Historias
Cuando el ejército toca a la puerta
Minuto 120 de la final entre Japón y Corea del Sur. Apenas el árbitro pita el final de la prórroga, el capitán coreano se tumba en el pasto a llorar. No era menos: bajo su guía estaban ganando la medalla de oro del fútbol de los Juegos Asiáticos 2018. Al momento de la premiación, la sonrisa le ganaba al llanto y Heung Min Son levantaba la copa junto a sus compañeros, estirando a más no dar esos ojos de rasgos orientales. La pesadilla de suspender su carrera futbolística, por el servicio militar obligatorio, no se convertiría en realidad.
El género futbolístico habla, cuando hay partidos entre equipos que definen el descenso o el campeonato, de victorias de seis puntos. Esta victoria era de más de seis puntos. En surcorea, todos los ciudadanos tienen que realizar el servicio militar antes de los 28 años: el proceso dura 21 meses. Sin embargo, te puedes eximir siendo un deportista destacado. Es decir, teniendo buenos resultados en tu área como, por ejemplo, ganar el oro en los Juegos Asiáticos, el gobierno te permite bajar esos 21 meses a solo cuatro semanas. Por eso las lágrimas desaforadas, Son estaba ganando un combate que truncaba su carrera.
Actualmente, el contexto es otro para Son. El wing que la rompe en Inglaterra con el Tottenham, tiene más batallas en el cuerpo. Entre ellas, una final de Champions Leeague. Pero ahora, no hay trinchera desde donde pelear. En las principales ligas de Europa la pelota va a cumplir un mes sin rodar y los jugadores están acuartelados en sus casas.
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Sin embargo, el surcoreano pidió un permiso y hace una semana viajó desde Londres a Seúl. Va a cumplir las cuatro semanas del servicio militar en su país. Mientras tanto, las autoridades de la pelota en la Premier League se reúnen todas las semanas para definir cuándo se volverá a jugar. Definitivamente, no hay fútbol hasta el 30 abril, pero lo más probable es que se estire aún más. Son podrá “servir a su patria” y no perderse un solo partido. El virus lo dejó solo frente al arco.
Como este caso, está el de otros deportistas coreanos que obtuvieron la eximición del servicio debido a sus resultados. Hyeong Chung, tenista de lentes ópticos, obtuvo el oro en los Juegos Asiáticos de 2014. También, Lee Yong-dae y Lee Hyojung fueron medallistas de oro en los JJOO de Beijing 2008, en los dobles de bádminton. Obligados a ser resultadistas para seguir con sus carreras.
Del otro lado del océano, más precisamente en Argentina, en el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, los medios deportivos recuerdan a los que no pudieron salvarse de aquel servicio. Los que no tuvieron ese timming y debieron servir al país suspendiendo sus trayectorias deportivas, pero arriesgando a suspender sus vidas.
Juan Colombo estaba en las inferiores de Estudiantes de La Plata cuando fue reclutado. Volvió del campo de batalla sin rasguños visibles, pero la condiciones en las Malvinas afectaron su sistema de defensas y sufrió una hepatitis. Después, de igual manera, logró jugar par de partidos vagos por el Pincha. Finalmente, fue transferido a Ferro Carril Oeste donde su rodilla, ajada y herida, lo traicionó. Su carrera futbolística se transformó en efímera, retirándose a los 26 años.
Luis Escobedo, a duras penas pudo debutar en Los Andes. Sus pies estaban congelados y se le hinchaban con los zapatos de fútbol. Jugaba con los pies dormidos. En Primera, tuvo pasos por Racing de Córdoba y Vélez Sarsfield. Posteriormente, deambuló por equipos del ascenso, hasta recalar a principios de los ’90 en Chile, donde luego de un par de buenas temporadas fue suspendido por dopaje al consumir anfetaminas.
“Mis compañeros de armas se quedaron atrapados y no llegaron a ser más que excombatientes. Yo por lo menos soy exfutbolista”, dijo Carlos Gustavo De Luca, quien jugaba en la Reserva de River. Las estadísticas recordarán que, en su período en Chile entre el ’88 y el ’95, no hubo otro jugador que anotara tanto como él, en el torneo nacional. A pesar de haber tenido un paso intrascendente por Colo-Colo, este veterano de guerra pelado y con bigote, es muy bien recordado en clubes como Deportes La Serena y O’ Higgins de Rancagua. Siempre estuvo entre los goleadores del torneo.
Estos son algunos de los casos de deportistas ilustres, quienes se antepusieron tanto al servicio militar como a la guerra para jugar al fútbol. Aún así, quizás cuántos Son habrá en Corea, pero que no tuvieron la oportunidad de destacarse en su área y convertirse así en un ciudadano célebre. Es más, algunos ni siquiera poseen la oportunidad de desarrollarse en área alguna. Aún peor. Quizás cuántos De Luca hay todavía en Argentina, pero sin alguna habilidad para sobrevivir en este sistema. Quizás a cuántos- como relata Nicolás Vidal en su libro Cambio de Juego- “la dictadura los utilizó como carne de cañón para después abandonarlos a su suerte”.
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- AUTOR
- Rodrigo Bello
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