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Colombia sueña con la zurda de JuanFer
El rendimiento de Juan Fernando Quintero en la victoria de Colombia por 3-0 ayer ante Polonia fue uno de los mejores en lo que va de la Copa del Mundo. Este atrevimiento es entendible por algunas razones y conclusiones que se pueden sacar habiendo terminado la segunda jornada del Mundial: en la gran mayoría de los partidos, el mediocampo es un espectador de lujo más y prima la vertiginosidad y el juego directo por sobre la pausa y la búsqueda de ruptura de líneas. En el encuentro de ayer en Kazán, Quintero demostró que aún no todo está perdido. Ubicado en el centro de la mitad de la cancha, siempre cerca (pero por detrás) de su socio James Rodríguez, JuanFer buscó una y otra vez con pases precisos al ras del suelo, al mejor estilo riquelmeano, intentando asistir a Juan Cuadrado y Johan Mojica, que subían por los costados, o la descarga a Falcao por el centro, lo que es su pase predilecto.
Hay una realidad, y es que como él ya casi no existen. Tomarse un segundo para levantar la cabeza, ejecutar un pase hacia adelante y correr en búsqueda de la progresión se torna una tarea complicada por la intensidad con la que marcan los rivales. Sin embargo, ayer Quintero evitó siquiera que los polacos alcanzaran a descifrar esos pases-asistencia, y llevó a Colombia a quedar en superioridad numérica en zona de 3/4 en varias oportunidades. Sólo restaba la fineza en los metros finales.
La sociedad Quintero-Rodríguez se gestó en el primer gol del partido (ah, antes de continuar, José Pekerman demostró que pueden jugar juntos dos jugadores que comparten similares características). El córner ejecutado esta vez por James fue corto hacia Cuadrado, que descargó nuevamente con el hombre de Bayern Munich. Éste vio a JuanFer sólo en la puerta del área y decidió otorgarle la responsabilidad del centro, aunque la decisión de Quintero fue aún mejor, puesto que volvió a dársela a James con un pase exquisito para que el ’10’, con un centro excepcional, asista al defensor Yerry Mina. Mediante un cabezazo certero, el central abrió el partido para «Los Cafeteros».
Ya en el segundo tiempo y con una Colombia más relajada, Quintero encontró más espacios ante el adelantamiento de las líneas polacas que, sin ideas claras, iban en busca del empate que lo mantenga en el Mundial. Sin embargo, el propio Quintero fue quien, a los 25 minutos, sentenció el encuentro con una asistencia precisa a Falcao, que por primera vez quedaba mano a mano con Szczesny y con una definición express de tres dedos ponía el 2-0. Ese pase del jugador de River fue su última obra del día, la pincelada final. Pekerman había visto en él todo lo que pretendía y más y, pensando en lo que se viene, decidió sacarlo de la cancha luego de ese gol, preservando a la figura. De todos modos, adentro aún se encontraba su socio, quien se tomó el atrevimiento de imitar al ’20’ y, con un pase de izquierda a derecha descomunal, dejó a Cuadrado frente al arquero para poner el 3-0 final.
Todo Colombia sabe que tiene en los pies de Quintero un arma para soñar. En estos tiempos en que los jugadores parecen caballos corriendo carreras en el hipódromo, JuanFer saca a relucir todo su potencial con esa zurda tocada por la varita mágica. Ahora bien, queda un partido y Colombia se juega la clasificación a octavos ante Senegal. Bien sabe JFQ que puede ser la última función, por eso deberá repetir lo de ayer y esperar que, como sucede pocas veces, prime la justicia en el fútbol.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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