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Creación y evolución de un amor esférico
Muchas veces habrán escuchado la pregunta: ¿Qué sería del hombre sin la mujer? Mayormente, es una frase hecha y dicha por el feminismo. En este caso, sin saber si alguien la espetó en algún momento, queremos dejar otra. ¿Que sería del hombre sin un balón de fútbol? Se dice habitualmente que los bebés oyen desde que están en el útero materno. ¿Quién no le dijo a su hijo el nombre del cual uno es hincha? ¿Quién no le cantó la canción favorita que se entona en una cancha de fútbol? Además, cuando uno nace se le enseña a pronunciar las palabras papá y mamá, y lo siguiente que se le enseña es a caminar, comer y luego patear una pelota. No nos queremos desviar del tema principal de esta nota, que habla sobre la creación y evolución del balón, pero no podemos dejar de mostrar los sentimientos que llevamos dentro de nuestros corazones hacia este instrumento de juego.
A lo largo de toda la historia, el balón fue cambiando su estructura. En la antigua China, hace aproximadamente 3000 años, los soldados practicaban con una pelota de cuero crudo relleno de piel animal, la cual tenían que patear entre dos arcos de 10 metros de alto. El tiento es el primer tipo de balón creado, se lo llamó así por tener un cordón que se utilizaba para cerrar las costuras de cuero. El problema con este diseño era grave, ya que perdía el equilibrio y se deformaba, lo que lógicamente hacía imposible dominarlo en los pies, y además picaba mal. Si tenemos que señalar mas defectos de esta pelota, podemos decir que con la humedad y el sol los cordones se endurecían y quedaban filosos provocando cortes en toda persona que se disponía a patear o cabecear. Ni hablar cuando se jugaba bajo la lluvia. Era imposible ya que se llenaba de agua y pesaba mucho.
Durante los años siguientes, estos balones fueron cambiando pero su estética siempre se conservó en sus gajos y en su forma esférica. En 1930 se celebró el primer Mundial de Fútbol en Uruguay, y la pelota de tiento fue protagonista de este importante torneo. Como se podrán imaginar con las características anteriormente mencionadas, era pesada, por lo que el juego no era rápido como el de ahora. La innovación llegó en 1970 con la Telstar, en los Mundiales de México ’70 y Alemania ’74. Las siguientes pelotas de los Mundiales fueron: Argentina 1978, Tango; España 1982, Tango España; México 1986, Azteca; Italia 1990, Etrusco; E.E.U.U. 1994, Questra; Francia 1998, Tricolore; Corea-Japón 2002, Fevernova; Alemania 2006, Teamgeist; Sudafrica 2010, Jabulani; Brazil 2014, Brazuca.
Desde 1970, los balones van cambiando estilos, pero siempre manteniendo su diseño con hexágonos, hasta 2006 cuando se crea la Teamgeist, destacada por su impresionante diseño esférico y la superficie exterior completamente lisa. La mejoría con este balón, a causa de su nueva forma, fueron el control del mismo y una mayor precisión de disparo. Año tras año continúan las innovaciones hasta el día de la fecha.
Aquí tomamos como referencia los balones de los Mundiales, pero hablando de ligas o campeonatos podemos decir que cada uno posee el suyo propio, que debe aunar unas características estándar: tener una circunferencia entre 68 cm y 70 cm, ser de cuero, pesar entre 410 y 450 gramos antes de empezar el partido, tener una presión entre 0,6 y 1,1 atmósferas al nivel del mar, conservar su tamaño y forma, poseer unas propiedades de rebote uniformes y una mínima absorción de agua. Incluso, algunas competencias han incorporado a la pelota el ‘ojo de halcón’, que avisa al árbitro si el esférico ha cruzado la línea de gol.
Mas allá de la evolución, la idea desde un principio siempre fue la misma. Patear el balón. Algo que llena de sentimientos los corazones de las personas, algo que se ve en niños en las calles, no solo pateando balones si no también cualquier cosa que se cruce por su camino. Es una cultura redonda, una pasión que se hereda. Algunos la aman igual o más que a una mujer. De la mano de la tecnología, pueden cambiar y seguir cambiando sus estilos, pero hay algo de lo que estamos seguros. La pelota no se mancha.
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