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Camerún: El doble filo de la improvisación
El seleccionado de fútbol de Camerún arriba a la Copa Confederaciones como un campeón agónico, más ayudado por el azar de las circunstancias de un cotejo que por un plan sólido a nivel equipo. El manejo desprolijo por parte de los popes a nivel administrativo, la irregularidad en cuanto a sus entrenadores –en los últimos diez años, tuvo once técnicos diferentes- y las de momento bizarras actitudes de sus representantes llevan a este combinado africano a chocarse con el desafío de –primero- poner sus asuntos en orden para intentar hacer un papel digno en Rusia.
De aquel mítico equipo que llegó a cuartos de final en Italia 1990 solo quedan VHS’s y fotos borroneadas. Desde aquel entonces, los cameruneses jamás superaron fase de grupos de un Mundial, e incluso ni siquiera llegaron a clasificar en la edición del 2006. Brasil 2014 los encontró en una frágil situación grupal, cuando los medios hicieron eco de los conflictos dentro y fuera de la cancha que existían entre miembros del plantel, siendo la gota que rebalsó el vaso el agarrón ¡en pleno partido! que protagonizaron Benoit Assou-Ekotto y Benjamin Moukandjo, durante el cotejo que implicó la eliminación de la Copa del Mundo para el país de la estrella central amarilla: derrota 0-4 ante Croacia, por el segundo match. El debut había implicado la caída por 0-1 ante México, y la clausura fue un contundente 1-4 propiciado por el local, Brasil.
Camerún fue uno de los peores equipos de aquella cita mundialista, y los conflictos que se vieron durante su breve estadía en suelo carioca solo fueron la continuación de un malestar que se había gestado desde la huelga de jugadores del propio equipo nacional a causa de un atraso en el pago de un bono por parte de la Federación de Fútbol hacia los futbolistas. La revuelta había sido encabezada por el reconocido Samuel Eto’o, e implicó que el equipo llegara una semana más tarde de lo pactado a Brasil. Se llegó incluso a mencionar la posibilidad de que dicha selección no participe de la Copa del Mundo.
El desorden, la guerra de egos y el alejamiento de todo simbolismo que apunte a un proyecto eran responsabilidad de cada integrante de Camerún en aquella ocasión, con la intermitente figura del coach Volker Finge desdibujándose en el banco de los suplentes. Pisando los setenta y con toda su trayectoria como técnico desarrollada en su Alemania natal, excepto por un fugaz paso por la liga japonesa, este sujeto había arribado al banco de los suplentes apenas un año antes del Mundial, y responde a la consigna ingenua que oficia de premisa en los dirigentes cameruneses de manotear un entrenador del Viejo Continente –sin importar si conoce o no las condiciones de la escuadra- cuando las papas arden.
Del 2005 a la fecha, alternaron con algunos DT’s locales el portugués Artur Jorge, el holandés Ariel Haan, el alemán Otto Pfister, el francés Paul Le Guen, el español Javier Clemente, franco también era Denis Lavagne, el germano Finke y el actual míster, el belga Hugo Broos. Solo Finke superó los dos años al mando. De los nombres anteriormente mencionados, varían la edad, la experiencia y los estilos. La exigencia es intentar ganar, acariciar la dignidad y poder hacer pie en la piscina de problemas que es el seleccionado camerunés. Pocos lo lograron.
En 2015, como si se buscara seguir sumando curvas sin sentido al mamarracho de gestión en Camerún, la federación salió a buscar entrenador por Twitter, presentando una lista de requisitos a cumplir en caso de buscar ser quien dirija los destinos de la selección. Improvisación y ausencia de bases de trabajo claras son factores que se repiten en el itinerario. Los ejemplos anteriormente citados grafican la crisis permanente que somete a este cuadro.
La clasificación a la Copa Confederaciones por parte del conjunto camerunés se da tras la obtención de la Copa Africana de Naciones celebrada este mismo año. El equipo no llegó a lucirse en ella, pero le bastó con marcar un tanto más que su rival y hacerse con el trofeo en el último minuto de la final: 89’ marcaba el reloj en suelo gabonés cuando el atacante Vincent Aboubakar marcó el 2-1 definitivo frente al Egipto de Héctor Cúper. Anteriormente, Camerún fue segunda de su grupo al acumular un 1-1 frente a Burkina Faso, un 2-1 a favor frente a Guinea-Bissau y un restante 0-0 correspondiente al cotejo frente al equipo local, Gabón. 5-4 venció en penales a Senegal en cuartos y dos tantos en los últimos quince minutos de partido le bastaron para despachar a Ghana en semifinales.
La prensa se encargó de destacar la actuación de su portero, Fabrice Ondoa, hoy habitué en el ascenso español, el defensa Michael Ngadeu-Ngadjui, quien dice presente en el Slavia Praga checo, y el romperredes Christian Bassogog, miembro del Henan Jianye de China. Procedencias algo alejadas de los primeros planos para un equipo que ha sido devaluado y desplazado del estante de promesas tras hacer agua cuando le tocaba demostrar su talento.
Hugo Broos tiene 65 años y sacó campeón a Camerún este año tras quince años sin títulos. Tras haber dirigido en su Bélgica natal desde fines de los ’80, en Grecia, Turquía, Emiratos Árabes y Argelia, aceptó en 2016 el desafío de comandar a Los Leones Indomables. En la década del ’90, Broos supo ganar torneos a diestra y siniestra con el Brujas. Década y media más tarde, demostró que su toque aún sigue intacto, casi tan inmutable como las crisis intermites en el banco camerunés. En abril se anunció que el DT podría llegar a abandonar el cargo en el medio de una serie de rumores que lo vinculaban con la Selección de Ghana. Tuvo que salir el propio Broos a alejar dichas suposiciones, aunque no esquivó en sus reflexiones lo difícil de encabezar el equipo que hoy se encuentra en vísperas de iniciar su travesía en la Confederaciones, una fugaz pausa ante otra realidad desalentadora para los cameruneses: marchan segundos en el Grupo B de las Eliminatorias para Rusia 2018, a cuatro puntos de Nigeria. Son cuatro los cotejos que tienen por delante en dicho sistema para clasificarse a la Copa del Mundo.
Camerún dependerá de imponerse de igual a igual frente a Australia, confiar en alguna fuga en el equipo alternativo de Alemania e implorar dar con el talón de Aquiles de Chile para balbucear al menos un colchón de puntos respetable que le permita verse en la fase siguiente. De conseguirse esto, será una sorpresa, hecho digno de etiquetarse en un suceso contra todos los pronósticos.
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- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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