Historias
Auf Wiedersehen, Marko
El delantero austríaco Marko Arnautovic partió de Londres a Shanghái para jugar en la Superliga China. Si bien es un futbolista que aún podía dar más en el fútbol inglés, esta decisión no sorprende.
Después de dos temporadas en West Ham United, Arnautovic fue transferido a Shanghai SIPG. Un comunicado que difundió el lunes el club londinense lo confirmó y, aunque no reveló la cifra -se estima que por £22,4 millones-, se fue por mucho menos de lo que la cláusula indicaba. El punta era muy importante en el equipo dirigido por Manuel Pellegrini, pero esta venta es más que nada para compensar a un jugador que estaba decidido a irse desde hace casi un año.
En el verano europeo de 2018, había estado en el radar de Manchester United, pero los Diablos Rojos no ofertaron y el austríaco se quedó. Arnautovic siempre manifestó que quería jugar en un club que peleara campeonatos y jugara la Champions League. En enero de este año, otro club chino, Guangzhou Evergrande, le ofreció 37 millones de euros a West Ham con un contrato de 16 millones anuales a la cuenta del vienés. Al ser rechazada, los chinos realizaron una segunda propuesta de 51 millones, que tampoco prosperó.
Como consecuencia, los del este de Londres aumentaron el contrato del jugador y elevaron su cláusula de rescisión a £40 millones. Además, desde las redes sociales del club subieron un video en el que Marko afirmaba estar feliz con su continuidad, a pesar de que su expresión facial parecía más la de un secuestrado pidiendo que pagaran por su rescate.
A message from Marko Arnautovic to the fans: pic.twitter.com/QgLFhMuynm
— West Ham United (@WestHamUtd) January 26, 2019
Después de un comienzo negativo en la temporada 2017/2018, que incluyó una expulsión contra Southampton en la segunda fecha de la Premier League, su relación con los hinchas mejoró tanto que, al finalizar su primer campeonato, fue premiado como el “Hammer Of The Year” (galardón que recibe el mejor jugador de la temporada de West Ham). A los Hammers llegó para jugar de extremo izquierdo, pero con el correr de los partidos se afianzó como el centodelantero titular y así alcanzó su promedio de gol más alto -22 en 65 partidos- entre los cinco clubes donde jugó.
Quienes seguro no lo quieren son los hinchas de Stoke City, donde jugó entre 2013 y 2017. En sus primeros dos años, su rendimiento tuvo demasiados altibajos, pero una notable 2015/2016 lo metió en el corazón de los Potters. En 2017 manifestó que quería pelear campeonatos y jugar la Champions League (sí, lo mismo que cuando estaba en West Ham) y solicitó una “transfer-request” (permiso que tiene un futbolista en Gran Bretaña para ordenarle a su club que lo ponga en venta). Lo que enfureció a los de Stoke-on-Trent no fue que se haya querido ir, sino que fuera traspasado a un club con aspiraciones similares a ellos. Para colmo, en diciembre visitó el Britannia Stadium de Stoke y anotó el segundo del triunfo de West Ham por 3-0. Fue insultado todo el partido por el público de un equipo que terminaría la temporada descendiendo, gritó el gol y discutió con muchos de sus excompañeros.
En su mejor momento en Stoke City había sido comparado con Zlatan Ibrahimovic. Su altura, algo del estilo de juego y su origen de ex países yugoslavos (Zlatan es hijo de un bosnio y una croata, mientras que el papá de Marko es serbio -su mamá es de Austria como él-), sumados a los tatuajes y el carácter permitían esto. Arnautovic dijo sobre Ibra: “Siempre ha sido importante para mí y he tratado imitarlo, pero no hay comparación posible. Él ha logrado más cosas que yo y es capaz de hacer cosas que yo ni puedo imaginar.”
Arnautovic nació en Floridsdorf, un distrito de Viena, y toda su vida jugó al fútbol. En las infantiles de Floridsdorfer, un club local, le vieron condiciones y le recomendaron probarse en Austria Viena. Allí estuvo hasta los 14 años y pasó a Rapid Viena, el archirrival, pero por problemas de conducta lo echaron y regresó a Floridsdorfer. En 2006 lo fichó Twente de Holanda a la edad de 17, y gracias a sus goles en la Reserva pasó al primer equipo al año siguiente.
Con 20 años, los holandeses lo cedieron a Inter. En Milán se hizo amigo de Mario Balotelli -tan díscolo como él- y puede presumir de haber formado parte del plantel campeón de la Champions League 2009/2010. En el máximo certamen europeo de clubes no jugó ni un minuto, pero sí ingresó en tres partidos de la Serie A que los Nerazzurri conquistaron. Esa temporada, Twente ganó la Eredivisie por única vez en su historia, pero poco le debe importar al austríaco que, lógicamente tuvo menos actividad que la que hubiera tenido en Enschede, pero fue parte del Inter de José Mourinho que conquistó el triplete. El DT portugués lo definió como “una gran persona con la actitud de un niño”.
Werder Bremen lo compró a mediados de 2010. Era una gran oportunidad para tener continuidad y, además, su equipo jugaría la Champions. Todavía no había debutado cuando el histórico Torsten Frings lo calificó como “un adolescente arrogante”. En la UCL quedó último en su grupo, detrás de Tottenham y -casualmente- Inter y Twente. El austríaco dejó buenas impresiones en su primer año y medio, pero un accidente jugando con su perro en el patio de su casa derivó en un esguince de rodilla que lo marginó por casi todo el primer semestre de 2012.
Durante la temporada 2012/2013 se consolidó entre los jugadores más importantes de la Bundesliga, anotando cinco goles en 26 partidos. Jugando bien abierto por izquierda, fue -junto a Kevin de Bruyne- de lo mejor que tuvo Werder Bremen en una temporada para el olvido. La segunda rueda del campeonato fue muy mala colectivamente y su rendimiento individual involucionó. El equipo no ganó en las últimas 13 fechas y se salvó del descenso por apenas cuatro puntos, mientras que el vienés se agarró a trompadas en un entrenamiento con Sokratis Papastathopoulos -a su favor, no cualquiera se animaría a eso-, intentó pegarle un pelotazo al árbitro que lo amonestó contra Hamburgo y fue separado del plantel junto al neerlandés Eljero Elia tras haber sido detenidos por conducir a alta velocidad. Después de ese problemático primer semestre de 2013, pasó a Stoke City.
En la selección tiene todo el potencial para ser el líder futbolístico, aunque la principal figura es David Alaba. No suele perderse ninguna convocatoria, ya lleva anotados 24 goles en 81 partidos y su mejor momento coincidió con el pico de rendimiento de los austríacos en el Siglo XXI: las Eliminatorias para la Eurocopa 2016, en la que Austria ganó nueve y empató uno de los diez partidos que jugó. En Francia se vieron sorprendidos por Hungría en el debut y fueron una de las grandes decepciones de la copa.
“No soy un ángel, pero admito que con el nacimiento de mi primera hija maduré”, contó en una entrevista en Stoke-on-Trent. En Shanghai SIPG compartirá plantel con los brasileños Oscar y Hulk. Se suma al último campeón de la Superliga China y jugará la Champions. La asiática, sí, pero la Champions al fin. ¿O acaso él mencionó algún continente cuando dijo que quería irse (primero de Stoke City, después de West Ham) a un club que jugara Champions? Por su notable calidad, se va de Inglaterra con la sensación de que podía haber sido más importante de lo que fue. En el mercado asiático se llenará los bolsillos aún más de lo que hacía en las Islas Británicas, pero perderá mucho en cuanto a la competitividad. Habrá que ver cuánto tarda en regresar a Europa -imaginando que no jugará en China hasta su retiro-, pero una pregunta que uno se hará cada vez que piense en él será: “¿Qué hubiera sido de este crack sin su locura ni sus contradicciones?”.
- AUTOR
- Guido Antonelli
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