y los juveniles sustraídos de otros clubes e incorporados a la Academia.
El sentido común (y el epígrafe de esta nota) nos obligan a empezar por el principio, valga la redundancia, si es que la hay. Arrancaremos con aquellos jugadores con los que Arsene Wenger, un perfecto desconocido en el ámbito del fútbol inglés, se encontró en su primera práctica.
Hay que decir que el francés se encontró con un primer plantel sumamente experimentado, con algunos históricos, pesos pesados (o como ustedes prefieran llamarlos) y con algunos jugadores de cierto renombre. No fue fácil para Wenger ganarse la confianza de sus soldados, sobre todo la de los veteranos de guerra. Entrenamientos laxos, distendidos, creativos, contrapuestos con una rígida disciplina fuera de la cancha (estrictos regímenes alimenticios, controles en la bebida). Una línea de trabajo prácticamente opuesta a la que llevaban a cabo con Graham. Pero Arsene iba a dejar en claro que él no se iba a tener que adaptar todos: todos iban a tener que adaptarse a él. Al principio hubo algún que otro desencuentro con los referentes, a los cuales fue convenciendo poco a poco. El principal exponente de este grupo es Tony Adams. Tony Adams era el capitán del Arsenal… desde los 21 años (había debutado en 1983, a los 17 años de edad). Cuando llegó Wenger, Adams se encontraba batallando contra el alcoholismo. El propio Adams reconoce la importancia del francés en su recuperación. Tony, marcador central inamovible, fue el capitán hasta el 2002, año en el que se retiró.
El resto de la defensa, incluyendo al arquero, eran verdaderos históricos del club:
David Seaman: comprado por Graham al Q.P.R., en 1990, fue el arquero titular hasta el 2003, año en el que ganó la FA Cup en su primer y último año como capitán. Luego, firmó con el Manchester City y, habiendo visto poca acción, al año se retiró.
Lee Dixon y Steve Bould: ambos llegaron desde el Stoke City, en 1988, de la mano de Graham. El primero fue el lateral titular hasta el 2002, cuando se retiró con 38 años. El segundo fue primer recambio para Wenger en la zaga, siendo vendido al Sunderland en 1999.
Nigel Winterburn: llegó en 1987 desde el Wimbledon para jugar de lateral derecho y terminó consolidándose en el carril opuesto. Titular para Wenger en el inicio, fue perdiendo el puesto y en el 2000 fue negociado al West Ham.
Martin Keown: fue promovido en 1984 por Graham, vendido al Aston Villa en 1986 y recomprado por el mismísimo Graham en 1993. Fue el primer compañero de Adams para Wenger. Fue cediendo su lugar a otros jugadores y en 2004 se fue al Leicester City.
Otro histórico era Paul Merson, enganche surgido en el club, que debutó en 1986, bajo el ala de Graham, quien lo hizo titular, convirtiéndose en uno de los jugadores más queridos del club, tanto por su talento como por su carisma. Al igual que con Adams, la llegada de Wenger coincidió con su rehabilitación por problemas con el alcohol, la cocaína y el juego. El francés lo tenía en cuenta, pero él prefirió marcharse al Middlesbrough, que lo compró en 4.500.000 de libras en 1997.
Habíamos hablado también de figuras. Jugadores que no tenían tanta antigüedad, pero por los cuales el Arsenal había hecho una fuerte inversión en su momento. Uno de ellos era David Platt, histórico jugador del seleccionado inglés, que había retornado al fútbol inglés en 1995 desde la Sampdoria; con Wenger fue titular al inicio, pero fue resignando protagonismo ante la llegada de los hombres de confianza del francés; abandonó el club en 1998. A Ian Wright, en cambio, no le fue tan mal: había llegado en 1991 desde el Crystal Palace, por una cifra récord por aquel entonces: 2.500.000 de libras; Wenger lo mantuvo como titular, a pesar de sus 33 años, y el legendario atacante respondió y aportó para el título liguero de 1997; las lesiones fueron marginándolo poco a poco y, finalmente, en 1998, se fue al West Ham. La otra gran figura había sido el primer fichaje de Rioch, el predecesor de Wenger, quien lo rescató del Inter; hablamos nada menos que de Dennis Bergkamp, uno de los jugadores más importantes en la historia del club; fue pieza fundamental para Wenger; tal es así, que estuvo en el club hasta su retiro, en 2006.
También estaban Ray Parlour y John Hartson. El primero, volante surgido del club, recién con el arribo de Wenger se vuelve un hombre importante para el equipo; estuvo hasta el 2004, año en el que se fue como agente libre al Middlesbrough. El caso del delantero galés fue distinto: el Arsenal se lo compró al Luton Town en 1995, siendo una de las últimas contrataciones de Graham en el Arsenal; la llegada de Bergkamp atentó contra sus posibilidades en el primer equipo y Wenger decidió venderlo al West Ham, que lo adquiere en 1997 por 3.000.000 de libras.
Nota relacionada: Jugadores noventosos: Ian Wright..
El resto de los jugadores, de menor perfil, generalmente relevos, se fueron yendo de a poco. Haremos un breve repaso de cada uno de ellos:
Steve Morrow: defensor norirlandés surgido en el club (había debutado en 1992). Arsene lo prestó al QPR ni bien llegó y terminó fichando allí.
Andy Linighan: defensor que llegó en 1990 desde el Norwich. El regreso de Keown lo relegó y, al poco tiempo de la llegada de Wenger, fue vendido al Crystal Palace.
Paul Shaw: producto de las inferiores, debutó en 1994 y, luego de una serie de préstamos, Wenger prescinde de él y es vendido al Millwall en 1997.
Gavin McGowan: hombre de las inferiores, jugó muy poco. En 1997 firmó con el Luton Town, luego de un préstamo en dicho club.
Scott Marshall: lateral escocés, producto de las inferiores del club. Cuando llegó Wenger, venía de ser elegido por los hinchas como el mejor jugador joven del club. El francés no le dio muchas chances y, en 1998, quedó libre.
Stephen Hughes: volante de las inferiores que había debutado en la temporada 1994/95. Fue el que más duró en la institución, siendo vendido al Everton en el año 2000, por 3.000.000 de libras.
Matthew Rose: defensor escocés surgido en el club, fue vendido en 1997 al QPR.
Lee Harper: arquero llegado al club en 1994, proveniente del fútbol amateur para ser el tercer arquero. Debutó con Wenger en 1997 (su único partido en el club), siendo vendido ese mismo año al QPR.
Ian Selley: volante de las inferiores, que debutó en 1992 y las lesiones fueron complicando su progreso. Jugó unos minutos bajo el mando de Wenger, quien lo vende al Fulham en 1997. Actualmente, es el jefe de entrenadores en el centro de entrenamiento que el Arsenal posee en Dubai.
Hasta aquí llegamos con los primeros alumnos del profesor Wenger. Más allá de dar un giro de 180 grados en la metodología de trabajo a la que los jugadores estaban acostumbrados, el francés respetó el lugar que tenía cada referente, dosificando el uso de aquellos que tenían un papel más de reparto. Además, convirtió en hombres aún más importantes a quienes eran acreedores de un rol más protagónico en el equipo. Sí es cierto que, prácticamente, no tuvo piedad con los jugadores jóvenes y con aquellos jugadores que oficiaban de extras, si se nos permite continuar con las analogías relativas a los diferentes estratos en la escala actoral. La cuestión es que el Arsenal finalizó tercero en la primera campaña con Arsene como director de orquesta, recayendo en el tercer escalafón del podio solo por el hecho de tener una peor diferencia de gol que la del Newcastle. Nada mal para un foráneo en un club grande. Para la próxima veremos a qué jugadores trajo para moldear sus planteles, como para tratar de seguir entendiendo la cosmovisión futbolera del Señor Wenger.
- AUTOR
- Fernando Marino
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