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Ayer fue Blackburn, hoy es Leicester
Segundo día de mayo de 2016. Un día de aquellos que se recordarán por todos los tiempos. Esos días en que la historia vuelve a escribir una línea en el libro inmenso e interminable que se titula “Fútbol”, y que, gracias a Dios (sí es que lo hay), recopila momentos que permanecerán en el recuerdo de aquellos lectores, que incansablemente son parte de esa historia.
Un equipo humilde, formado por profesionales más que por estrellas, se consagró campeón de la Premier League. El equipo es nada menos que el Leicester de Claudio Ranieri y sus héroes. Pero, en realidad, no son los Foxes los únicos que tendrán su página en el libro de grandes momentos del fútbol. Antes, en la temporada 1994-1995, un equipo que tampoco acostumbraba a pelear los primeros puestos de la tabla, se haría con el certamen más importante de Inglaterra, y asentaría su sello en ese magnífico ejemplar: el Blackburn.
Sin embargo, el contexto en el que los Rovers consiguieron la hazaña es bien diferente al de Leicester. Definitivamente, ambos procesos han sido majestuosos y -por suerte- para los amantes de la redonda es una maravillosa reliquia la que brindaron Keeny Dalglish y compañía, en aquel tedioso torneo que finalizó en 1995, con el Blackburn siendo el tercer campeón de la recién nacida Premier League. Lo cierto es que tres años atrás, un empresario de la industria metalúrgica llamado Jack Walker comenzó a invertir varios millones de libras para sumar jugadores de gran jerarquía al grupo, como los casos de Alan Shearer, Graeme Le Saux y Kevin Gallacher, con el objetivo de depositar al equipo de sus amores en la primera plana. En la temporada siguiente alcanzó el cuarto lugar, toda una anticipación de lo que se vendría a la brevedad. Doce meses más tarde, la supremacía se hizo a la luz y así fue como los de Dalglish alcanzaron un segundo puesto muy digno, viéndose superados por la mole que dirigía Sir Alex Ferguson, los Diablos Rojos, entre 1993 y 1994.
Esa gran campaña, junto con la llegada del atacante Chris Sutton al plantel para compartir delantera con Shearer (goleador con 34 goles), se tradujo en mayor confianza y esperanza para la temporada siguiente. Blackburn estaba dispuesto a pelearle a la bestia de Manchester. Sabía que disponía de un plantel competitivo, que conocía sus limitaciones y arriesgaba todo a las virtudes de sus dos delanteros. A partir de la fecha 16, hasta la 42, se mantuvo siempre en el primer lugar de la tabla, acechado sólo por el United.
La última jornada es digna de recordar: los Rovers llegaban punteros con 89 puntos, y cayeron ante el Liverpool por 2-1. Los de Ferguson, que jugaban en Uptown Park frente a West Ham, debían ganar para arrebatarle la gloria a su rival directo. Sin embargo, el destino –y la férrea defensa de los Hammers- impidieron que ese día el United lograra anotar un gol, y el partido terminó 0-0, provocando así la consagración de los Rovers por tercera vez en su historia, y cortando una racha sin títulos de 81 años.
Ante esta histórica consagración como la que está viviendo el Leicester, era inevitable la citación de la proeza que concibió esta institución situada hace ¡141! años en Lancashire, una pequeña ciudad de poco más de 100 mil habitantes. Ayer fue Blackburn, hoy es Leicester. El libro ya cuenta con una página completa, varios capítulos atrás, con la hazaña de los Rovers. Hoy, le toca a los Foxes tener su sello en ese preciado ejemplar.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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