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¿Cómo funcionan los contratos de patrocinio deportivo?
A medida que el futbol comenzó a transitar el camino del profesionalismo y el ingreso de capital privado a una actividad antaño amateur, comenzaron a aparecer pequeñas unidades de negocio para clubes y jugadores. En primer término, el esponsoreo en las camisetas supuso un cisma entre quienes pregonaban que jamás deberían venderse “los colores” del club y aquellos que veían allí una cuantiosa fuente de ingresos. En el mismo sentido, los jugadores comenzaron a vislumbrar que sus pies no solo eran útiles para patear una pelota dentro del campo de juego, sino además podían traer consigo un ingreso extra y un posicionamiento que impulsara su carrera profesional. Este artículo tiene como objetivo entonces explicar brevemente cómo se compone un acuerdo de patrocinio y cuáles son las obligaciones principales de los jugadores y de sus marcas.
Las partes
Los contratos de patrocinio tienen como principal objetivo que el jugador utilice los botines (o botas en otros lugares hispanoparlantes) de una marca deportiva determinada. La marca puede o no ser la misma que el jugador vista en el club y/o en la selección en la cual se desempeñe. En este orden de ideas, los contratos laborales de los jugadores con sus respectivos clubes prevén esta posibilidad, quedando a su total arbitrio la elección de los botines. Si bien los clubes no pueden interferir en la marca que de botines que el jugador utilice, existen en algunos casos [1] donde el club estipula que determinados colores pueden no ser autorizados, a los efectos de proteger su identidad de marca. Entonces, queda a disposición total del jugador la elección del uso del calzado y de la marca que lo patrocinara.
Obligaciones
No descubriremos nada novedoso al señalar que la principal obligación en un contrato de patrocinio es la utilización de los botines de la marca deportiva por parte del jugador. Es en la transmisión televisiva de los partidos donde las marcas deportivas (y por ende, el público) pueden ver a sus jugadores utilizar sus botines, haciendo que miles de fanáticos se identifiquen con los mismos, buscando “copiar” a sus ídolos. Sin embargo, dentro acuerdos de esta índole pueden existir otro tipo de obligaciones accesorias y no por ello menos importantes que la utilización de los botines en cada entrenamiento y partido que acontezca.
Por lo general, las marcas realizan continuamente acciones de marketing, activaciones, eventos donde dan a conocer los “beneficios” de sus productos, y quienes sino los jugadores que los usan partido a partido pueden dar mayor ejemplo de ello. Entonces, estos contratos pueden incluir no solo la asistencia a dichos eventos, sino también participación en comerciales, sesiones de fotos, cesión de su imagen para la aparición en vía publica.
En el mismo sentido, los acuerdos pueden incluir no solo la obligación de utilizar los botines sino también la de vestir la marca deportiva en conjuntos de tiempo libre, chombas, remeras, equipos de gimnasia, gorras y accesorios variopintos. Lo trascendente es que este tipo de obligaciones puede limitar que el jugador desarrolle otro tipo de acuerdos con patrocinadores particulares, como podría ser una marca de zapatos o de ropa “formal” (camisas, trajes, relojes, etc.). El Real Madrid, con contrato con Versace para la utilización de trajes formales, vio como su principal jugador, Cristiano Ronaldo, vestía una gorra deportiva de la marca Nike (su patrocinador individual) en una final de Copa del Rey, ante la mirada de millones de espectadores por televisión[2]
Rendimiento deportivo
Resulta claro que las marcas siempre han estado interesadas en aquellos deportistas que no solo tienen un rendimiento deportivo sobresaliente sino que además resultan adorados por fanáticos dispuestos a todo por imitarlos. Resulta relevante entonces que otro de los ingredientes en los contratos de patrocinio sea el de rendimientos deportivos. No parece descabellado que las marcas abonen premios a sus patrocinados por logros deportivos tales como partidos jugadores, goles, trofeos levantados, clasificaciones a competencias internacionales, etc. Asimismo, jugadores en clubes con mayores aficionados percibirán mejores ingresos que aquellos que disputan sus encuentros en equipos o ligas de menor cuantía. Además, el hecho de ser convocado a la selección nacional muchas veces funciona como disparador de los ingresos.
Clásulas de conducta
Muchos acuerdos de esponsoreo establecen las llamadas cláusulas de conducta, que regulan aspectos de la vida “privada” de los jugadores. Básicamente, estos artículos intentan controlar la imagen que los jugadores de fútbol tienen en el ámbito público, en su calidad de personas reconocidas por una masa crítica de aficionados e hinchas. Regulaciones tales como no ir a discotecas en forma previa a los partidos, comportamiento en redes sociales y trato a los aficionados son habituales en este tipo de contratos. Justamente, las marcas intentan proyectar su imagen a través de los jugadores, que resultan sus embajadores partidos a partido, y cualquier desmán, por menor que parezca, puede alterar una estrategia comercial trabajada durante mucho tiempo.
El valor de estas cláusulas ha estado en discusión durante mucho tiempo por entrometerse muchas veces en el aspecto privado y en la vida personal de los jugadores. Pero aun así, el hecho de ser personajes públicos, como se ha dicho, y que de esa exposición han hecho un gran negocio, impone adoptar ciertas normas que regulen la imagen que proyectan como modelos deportivos.
Potenciales conflictos
Como se dijo anteriormente, el jugador puede ser parte de la “familia” de determinada marca deportiva que coincida (o no) con la marca que patrocina a su club y/o a su selección nacional. Casos donde esto ocurre son harto conocidos, como puede ser el de Lionel Messi, como cara de Adidas, que comparte marca junto a la Selección Argentina, pero es vestido semana a semana en el Barcelona por su principal rival, Nike. Idéntica situación acontece con Cristiano Ronaldo, quien festeja goles con sus botines Nike y con la camiseta Adidas del Real Madrid, coincidiendo con la marca estadounidense en la Selección de Portugal.
Por el contrario, los casos de Neymar y Bale pueden presumir de éxito para Nike y Adidas respectivamente, ya que en el caso del brasilero, viste sus botines en el Barcelona y en su selección con la marca de la pipa, mientras que Gareth Bale patea sus Adidas en el Real Madrid y en Gales. Esta última situación puede potenciar la imagen individual del jugador y generar mayores ingresos, en una relación “gana-gana” tanto para el propio deportista como para la marca que lo patrocina, ya que dispone de mayor exposición para realizar distintas activaciones.
En este escenario, los clubes no pueden prohibir al jugador utilizar sus botines ni ser parte de campañas publicitarias de las marcas que patrocinan su selección nacional. Caso extraño fue el de Matija Nastasic, jugador del Schalke 04, quien tuvo que demostrar médicamente que no podía llevar las botas de Adidas, proveedor del cuadro del Ruhr, y de este modo llevar las botas de su propio patrocinador[3].
Otro potencial conflicto puede suceder previo a la renovación del acuerdo de patrocinio, cuando los jugadores, muchas veces para forzar un aumento en los emolumentos, deciden comenzar a utilizar botines totalmente negros. Sergio Ramos ha sido uno de los últimos exponentes, que tras el vencimiento de su acuerdo con Nike, utilizó botines negros para coquetear con Adidas, provocando que la primera finalmente accediera a sus pretensiones económicas y mantener así entre sus filas nada más ni nada menos que al capitán de España y del Real Madrid, ambos equipos de la firma de las tres tiras[4].
Conclusiones
En definitiva, jugadores, clubes y patrocinadores forman parte de la industria deportiva y su desarrollo ha llevado a la imposición de ciertas reglas para mantener el orden en el mercado, cada vez más competitivo y voraz. No resultaría extraño entonces encontrarnos con nuevas formas de esponsoreo individual, atento que la necesidad de generar mayores ingresos implicará necesariamente descubrir nuevas posibilidades. Desde ya, deberemos estar preparados para afrontar este reto, teniendo en miras la protección de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones de cada una de las partes.
- AUTOR
- Juan Esteban Diez
One Comment
Pepe Giménez
21. dic, 2021Excelente contenido para entender mejor cómo funciona el patrocinio deportivo dentro del mundo del fútbol. La verdad es que este deporte es uno de los deportes estrellas en cuanto a patrocinio deportivo. Siempre veo que al comienzo de una competición como puede ser la Liga, hablan de los patrocinadores de esa temporada, con su correspondiente logo en la equipación del equipo. Por no hablar de las múltiples marcas que pagan por estar en las vallas y otros elementos del partido. Gracias por el post, ha sido muy interesante de leer.