Historias
Cup Winners’ Cup: de repartija entre Britania y Germania
Como todos bien sabemos, esta copa siempre estuvo a la sombra del gran torneo continental: la mítica Copa de Europa primero, el avasallante circo de la Champions League después. Amén de esto, qué larga y qué rica es su historia. Es por esto que fue, es y será nuestra tarea aplicar curaduría y gestión cultural (?) a lo largo y a lo ancho de esta tediosa serie, a fines de refrescar y darle color a un certamen que apesta a sepia (?). El plotline de la European Cup Winners’ Cup parece estar lineal y ordenadamente guionado, su discurrir cronológico es demasiado natural para un torneo que sufrió muchos cambios de formato y de nomenclatura. Esto nos permite desarrollar las no pocas ediciones de la forma menos turbulenta posible; primera tirada: la Génesis; segunda tirada: la maldición de los campeones defensores; hoy, tercera tirada: dominio repartido entre británicos y alemanes de Occidente. Se aplicará compresión y síntesis de cuatro ediciones, las cuales irán enhebradas consecutivamente desde el año 1964 al año 1968.
Tal como reza la premisa básica de esta serie, empezaremos por el origen del período seleccionado, iniciando el repaso de la Copa de Ganadores de Copa con la edición de 1964/65. Nos sirve de gancho hablar del último campeón: el Sporting de Lisboa, que resultó ser un indigno portador del cetro. Los Leones quedaron afuera en su debut en el certamen, fueron eliminados en segunda ronda por el Cardiff City. Hay que decir que los equipos galeses supieron frecuentar el torneo por aquel entonces, cumpliendo con actuaciones más que dignas. De hecho, aquel Cardiff City contaba con dos grandes jugadores en sus azules y plumíferas filas: los experimentados Ivor Allchurch y John Charles. Allchurch fue uno de los primeros grandes jugadores galeses, la figura de su seleccionado en el Mundial de 1958 -única participación mundialista de Gales hasta el momento-, alcanzando los cuartos de final. Surgido y consagrado en el Swansea Town, pasó por el Newcastle United, donde estuvo casi cuatro años, promediando un gol cada tres partidos (Allchurch era mediapunta), volviendo a su país para jugar en el Cardiff (donde accede a esta competencia). A los 35 años, regresó a su querido Swansea Town, donde culminó su carrera a los 38, siendo al día de hoy el máximo anotador histórico del club, con 166 goles. Además, hasta hace no mucho supo ser el jugador galés con más presencias del seleccionado.
Otra leyenda de Gales que jugó para el Cardiff City -y que también participó de aquella gesta mundialista en Suecia- fue Charles, también surgido del Swansea Town, equipo para el que nunca llegó a debutar: fue descubierto cuando tenía 17 años por agentes del Leeds United -ya estaba jugando para el equipo de reservas del Swansea-, que se lo llevaron para probarlo. En una semana convenció y firmó con el conjunto blanco, donde permaneció durante casi ocho años, en los cuales anotó 157 goles, siendo al día de hoy el segundo máximo anotador en la historia de los Whites. De ahí saltó a la Juventus, llegando a compartir equipo con Enrique Omar Sívori y consagrándose como uno de los mejores jugadores extranjeros en la historia del Calcio. Luego de cinco exitosos años, Il Gigante Buono -con frecuentes problemas físicos- tuvo un regreso al Leeds muy breve y poco fructífero. Volvió a Italia para jugar en la Roma y no duró más de una temporada. Es ahí cuando decide regresar a su país, pero no lo hará para poder debutar oficialmente en la primera del Swansea Town, sino que lo hará para defender los colores del Cardiff City.
Participaron de este certamen equipos como el Slavia Sofia, el Cork Celtic de Irlanda, el mítico Budapest Honvéd FC, el West Ham United, el Porto, el Dinamo Zagreb de Yugoslavia, el Spartak Praha Sokolovo de Checoslovaquia (hoy, Sparta Praga de la República Checa), el Anorthosis Famagusta de Chipre, los alemanes 1860 Münich y SC Aufbau Magdeburg, el Galatasaray, el AEK Atenas, el Torino, el Zaragoza, el Valletta de Malta y el Olympique Lyon, entre otros. Los franceses contaban con dos padres de futuros futbolistas: uno era Jean Djorkaeff, progenitor de Youri, campeón del mundo con Francia en 1998; Jean, que jugó también para el PSG y para el Olympique de Marsella, disputó 48 encuentros con el seleccionado galo, jugando el Mundial de 1966 disputado en Inglaterra. El otro padre era nuestro Ángel Rambert, papá de Sebastián Pascual, que inició su carrera en Lanús y que se fue muy joven para Francia, defendiendo la camiseta del Lyon durante casi una década a un buen nivel, lo cual lo llevó a nacionalizarse para jugar en el seleccionado francés, disputando cinco encuentros con Les Bleus, anotando un gol.
El West Ham United es el equipo que termina llevándose la copa luego de derrotar al 1860 Münich alemán. El Münich fue un club representativo de la Bundesliga en los ’60, ’70 y ’90. A diferencia de sus opulentos vecinos del Bayern, los Leones padecieron varias crisis económicas e institucionales. De hecho, hoy el club está jugando en la tercera división del fútbol teutón, luego de concretar el ascenso a dicha categoría la temporada pasada, proveniente de las ligas regionales. Eran dirigidos por Max Merkel, un trotamundos que llegó a dirigir equipos como el Borussia Dortmund, el Sevilla, el Atlético de Madrid, el Schalke 04 y al seleccionado holandés, entre tantos otros. Para llegar a la final, se cargaron al Union Luxembourg en primera ronda (global de 10-0), al Porto (2-1), al Legia Varsovia (4-2) y al Torino del gran Nereo Rocco, equipo al que derrotó por 2-0 en un partido desempate, luego de igualar 3-3 en el global. Y hay que hablar un poco de aquel Torino, otro gran plantel marcado por la desgracia. Sus grandes figuras eran Roberto Rosato, Giorgio Ferrini, Gigi Meroni y Gerry Hitchens.
Rosato fue uno de los más grandes defensas italianos: luego de consolidarse en el Toro, pasó al Milan, donde ganó todo; ganó la Eurocopa de 1968 con la Azzurra y fue subcampeón mundial dos años más tarde en México, donde se erigió como uno de los mejores defensores del certamen; falleció a los 66 años, luego de una larga enfermedad. Ferrini fue un tenaz centrocampista cuya carrera se desarrolló casi íntegramente en el Torino, siendo el jugador con más presencias en la historia del club; jugador de selección, también fue campeón de la Euro ’68, disputando el Mundial de 1962 en Chile, destacándose en el duelo contra el anfitrión, partido al que se lo recuerda como «La Batalla de Santiago»; Ferrini fue expulsado a los 7 minutos de juego (!) y tuvo que ser retirado del campo de juego por la policía (!!!); falleció a los 37 años luego de sufrir una serie de aneurismas. Hitchens era un atacante inglés que destacó en el Cardiff City y que se consagró en el Aston Villa, lo cual le permitió llegar al Inter, donde fue goleador en su primera temporada; de ahí fue que pasó al Torino, cerrando su periplo italiano en Atalanta y Cagliari; hasta la llegada de Alf Ramsey, Hitchens fue una fija en el seleccionado inglés, disputando también el Mundial del ’62; falleció a los 48 años luego de descompensarse en pleno partido de beneficencia. Meroni, por último, fue un talentoso atacante, que surgió del Como, saltó al Genoa y se afirmó en Torino, donde alcanzó un nivel que lo llevó a la Copa del Mundo de 1966 jugado en tierras inglesas; Gigi falleció a los 24 años, tras ser atropellado por un auto al término de un encuentro ante la Sampdoria.
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Por su parte, los Hammers eran conducidos por Ron Greenwood, DT que dirigió al West Ham a lo largo de trece años antes de tomar las riendas del seleccionado inglés que conducía Don Revie en 1977. Greenwood contaba con varios jugadores de selección: Martin Peters, Geoff Hurst y Bobby Moore, capitán de los Hammers, que llegaron al partido decisivo luego de limpiar al Gent de Bélgica por un ajustado marcador global de 2-1, al Sparta Praga por 3-2 (los checoslovacos contaban con Ivan Mráz -uno de los goleadores del certamen, con 6 goles; medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1964; desarrolló una exitosa carrera como DT en Costa Rica, donde dirigió al Alajuelense y al seleccionado tico- y con Václav Mašek -subcampeón mundial en Chile ’62, donde, ante México, anotó el gol más rápido en la historia de los mundiales, a los 16 segundos, récord que fue recién superado en 2002 por Hakan Sukur-), al Lausanne Sport (6-4) y al Real Zaragoza (3-2).
La final se jugó el 19 de mayo de 1965 en el mítico estadio Wembley, ante más de 97.000 espectadores (la segunda mayor concurrencia en la historia de esta copa). El West Ham hizo pesar la localía y dominó casi todo el partido, aunque pudo quebrar la resistencia alemana recién a 20 minutos del final, gracias a Alan Sealey, autor de los dos goles con los que su equipo se consagró campeón. Sealey tocó el cielo con las manos aquella noche, pero su carrera se terminaría abruptamente dos años más tarde al romperse una pierna mientras jugaba al cricket. Bobby Moore terminó levantando la copa en Wembley para coronarse acreedor de un llamativo récord: es el único jugador que levantó títulos en Wembley durante tres temporadas consecutivas: FA Cup en 1964, Cup Winners’ Cup en 1965 y Copa del Mundo en 1966.
El West Ham defendió dignamente la corona en la siguiente edición, cayendo en semifinales ante el inminente campeón del certamen. Pero, tal como reza el gran Mostaza: vayamos paso a paso. La Copa de Ganadores de Copa de 1965/66 fue la primera en aplicar la regla del gol de visitante y cobijó equipos como el Standard Lieja de Bélgica, un habitué de la competencia, al igual que el Cardiff City galés (que aún tenía a John Charles entre sus filas), a la Juventus, al Liverpool, al Budapest Honvéd FC, al Olympiakos, al Galatasaray, al Dinamo Zagreb de Yugoslavia, al Atlético de Madrid, al Rennes francés, al Dukla Praga, al Dinamo de Kiev (primera aparición soviética en el torneo), al Borussia Dortmund, al Celtic escocés, al Go Ahead Eagles de Holanda, entre otros.
Hablando del Dinamo Zagreb, es menester contar la historia de la gran figura de su equipo, Stjepan Lamza, quien es considerado como el primer gran jugador croata. Lamza poco pudo hacer por el Dinamo en esta CWC, ya que los de Zagreb fueron apabullados por el Atlético de Madrid en primera ronda. Pero al año siguiente, Lamza condujo a su equipo a la final de la Copa de Ferias, previa hazaña en semifinales, instancia en la que los yugoslavos se cruzaron con el Eintracht Frankfurt alemán. Perdieron 3-0 en tierras federales, resultado que los obligaba a concretar una hazaña. Bueno, el Dinamo ganó 4-0 en el partido de vuelta y se clasificó a la final. Luego de semejante proeza, los jugadores se fueron al hotel a festejar con unos copetines.
Lamza, acreedor de una elevada reputación como bebedor, siguió de largo y acabó completamente devastado en el bar del hotel. Sus compañeros lo tuvieron que cargar hasta su habitación. Lo acostaron y, a pedido del mismísimo Lamza, cerraron con llave la habitación. Lamza despierta y con dificultad va hacia la puerta, que estaba cerrada desde afuera y no podía abrirla. Y así como estaba, encaró para la ventana: terminó cayendo a la planta baja, desde una altura de cinco metros, Sergio Denis Style (?). Sufrió severas lesiones que lo dejaron nueve meses prácticamente inmovilizado. Luego de escuchar por radio cómo sus compañeros derrotaban al Leeds en la final y se quedaban con la Copa de Ferias, intentó volver, pero ya nada fue lo mismo. No pudo reinsertarse en el Dinamo y se marchó al Rijeka, donde jugó muy poco. Pasó al NK Zagreb (club que hoy transita la tercera división del fútbol croata), donde duró menos de un año. Se fue a probar suerte a Francia (Chateauroux) y a Australia (Melbourne Croatia), donde terminó retirándose, en el año 1972, cinco años después de aquella fatídica noche. Pequeño detalle en esta historia: el astro croata tenía prácticamente arreglada su transferencia al Standard Lieja por una importante suma de dinero.
Mención de honor para el Dukla Praga, club fundado en 1948 y asociado al ejército checoslovaco, que ganó once títulos de liga y ocho copas de liga y que, en 1994, luego de la disolución de la URSS y la consecuente refundación nacional de la República Checa, se desvincula del ejército, dando inicio a un declive repentino que comprende descensos consecutivos y que culmina con la desaparición para el final de la campaña 1995/96. El Dukla contaba con un notable jugador franquicia: Josef Masopust, volante todoterreno surgido del ZSJ Technomat Teplice y que llegó al Dukla Praga en 1952, defendiendo sus colores durante más de 15 años y siendo factor determinante para que su equipo se convierta en franco dominador en el ámbito local, además de contribuir en grandes campañas gestadas en el ámbito continental. Lógicamente, Masopust también fue figura en el seleccionado checoslovaco, alcanzando el subcampeonato mundial en 1962, año en el que fue elegido como el futbolista europeo del año.
Un equipo inglés había derrotado en la final a un equipo alemán en la anterior edición de la CWC. Para este certamen se dio a la inversa: el Borussia Dortmund derrotó al Liverpool en el partido decisivo. Los Reds, dirigidos por el legendario Bill Shankly, afrontaban su segunda competencia continental, un año antes habían sido eliminados en la semifinal por la Copa de Europa a manos del Inter. El Liverpool, que contaba con históricos como Ron Yeats, Ian Callaghan, Roger Hunt y Peter Thompson, entre otros, ya era campeón de la liga inglesa. El Dortmund, por su parte, venía de coronarse subcampeón de la Bundesliga a manos del 1860 Münich, equipo subcampeón de la anterior edición de la CWC. En el camino a la final los ingleses despacharon a la Juventus gracias a un marcador global de 2-1, al Standard Lieja de Roger Claessen (una especie de George Best belga, falleció a los 41 años de edad a causa de un paro cardíaco producido por la ingesta de alcohol con valium; con 17 anotaciones, es el quinto goleador histórico de este certamen, junto con el austríaco Hans Krankl) con un global de 5-2, al Honved de Lajos Tichy, alias el «Bombardero de la Nación (más de 300 goles entre el Honved y el seleccionado húngaro, con el que disputó los mundiales de 1958, 1962 y 1966), con un global de 2-0 y al Celtic (futuro campeón de la Copa de Europa) con un global de 2-1.
Los alemanes, por su parte, se cargaron al Floriana de Irlanda del Norte (global de 13-1), al CSKA Sofia (5-4), al Atlético de Madrid, que aún seguía contando con los argentinos Edgardo Medinabeytía y Jorge Griffa en el plantel (2-1) y al West Ham, campeón defensor (5-2). El Dortmund tenía como figura a su arquero, Hans Tilkowski, uno de los mejores goleros de su generación, que fue parte del plantel alemán que jugó el Mundial de 1962 y fue el arquero titular del combinado nacional que terminó segundo en el Mundial siguiente, con aquel polémico gol de Hurst. Además, contó con el goleador del certamen: Lothar Emmerich, que, con 14 goles, ostenta el récord de ser el jugador que más goles anotó en una edición de la CWC.
La final entre rojos y amarillos se jugó el 5 de mayo de 1966, en Hampden Park, Glasgow, albergando a más de 41.000 espectadores bajo una lluvia que rozaba lo torrencial. Las crónicas cuentan que el Liverpool arrancó firme, pero el Borussia Dortmund empezó a emparejarlo promediando el primer tiempo. A los 61 minutos, Sigfried Held (mediapunta que fue subcampeón mundial en 1966 y tercero en 1970 con Alemania Federal) abrió la cuenta para los teutones. Pero los Reds lo igualaron diez minutos más tarde a través de Roger Hunt. No supieron imponerse el uno por sobre el otro en lo que quedó de partido, no quedando más remedio que el de definirlo en tiempo suplementario. Y fueron los alemanes quienes lograron anotar en tiempo extra, gracias a un gol de Reinhard Libuda, para el primer título internacional del Dortmund. Liverpool no volvería a tener otra oportunidad en este certamen, aunque les iría mucho mejor en la Copa de Europa.
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La defensa del título no fue exitosa: el Borussia Dortmund fue despachado por uno de los finalistas de la Cup Winners’ Cup de 1966/67, el Glasgow Rangers, que eliminó a los alemanes en segunda ronda por un global de 2-1 (en primera ronda habían vencido al Glentoran norirlandés gracias a un marcador final de 5-1). En cuartos de final, los escoceses se enfrentaban al Zaragoza español, equipo al que eliminaron por obra y gracia del azar: el partido de ida fue para los Rangers y el de vuelta para los Maños con idénticos resultados: 2-0, que cerraba el global en un empate a dos y dejaba sin efecto la regla del gol de visitante; el pase a semifinales se decidió lanzando una moneda al aire (!), con la suerte favoreciendo a los de Glasgow. En semis hicieron su trabajo y derrotaron al Slavia Sofia (2-0), para meterse en su segunda final de CWC: habían perdido la primera de todas las finales a manos de la Fiorentina, equipo que también dio su presente en esta edición (aún contaba con los antiguos campeones, Kurt Hamrin y Enrico Albertosi). Los escoceses aún eran dirigidos por Scot Symon y contaban con el emblemático John Greig y con un joven talentoso llamado Willie Johnston, aquel jugador que sería expulsado del Mundial de 1978 disputado en nuestro país por cuestiones de dopaje.
El rival de los británicos en la final fue el Bayern Münich, que ya tenía en sus filas a cachorros como Franz Beckenbauer, Gerd Müller (segundo goleador histórico del certamen con 20 tantos en total, puesto que comparte con el italiano Gianluca Vialli) y Sepp Maier. Los alemanes fueron desplazando al Tatran Presov de Checoslovaquia (4-3), al Shamrock Rovers irlandés (4-3), al Rapid Viena (2-1, con definición en tiempo suplementario) y al Standard Lieja (5-1), que seguía contando con el atacante Roger Claessen -fue el goleador del torneo con 10 anotaciones- y que había sumado a Milan Galic, el segundo máximo goleador histórico de la selección yugoslava, con la que fue subcampeón en la Euro de 1960 y con la que alcanzó el cuarto puesto en el Mundial de 1962. Pero debemos volver a Viena para hacer un parate típico de este relato y hablar de la peculiar historia de Anton Fritsch, delantero austríaco que jugó casi ocho temporadas para el Rapid, llegando a jugar nueve encuentros con su seleccionado. Resulta que Toni fue descubierto en 1971 por un scout de los Dallas Cowboys de la NFL, que se encontraba en Europa buscando jugadores para el roster de los Cowboys con rasgos técnicos del fútbol. El agente quedó fascinado con Toni, a quien convenció de firmar como agente libre para los de Texas. Fritsch nunca había jugado fútbol americano. Ni siquiera hablaba inglés. La cuestión es que Fritsch se la jugó y se fue para los Estados Unidos, retirándose del fut-ból-soccer (?). El retiro sería definitivo: debutó en la NFL con una patada ganadora y en su primera temporada ganó un anillo del Super Bowl. Fue el primer austíaco en jugar para la NFL y era reconocido por darle de rabona al oval esférico. Terminó haciendo carrera con los San Diego Chargers, los Houston Oilers y los New Orleans Saints.
Además de los equipos ya mencionados, participaron de la CWC 1966/67 equipos como el Everton (que contaba con dos campeones del mundo: Ray Wilson y Alan Ball), el Swansea Town (que ya tenía en sus filas al retornado Ivor Allchurch), el Steaua Bucharest, el Sparta Rotterdam, el Servette FC de Suiza (dirigido por el mítico entrenador húngaro, Bela Guttman), el OFK Beograd de Spasoje Samardžic, el Spartak de Moscú, el Galatasaray, el RC Strasbourg de Francia, el SC Braga portugués y el BSG Chemie Leipzig de Alemania Oriental (club fundado en 1950, disuelto en 1990 y resucitado & bautizado incontables veces hasta su disolución definitiva en el año 2011), entre otros ignotos. Vamos a hacer base transitoria en dos equipos que albergaron a un par de argentinos: el Braga y el Strasbourg. Los portugueses lo tenían a Miguel Ángel Perrichón: delantero surgido de Talleres de Córdoba, que pasó por Olimpo a comienzos de los ’60 y que, a partir de ahí, emprendió una gira que incluyó Portugal (Boavista y Braga), México (Irapuato y Necaxa) y Estados Unidos (Toronto Blizzards y Cleveland Cobras de la NASL, y Los Angeles Aztecs, equipo de fútbol sala). Es menester contar que Perrichón es considerado una leyenda del Braga: el argentino fue el autor del gol que le dio el primero de pocos títulos al Braga, al anotar el único gol de una final que los enfrentó con el Vitória Setúbal por la Taça de Portugal, copa que los clasificó a esta edición de la CWC sobre la cual nos estamos explayando.
El RC Strasbourg estaba un poco más argentinizado: tenía a Ramón Muller, a José Farías y a Rubén Muñoz entreverados en el plantel. Muller era delantero y se formó en las inferiores de Newell’s Old Boys; de Rosario saltó a Francia, donde desarrolló el resto de su carrera: Sochaux, Nantes y dos ciclos en el RC Strasbourg; falleció a los 51 años por una falla cardíaca, luego de disputar un partido de veteranos. Farías era un volante creativo que tuvo poco éxito en nuestro fútbol, asomó a primera en Boca Juniors, donde no pudo asentarse, y terminó deambulando por equipos como Gimnasia de La Plata, Lanús, Los Andes y Huracán; se fue a probar suerte a Francia, recalando en las filas del Racing de París, pero queda libre al poco tiempo; es ahí cuando aparece el RC Strasbourg, que lo ficha a instancias del compatriota Muller; permanece varios años en Le Racing, donde realmente destaca; también pasó por el Red Star y el Toulouse. Muñoz era un delantero que nació en Córdoba pero que hizo toda su carrera en el fútbol francés jugando para equipos como el Red Star, el mencionado Strasbourg y el Ajaccio.
Bien. Decíamos que los finalistas de este certamen fueron el Bayern Münich y el Glasgow Rangers, equipo que buscaba revancha. Se enfrentaron en el Städtisches Stadion de Nürnberg, ante 70.000 espectadores, aproximadamente. Al igual que en la final anterior, ésta debió definirse en tiempo suplementario luego de que escoceses y alemanes igualen sin goles al término de los 90 minutos. Lo ganaron los bávaros, gracias a un solitario gol de Franz Roth, alias el Toro.
La final de la siguiente edición, la de 1967/68, tuvo nuevamente a un equipo alemán. Pero no fue el Bayern. Los bávaros fueron eliminados en semifinales por el Milan, que ponía al fútbol italiano en una nueva final. Fue el Hamburgo el representante teutón en la instancia decisiva, pegando los alemanes asistencia perfecta en estas cuatro ediciones. Los británicos se mantendrían ausentes de la máxima cita por un par de años. Para esta edición de la CWC, participaron equipos como el Aberdeen, el Valencia (tenía como figura al brasileño Waldo Machado, goleador histórico del Fluminense, con 315 goles, y que se mandó 115 anotaciones para el equipo Ché), el Austria Viena, el Spartak Trnava checoslovaco, el Torpedo Moscú, el Steaua Bucharest, el Panathinaikos (dirigido por Bela Guttman), el Vitória Setúbal, el BSG Sachsenring Zwickau del oriente alemán, el NAC Breda de Holanda, el Tottenham Hotspur de Jimmy Greaves, Cliff Jones y Pat Jennings, el Hajduk Split de Petar Nadoveza -el «Pelé de Split»-, entre otros equipos.
A continuación, nos permitiremos tomar un par de párrafos para hablar de dos equipos puntuales. El BSG Sachsenring Zwickau, de Alemania Oriental, club que padeció múltiples fusiones a lo largo de su historia, con constantes cambios de nomenclatura: Fußball-Club Planitz, Planitzer Sportclub, Sportvereinigung Planitz, SG Ostzone, BSG Fortschritt Planitz, BSG Aktivist Karl-Marx Zwickau (!), BSG Motor Zwickau, BSG Sachsenring Zwickau, ZSG Horch Zwickau (podemos seguir). Era el equipo de la prole. Fue el primer ganador de la Oberliga, inaugurada en la temporada 1949/50. Además, ostenta tres copas de liga. El equipo era liderado por su arquero, Jürgen Croy, un auténtico One Club Man que supo ser el golero del seleccionado de Alemania Oriental durante casi quince años, siendo partícipe directo del triunfo de Oriente sobre Occidente en la Copa del Mundo disputada en 1974. Tuvieron un buen andar hasta la década de los ’70. A partir de los ’80, comienza el progresivo declive: el equipo llegó a caer a la quinta categoría del fútbol alemán. Hoy se encuentra disputando la tercera división, bajo el nombre de FSV Zwickau.
El BSG Zwickau fue eliminado en primera ronda por el otro equipo del cual queríamos hablar: el Torpedo Moscú, que, liderado por el mítico Eduard Streltsov (había terminado su condena en el gulag un par de años antes), realizó un gran torneo. As we were saying (?), los soviéticos despacharon en primera ronda a sus pares alemanes gracias a un único gol marcado justamente por el «Pelé soviético» en el partido de ida, jugado en el Georgi Dimitroff Stadion, en Erfurt. En segunda ronda, apabullaron al Spartak Trnava: 3-0 en suelo soviético y 3-1 en Checoslovaquia, con doblete de Streltsov. Se terminaron quedando en las puertas de las semifinales ante el Cardiff City: la ida fue para los galeses por la mínima, mientras que la vuelta fue para los soviéticos por idéntico resultado. La paridad obligó a desnivelar en un tercer partido, que se jugó en el Rosenaustadion de Augsburg. Volvieron a ganar por la mínima los Bluebirds, equipo en el que empezaba a asomar un tal John Benjamin Toshack.
Decíamos que los finalistas de esta tirada de la CWC habían sido el Hamburgo y el Milan. Los alemanes contaban con el temible Uwe Seeler, goleador del torneo con 8 goles y que supo marcar casi 450 goles entre el HSV y el seleccionado alemán. El camino de Die Rothosen a la final consistió en las eliminaciones sucesivas del Randers Freja de Dinamarca (global de 7-3), del Wisla Cracovia polaco (5-0), del Olympique Lyon en partido desempate (el equipo francés tenía entre sus integrantes a los argentinos Héctor Maison -volante argentino que jugó en Tigre y que llegó a los 25 años al Nice de Francia, donde estuvo durante cinco temporadas antes de aterrizar en el Lyon- y al ya mencionado Ángel Rambert) y del ya también mencionado Cardiff City (global de 4-3).
El Rossonero, que ya era dirigido por el gran Nereo Rocco, fue apartando de su camino al Levski Sofia de Georgi Asparuhov (global de 6-2), al Gyori ETO de Hungría (pasando gracias al gol de visitante, tras igualar a tres en la serie), al Standard Lieja de Roger Claessen y de Milan Galic y al campeón defensor, Bayern Münich, con un global de 2-0. Cabe remarcar que el Milan tenía a varias figuras en su equipo: Angelo Sormani (atacante brasileño surgido del Santos, donde era reconocido por ser el suplente de Pelé, status que lo obligó a emigrar a Italia, donde desarrolló toda su carrera: Mantova, Sampdoria, Roma, Milan, Napoli, Fiorentina, Vicenza; se nacionalizó italiano y jugó con la Azzurra el Mundial de 1962, certamen que ganó… Brasil), Kurt Hamrin (principal argumento futbolístico de la Fiorentina campeona de la primera edición del certamen), Pierino Prati (uno de los mejores volantes italianos de su generación, campeón de la Euro ’68 y subcampeón mundial en 1970), Karl-Heinz Schnellinger (versátil defensor alemán, uno de los mejores del mundo en aquel entonces; eclosionó en el Köln, de ahí pasó al Mantova, luego a Roma y, finalmente al Milan, donde se consagró definitivamente; jugó los mundiales de 1958, 1962, 1966 y 1970), Roberto Rosato, Nevio Scala, Giovanni Trapattoni y el 10, Gianni Rivera.
El match decisivo se jugó en Rotterdam, en el estadio del Feyenoord, ante 53.000 personas. Lo liquidaron los italianos en 20 minutos de partido, gracias al experimentado Hamrin, que se despachó con un doblete para poner un título más en la rica vitrina rossonera y cortar con la breve hegemonía repartida entre clubes británicos y alemanes. El Milan ponía nuevamente al fútbol italiano en los más alto. La Fiorentina, primer campeón, había llegado a las primeras dos finales y, desde ese entonces, ningún equipo italiano había alcanzado la instancia decisiva. Volverían a pasar un par de pares de ediciones para que los tanos aparezcan en el centro de la escena. Mientras tanto, el fútbol del este europeo comenzaba a posicionar a sus tropas en el terreno de élite…
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- AUTOR
- Fernando Marino
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