Calcio
Ascenso y caída de los Burros Voladores
Para quienes comenzaron a seguir el fútbol italiano a comienzos de este siglo, Chievo Verona era un habitué de la Serie A. Los que nunca habían imaginado ese escenario eran los hinchas de su rival, Hellas Verona, quienes sostenían que Chievo ascendería a Primera cuando los burros volaran. Este club, que llevaba el nombre del pequeño barrio veronés donde fue fundado, debutó en la máxima división en 2001 y en las últimas semanas fue noticia por su disolución tras no conseguir un comprador.
Octavo en la temporada pasada de la Serie B, Chievo fue excluido para la 2021/2022. La crisis económica que arrastraba la institución desde sus últimos años en la A se vio agravada por la falta de ingresos durante la pandemia y fue declarado insolvente por el Colegio de Garantías del Deporte del Comité Olímpico Italiano. Cosenza Calcio, descendido en la campaña anterior, presentó los papeles para ocupar esa plaza vacante. Por lo contario, el 27 de agosto Chievo cumplió el plazo que le había otorgado la Federación Italiana para que un nuevo inversor lo refundara en Serie D. Sergio Pellissier, el máximo ídolo, se reunió con potenciales compradores que no estaban dispuestos a hacerse cargo de semejante deuda. Cuando la bancarrota se confirmó, Pellissier declaró: “Es uno de los días más tristes de mi vida. Lo intenté con todas mis fuerzas y tenía muchas esperanzas de empezar de nuevo y continuar con esta fantástica historia, hubiera sido maravilloso. Desafortunadamente, no pude hacerlo y este club que tanto amo llegó a su fin.”.
«Este club que tanto amo llegó a su fin»
Recorriendo su historia, uno puede ver que esta no es la primera vez que quiebra. En 1936, cuando aún vestía de azul y blanco y disputaba campeonatos amateurs, Chievo desapareció por un largo período de tiempo. Doce años más tarde y ya terminada la Segunda Guerra Mundial, unos hinchas recuperaron la tradición deportiva del club, adoptaron el azul y el amarillo -los de la ciudad- como sus nuevos colores oficiales y lo renombraron como Associazione Calcio Chievo.
Todo cambió en 1964, con la llegada de Luigi Campedelli a la presidencia. Reconocido empresario del Véneto y dueño de la empresa de alimentos Paluani, en su mandato logró que los Gialloblu ascendieran de los campeonatos regionales a los nacionales. En 1975 conquistó el Grupo A de la Promozione Veneto y subió a la Serie D por primera vez. Denominado Associazione Calcio Paluani Chievo, en 1986 llegó el ascenso a la Serie C2 y la posterior mudanza de estadio. El Carlantonio Bottagisio que usaba desde 1957 se había quedado chico para el fútbol profesional y comenzó a compartir con Verona -campeón de la Serie A en la 1984/1985- el Marcantonio Bentegodi, principal recinto municipal. Ya sin el Paluani en el nombre, el humilde equipo veronés continuaba de parabienes y en 1989 llegó a la Serie C1. Tras una gran campaña en su debut en la tercera categoría, Campedelli volvió a modificar la denominación: Associazione Calcio Chievo Verona, que conservó hasta este triste final. Su argumento fue que venían teniendo tanto éxito que agregarle el nombre de la ciudad a la institución serviría para expandir la cantidad de hinchas más allá del barrio.
Luigi Campedelli falleció de un infarto en 1992 y su hijo Luca heredó tanto la presidencia de Chievo como la de Paluani. A sus 23 años pasó a ser el dueño de un club profesional más joven de Italia y su primera decisión fue contratar a Giovanni Sartori, como director deportivo, y a Alberto Malesani, como director técnico. Sartori permaneció en el cargo hasta 2014, cuando fue contratado por Atalanta (aún trabaja allí, en el mejor momento de la historia del club). Bajo el mando de Malesani, los Gialloblu salieron campeones de punta a punta en la 1993/1994 y ascendieron a Serie B por primera vez.
Después de una maravillosa década del 80’, el equipo más popular de la ciudad la pasaba mal. Verona Football Club hacía campañas intrascendentes en la mitad de tabla de la B y cambió su nombre por el de Hellas Verona Football Club en homenaje al profesor de lengua griega y arte Decio Corubolo, fundamental en su fundación. En la temporada 1994/1995 se jugó el primer Derby della Scala oficial y terminó 1-1, mientras que en la segunda rueda Chievo triunfó por 3-1. Acostumbrados a jugar el Derby del Veneto ante su principal archirrival Vicenza, cuando Hellas regresó a Serie A en 1999 de la mano de Cesare Prandelli surgió el mito de los burros voladores.
Hasta el 2000, Chievo realizó aceptables campañas en Serie B, siempre evitando el descenso cómodamente con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. Con el nuevo milenio llegó Luigi Delneri a la dirección técnica y en 2001 ocurrió algo que parecía improbable. ¿Volaron los burros? No, eso nunca sucedió ni sucederá. Pero Chievo quedó tercero con 70 puntos (tres menos que el campeón Torino) y ascendió a la Serie A por primera vez en su historia. La dinámica positiva continuó y los Gialloblu fueron punteros de la Serie A 2001/2002 entre la octava y la decimosegunda fecha, además de un breve liderato en la decimoquinta. De sus primeros nueve partidos, Chievo ganó siete. En la segunda rueda solo triunfó en tres ocasiones, pero nunca bajó de la sexta colocación: terminó quinto y clasificó a la Copa UEFA. Además, Hellas Verona descendió y Chievo agregó el dibujo de un burro volando en la parte inferior de su camiseta. En esta soñada campaña, todos en Europa hablaban del ejemplo de gestión de club llevada a cabo por el joven mandatario y por el plantel menos cotizado del campeonato. Sus figuras eran el posterior campeón del mundo Simone Perrotta, Bernardo Corradi, Eugenio Corini, Lorenzo D’Anna y el capitán Maurizio D’Angelo, quien estaba en el club desde 1988.
La 2002/2003 vio a Chievo debutar en competencias internacionales: en la primera ronda de la UEFA igualó 0-0 ante Estrella Roja en Belgrado y perdió 2-0 en el Bentegodi. En el torneo local, otra gran campaña: séptimo puesto. Estabilizados en Primera, Delneri se fue tras finalizar novenos en la 2003/2004. Mario Beretta fue su reemplazante y, tras una buena primera rueda, el equipo fue cayendo en la tabla de posiciones. Faltando tres fechas Chievo estaba en puestos de descenso, Beretta fue despedido y el recientemente retirado D’Angelo asumió de forma interina. Con él, los Gialloblu se mantuvieron en Serie A tras ganar dos y empatar uno.
Giuseppe Pillon, quien venía de ascender a Treviso, agarró el cargo de entrenador a mitad de 2005. Los veroneses realizaron una gran campaña, finalizando séptimos con 54 unidades y con Pellissier irrumpiendo como el goleador del equipo junto a Amauri. Cuando estalló el Calciopoli, el campeón Juventus descendió y a Milan, Lazio y Fiorentina les descontaron 30 puntos. Todos fueron sancionados de copas europeas, aunque Milan apeló y terminó saliendo campeón de la Champions en 2007. Con esta resolución, uno de los grandes favorecidos fue Chievo. ¡Los burros voladores clasificaron a la Champions League!
En la tercera ronda clasificatoria viajaron a Bulgaria para visitar a Levski Sofía. Con una derrota 2-0 de visitante y un 2-2 en Verona, los Gialloblu cayeron al play-off de la UEFA. Allí perdieron ante Sporting Braga por 2-0 en Portugal y, pese a la victoria (única a nivel internacional) 2-1 en Verona, el 28 de septiembre culminó la participación europea de Chievo. A nivel local, tuvieron un arranque muy flojo: cuatro empates y ocho derrotas en las primeras doce fechas. Tras la sexta jornada, Pillon dejó el puesto y regresó Delneri. Un empate en Bologna ante Catania, que tenía su estadio suspendido por incidentes ante Palermo, le bastaría para salvarse del descenso en la última fecha sin depender de nadie. Sin embargo, los sicilianos ganaron 2-0 y Chievo tuvo que esperar otros resultados. El milagroso Reggina de los once puntos descontados, Siena y Parma triunfaron en sus respectivos cotejos y los de Delneri bajaron de categoría por primera vez desde su llegada al profesionalismo. La que había comenzado como la temporada más importante de Chievo terminó con el equipo acompañando a Ascoli y Messina en la B.
Como era de esperarse, jugadores como Franco Semioli, Lorenzo D’Anna, Matteo Brighi y Paolo Sammarco se fueron y el flamante entrenador Giuseppe Iachini nombró capitán a Pellissier. El goleador terminó de ganarse la idolatría en la 2007/2008, ya que los hinchas valoraron que se haya quedado en Serie B a pesar de las ofertas recibidas. Chievo Verona ascendió rápidamente y en la última fecha se consagró campeón con 85 puntos, su primer título en catorce años. Además de Pellissier, Simone Bentivoglio, Andrea Mantovani, Vincenzo Italiano, Luciano, Victor Obinna y Michele Marcolini fueron clave para este logro. A diferencia de lo ocurrido en 2001, el regreso a Serie A fue complicado e Iachini fue destituido en noviembre, con seis puntos de treinta posibles. Con la llegada de Domenico Di Carlo, Chievo se salvó con 38 unidades en el decimosexto puesto.
En las siguientes campañas, los Burros Voladores siempre lograban la permanencia con anticipación, aunque un décimo lugar en 2012 y un noveno en 2016 fueron las únicas veces en las que finalizaron en la parte de arriba de la tabla de posiciones. En 2014 se fue el director deportivo Sartori y marcó un antes y un después en la gestión de Luca Campedelli. Los referentes Pellissier, Stefano Sorrentino, Bostjan Cesar, Dario Dainelli, Luca Rigoni, Cyril Théréau, Nicolas Frey y Alessandro Gamberini iban cumpliendo años y Chievo alineaba el once de mayor promedio de edad temporada tras temporada. Aparte, las deudas iban en crecimiento y se hacía complicado incorporar jugadores que renovaran el plantel.
En 2018, Crotone descendió y sus dirigentes solicitaron a la Liga que se revisaran las cuentas de Chievo. De todos modos, tras un mes de investigación se decidió sancionar a los veroneses con una multa de 200 mil euros y un descuento de tres puntos de cara a la siguiente campaña. Una penalización que terminó siendo leve para una institución en crisis y que generó una nueva rivalidad entre ambos equipos. Igualmente, en el barrio de Chievo no había muchas esperanzas en lo que podían hacer en la cancha.
La 2018/2019 fue la peor temporada de los Gialloblu en Serie A, con dos victorias en treinta y ocho fechas. Últimos con 17 puntos y a 21 de la salvación, Chievo le puso fin a once años consecutivos en Primera y dieciocho de los primeros diecinueve del Siglo XXI codeándose con los mejores equipos de la península. Para sumarle más tristeza a ese curso, Pellissier colgó las botas tras 517 partidos -récord de presencias- y 139 goles (segundo detrás de los 159 de Bruno Vantini entre 1952 y 1971) y un histórico como D’Anna -ya entrenador- renunció después de la fecha 8.
Tras haber quedado eliminado en los play-offs de la Serie B en las últimas dos campañas y ahogado por las deudas y el incumplimiento tributario, Chievo Verona desapareció. De nada sirvió la apelación de Luca Campedelli, cuya gestión llevó a este humilde club de barrio tanto a lo más alto como a lo más bajo que sus hinchas jamás imaginaron. Otra cosa que le jugó en contra en este momento fue que, al ya tener al Hellas en Serie A y a la Virtus en Serie C, el Ayuntamiento de Verona no tuvo mucho interés en ayudar económicamente al club. Esto es en contraposición con tantos otros equipos italianos que al entrar en bancarrota son refundados y logran inscribirse en Serie D. Además de conseguir nuevos accionistas, muchos de ellos suelen ser el único equipo de fútbol de su respectiva ciudad y reciben cierto apoyo económico municipal.
Ahora la única esperanza de formar un club satélite que acepte la tradición deportiva de Chievo pasa por el amor que le tiene Sergio Pellissier al club. Él ya confirmó que lo seguirá intentando, aunque sabe que si consigue algún inversor no podrá inscribirlo en la cuarta división nacional, sino que debería hacerlo en la tercera categoría del Torneo Regional de Véneto.
- AUTOR
- Guido Antonelli
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