Historias
Cup Winners’ Cup: de breves españoladas
En la tirada anterior nos tocó relatar el dominio belga, concentrado en una racha furiosa perpetrada por el Anderlecht, equipo que, como campeón defensor, se salteó la primera ronda de la edición de 1978/79, cayendo en la fase siguiente ante el eventual campeón -no spoilers yet-. Lo que sigue es un breve sometimiento español, que coronó a dos nuevos equipos diferentes al Atlético de Madrid, que era el único que ostentaba el trofeo, alcanzado en la temprana edición de 1961/62.
Pasaremos a enumerar a algunos de los equipos que participaron en esta edición, la primera después del Copa del Mundo disputada en la Argentina: el Inter, que contó con el goleador del certamen, Alessando Altobelli, quien se coronó con siete pepas; el AZ Alkmaar, que tenía a los internacionales holandeses Win van Hanegem y a John Metgod (defensor que supo jugar para el Real Madrid y para el Nottingham Forest, entre otros); el Marek Stanke Dimitrov, de Bulgaria, equipo que porta el nombre de un referente del Partido Comunista de aquel país y cuyo único título es la Copa de Bulgaria que lo clasifica a esta edición de la CWC y que hoy está en la segunda categoría del fútbol búlgaro; el Nancy francés, que contaba con dos uruguayos: Carlos Curbelo -surgido en Cerro y con extensa carrera en el fútbol galo (llegó a obtener la nacionalidad francesa, jugando un par de partidos para Les Bleus)-, y Rubén Umpiérrez -también surgido en Cerro y que completó su carrera en Francia-; también la jugaron el 1.FC Magdeburg de Alemania Oriental, el Ferencvaros, el Sporting de Lisboa y el Shamrock Rovers irlandés, que contaba con un veterano de guerra del fútbol de aquel país, Johnny Giles, duro volante que nació en el Manchester United y que luego terminaría convirtiéndose en un referente del Leeds United de Don Revie.
La final estaba pautada para el 16 de mayo de 1979, en el St. Jakob Stadium, de Basilea. Uno de los equipos que iba a estar presente en aquella jornada decisiva fue el Fortuna Düsseldorf, de Alemania Federal. Primera y última final europea para los de Hans-Dieter Tippenhauer, sacando tres finales de Intertoto, que no cuentan para nadie, pese al gran nombre que porta el certamen (?). Equipo que fue campeón de liga en una ocasión, allá por el año 1933, y que tuvo su época dorada en los años ‘70s, donde metieron tres finales por la DFB Pokal, firmando el récord de 18 victorias en fila en la competencia. Hacia finales de los ‘80s inicia el declive y en los ‘90s aterrizan en la tercera división. Supieron recuperarse y volver a Primera, pero una nueva caída, aún más estrepitosa, los deposita en las categorías regionales. Durante ese lapso supieron ser esponsoreados por los Die Toten Hosen, mítica banda del punk germano. Volvieron a resurgir de sus propias cenizas, alcanzando un nuevo regreso a las categorías de elite, encontrándose actualmente en la segunda división.
La figura del equipo era Klaus Allofs, atacante surgido en el club, que tuvo pasos por el 1.FC Köln, por el Olympique de Marsella y el Bordeaux, retirándose en el Werder Bremen, club para el que ejerció como director deportivo (con bastante éxito, por cierto). Hay que decir que fue una fija para el seleccionado alemán en los ‘80s, siendo parte del plantel que fue subcampeón mundial en México ’86.
¿Cómo fue el camino hacia la final? Fueron eliminando progresivamente al Universitatea Craiova, de Rumania (5-4), al Aberdeen, que era dirigido por un tal Alex Ferguson (3-2), al Servette de Suiza (1-1, y pase gracias al gol de visitante) y al Banik Ostrava checoslovaco (4-3).
¿Quién esperaba en la final? Nada menos que el Barcelona FC, que aún no era mes que un club (?). Salvo por tres Copas de Ferias, los catalanes no tenían títulos internacionales. Recordemos que ya habían llegado a la final de la CWC en 1969, cayendo ante el Slovan Bratislava. El conjunto culé era dirigido por el francés Lucien Müller y fue eliminando al Shakhtar Donetsk soviético (4-1), al Anderlecht (por penales, luego de igualar 3-3 en el global) -spoiler unlocked-, al Ipswich Town de Bobby Robson (por el gol de visitante, luego de cerrar el global en un empate a dos) y al otro participante belga, el Beveren de Jean-Marie Pfaff (2-0). Vale aclarar que para el partido de vuelta por las semifinales, el Barcelona cambió de entrenador: Müller fue despedido y reemplazado por Joaquim Rifé, quien había sido jugador del club durante 13 años, llegando a portar la banda de capitán.
El novel entrenador tenía a disposición a jugadores de la talla de Johan Neeskens y de Hans Krankl, artillero austríaco, que tuvo un breve pero fructífero paso por Barcelona, antes de pegar la vuelta a su Rapid de Viena. Ambos foráneos eran escoltados por los créditos locales Juan Manuel Asensi y Carles Rexach. Un par de argentinos fueron parte de la delegación culé: Juan Carlos “Milonguita” Heredia, atacante que deslumbró en Belgrano de Córdoba, que fue llevado a Rosario Central por Ángel Labruna y que a los cuatro meses de haber llegado al Canalla fue adquirido por el Barcelona, club que tuvo que cederlo primero al Porto (fue elegido mejor jugador extranjero de la liga) y el Elche después (tema de cupo de extranjeros): una vez nacionalizado, se afianzó en la institución catalana, llegando a establecer una relación con Johan Cruyff, tanto dentro como fuera de la cancha; el otro personaje argento era Rafael Zuviría, un polifuncional surgido de Unión de Santa Fe, que pasó por Argentinos Juniors y que, de ahí, saltó a España: cuatro años en el Racing de Santander a un buen nivel lo depositaron en el Barcelona, donde estuvo hasta 1982, año de la llegada de Diego Armando Maradona.
El match definitorio se jugó ante 58 mil espectadores y el mismo fue arbitrado por el húngaro Karoly Palotai. El primer tiempo tuvo de todo: Tippenhauer se veía obligado a hacer un primer cambio a los 4′ de juego; digamos que no pensó en ajustar en el cortísimo plazo (?), ya que a los 5′ Tente Sánchez abría el marcador, con un buen movimiento y mejor definición; a los 8′ lo empataba Klaus Allofs, aprovechando un rebote corto otorgado por Pedro Artola, arquero blaugrana (hay que decir que el área chica estaba bastante picada y el arquero estaba bastante tapado); luego, penal para el Barcelona: Jörg Daniel se lo contiene a Carles Rexach, quien ejecutó decididamente mal; los españoles siguieron arremetiendo, logrando retomar la ventaja a los 34′, gracias a su capitán, Asensi, que también aprovechó un rebote corto del golero teutón; 41′: segunda llegada del Fortuna Düsseldorf, segundo gol: Wolfgang Seel aprovecha una desinteligencia entre Zuviría y Artola, igualando nuevamente el marcador.
En el segundo tiempo bajó la intensidad: alguna situación por bando, con un gol anulado al Barcelona. Así las cosas, debía jugarse el tiempo extra. Rexach, que había asistido en el primer tanto, pero que había errado un penal, marcaba el 3-2, luego de una media vuelta que se desvía en un rival que había caído al piso. En la segunda segunda etapa (?) Hans Krankl liquidaba el pleito, tras una gran jugada de Lobo Carrasco. Instantes después, descuentan nuevamente los alemanes, gracias a Seel, quien aprovechó una serie de rebotes.
La muestra de tozudez de los alemanes no pasó de eso y los catalanes ganaron su primera corona internacional, la primera de cuatro CWC, récord que lo convierte en el más ganador (también es el que más finales jugó, con seis). Para la siguiente edición incorporarían al danés Allan Simonsen, pero se iban a quedar a mitad de camino, eliminados por compatriotas. Pero de eso hablaremos más adelante.
Para la 1979/1980 participarían equipos como el Dínamo Moscú, que estrenaba a su nueva incorporación, el atacante Valery Gazzaev; el Boavista portugués; el Steaua Bucharest, que contaba con una buena base del conjunto que ganaría la Copa de Campeones de Europa casi cinco años más tarde; el Fortuna Düsseldorf, subcampeón vigente; el NK Rijeka yugoslavo, que era dirigido por Miroslav Blazevic, hombre que condujo a Croacia hacia el bronce en el Mundial de Francia disputado en 1998; y el Beerschot VAC de Bélgica, equipo que en aquel entonces tenía al gran Jan Tomaszewski defendiendo el arco del equipo, y que en 2013 pasó a mejor vida (?) luego de caer en bancarrota.
Uno de los finalistas fue el Arsenal, equipo dirigido por Terry Neill, un ex jugador de los Gunners, que contaba con una buena base compuesta por jugadores de las dos Irlandas: Pat Jennings, Pat Rice y Sammy Nelson eran los del Norte, David O’Leary, Liam Brady y Frank Stapleton los de la EIRE. El conjunto londinense llegó a la final luego de eliminar consecutivamente al Fenerbahce (2-0), al 1.FC Magdeburg (4-3), al IFK Göteborg, dirigido por un no tan viejo (?) Sven-Göran Eriksson (5-1) y a la poderosa Juventus, dirigida por Giovanni Trapattoni, y con jugadores como Antonio Cabrini, Roberto Bettega, Claudio Gentile, Marco Tardelli, Dino Zoff, Gaetano Scirea, Franco Causio y Cesare Prandelli, entre otros. Ingleses e italianos habían igualado 1-1 en la ida, jugada en Highbury, con lo cual viajaban a Turín con la obligación de ganar. Lograron la hazaña (primera derrota de Juventus como local ante un equipo británico) gracias a un gol agónico, marcado por Paul Vaessen, de 18 años: una joven promesa del club, que debió retirarse a los 21 años por una grave lesión en una de sus rodillas y que terminó muerto a los 39 años, adicto a la heroína y con múltiples antecedentes penales.
El otro contendiente fue el Valencia, equipo que estaba a cargo de Alfredo Distéfano, que cursaba su segunda etapa como entrenador del conjunto Ché. La Saeta contaba con un buen plantel, compuesto por Miguel Tendillo (capitán del equipo, jugador de Selección y con posterior paso por el Real Madrid), Enrique Saura (jugador del seleccionado español) y el versátil alemán Rainer Bonhof, campeón del mundo en 1974. Además, tenían a uno de los mejores del mundo: hablamos de Mario Alberto Kempes, claro. El Matador, ídolo del Valencia, fue el goleador del certamen con nueve goles. En el plantel estaban también el paraguayo Orlando Jiménez (delantero surgido de Libertad, que recaló en el Racing de Santander en el año 1976, completando tres temporadas muy buenas, que lo depositan en Valencia, donde se desempeñó con menor protagonismo) y el argentino Darío Felman, atacante que saltó del fútbol mendocino a Boca Juniors, equipo con el que llegó a ganar Copa Libertadores e Intercontinental, logrando el traspaso al club Ché, permaneciendo allí seis años. Hay que decir que Felman jugó un solo partido en el seleccionado nacional: fue ante Hungría, en 1977, encuentro en el que debuta un tal Diego Armando Maradona.
El equipo de Distéfano fue despachando al Boldklubben 1903, de Dinamarca (6-2), a los Rangers de Glasgow (4-2), al Barcelona, campeón defensor (5-3), y al Nantes (5-2), que tenía a Maxime Bossis, Henri Michel y a los argentinos Enzo y Oscar Trossero, y a Oscar Muller, rosarino, hijo de Ramón Muller, quien había jugado en Newell’s Old Boys y que hizo carrera en Francia, al igual que su hijo, que jugó diez años en Nantes y que también pasó por el Rennes y el Amiens.
La finalísima se jugaría otra vez en el Heysel Stadium de Bruselas, ante 40 mil personas. El árbitro fue el checoslovaco Vojtech Christov. El partido fue muy disputado. El Arsenal tuvo las más claras, haciendo lucir en un par de ocasiones al guardameta del Valencia, Carlos Pereira, quien terminaría siendo la figura del encuentro. El partido terminó 0-0 y se definió en los penales, en la única final que se definió por esta vía. Jennings le atajó el primer penal a Kempes. Pereira sostuvo la paridad al contenerle el envío a Brady. Españoles e ingleses convirtieron los cuatro restantes. Y la serie se decidió ahí nomás, en la tanda de muerte súbita: Arias metió el suyo y Pereira se lo atajó al turbio Graham Rix. Así, el Valencia ganó su primer título internacional, debiendo esperar veinte años para acceder a una nueva final europea (la UEFA Champions League de 1999/2000). El Arsenal, por su parte, se tomaría revancha catorce años más tarde. Hacia allí vamos.
Repasa acá otras entregas y la historia de la Cup Winners’ Cup
- AUTOR
- Fernando Marino
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