#Rusia2018xCR
Creer (a veces) no es poder
A veces la realidad da giros inexplicables de guión. Si en este mismo espacio hablábamos del partido de Argentina e Islandia como la victoria «futbolistica» de un equipo convencido plenamente de sus ideas contra un equipo lleno de incertidumbres, el partido entre Alemania y México fue todo lo contrario. La selección que hizo de la convicción de su idea de juego uno de los proyectos más ambiciosos de la ultima década sucumbió ante otro que, previo al Mundial, vivía en una constante indefinición.
Por eso, la derrota de la Maanschaft es un ejemplo más de la tónica con que se desarrolla este Mundial: equipos propositivos en bajo nivel sufriendo ante equipos de transición o que apuestan al contragolpe. Sin embargo, el planteamiento de Juan Carlos Osorio tuvo ciertas diferencias que lo exceptúan de la regla general. Y justamente eso fue lo que lo complicó a Alemania. Pero, ¿qué fue exactamente lo que lo perjudicó? A continuación lo desarrollaremos.
Si tendríamos que sacar una conclusión rápida, la realidad es que el equipo germano tuvo un juego colectivo muy pobre en la primera parte. Y aquí es donde entra una característica fundamental en México: la presión alta. Alemania quería avanzar rápidamente hasta el área rival, pero la presión del rival hacia que les cueste hacer llegar la pelota a sus volantes ofensivos o, aún peor, llegar desorganizados. Timo Werner, apuesta de Joachim Löw como ‘9’ titular, intentó colarse entre la defensa con diagonales hacia fuera y por momentos resultó, pero poco sirvieron para doblegar al Tri.
Alemania tenia dos problemas. Uno era la una lenta movilidad de la pelota, dejando posicionar al rival en ventaja numérica rápidamente, y otra, un equipo demasiado arriba. Esto último en principio no debería ser un problema en sí: tanto Mats Hummels como Jerome Boateng hace tiempo juegan de esta manera en la selección y están acostumbrados a defender cerca de la linea de mitad de cancha. El dilema era Sami Khedira. Con Toni Kroos marcado y más adelantado, el jugador de la Juventus se veía en la necesidad de crear juego y a la vez cubrir espacios en caso de un contraataque rival.
Hummels pasó a ser un ‘5’ bis al adelantarse tanto de la zaga defensiva justamente para evitar dejar un hueco enorme en el mediocampo. Mientras, Alemania no podía entrar. Decidió volcar el juego en Joshua Kimmich, su lateral derecho, como lanzador. Y allí mismo Osorio vio un hueco por donde entrar. La jugada del gol fue el ejemplo perfecto. Khedira condujo tanto que llegó hasta el área chica, Héctor Herrera (de gran partido) robó y tocó. Solo dos pases bastaron para que Javier Chicarito Hernández quede solo frente a Boateng. Hirving Lozano aprovechó el espacio vacío dejado Kimmich y, tras eludir Mesut Özil, le pegó seco al primer palo para marcar. Alemania había creado su propia trampa.
Lo que siguió fue apenas algunos tiros de Kroos (quien fue el más activo del equipo) y Julian Draxler, que apareció de a ratos. Al segundo tiempo México, quizás por cansancio ante la intensidad derrochada en la primera parte, cedió terreno y Alemania se quedó a vivir en campo contrario. Buscó y buscó. Por medio de sus volantes, por alguna genialidad de Thomas Muller (pareció estar apagado) o por medio del instinto goleador de Werner. Mejoró su juego y generó llegadas, pero no hubo forma. Los cambios ayudaron, aunque Löw solo lograba meter más y más hombres dentro del área. Fue así que terminó buscando a ese ‘9’ que tanto extraña, alguien que sepa suplir ese vacío que dejó el eterno Miroslav Klose. La entrada de Mario Gómez fue todo un síntoma. Y cuando parecía que terminaría por anotar, acabó el partido.
En sus partidos de estreno de cada Mundial, la Maanschaft apenas había sufrido una sola derrota en toda la historia de la competición. Fue en 1982 frente a Argelia, por 2-1. En aquella edición, pasaría a segunda ronda «pactando» con Austria un empate para clasificar ambos y dejar fuera al equipo que lo había derrotado en la primera jornada. Días más tarde el periodismo lo llamaría «El partido de la vergüenza».
Ahora los germanos buscarán en Sochi su primera victoria en Rusia 2018 contra Suecia. En principio, todo hace pensar que conseguirán los tres puntos, pero su vieja tradición a empatar o perder los segundos partidos en su grupo solo incrementa el misterio. ¿A qué me refiero con esto? No se preocupen, en la previa ante Suecia lo sabrán por este medio.
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- AUTOR
- Bruno Scavelli
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