Historias
“De desilusión y esperanza, y no lo contrario”
Para aquellos que sienten que el fútbol se vuelve cada día un negocio para unos pocos, siendo los hinchas ese fiambre en medio de dos panes llenos de moho, con mucho por reclamar pero con poco por hacer, no todo está perdido. Aún quedan vestigios de ese fútbol romántico, guiado por la comunidad y la hermandad entre los socios/accionistas que le escapan a ese terrorismo impostado por hombres de traje y pelo engominado que creen que su maletín repleto de euros tiene superpoderes. Bueno, no es el caso en el Centro Storico Lebowski, club oriundo de Florencia, Italia. Allí no hay estamentos y la premisa está bien clara: socio que aporta, socio que forma parte de la toma de decisiones. “Tale sia il percorso d´un rivoluzionario: Di disilluzione in speranza, e non il contrario”.
El fútbol moderno ya no se lo banca cualquiera. Hay quienes reniegan de ello pero aún siguen consumiéndolo, no es posible juzgarlos, cualquiera haría lo mismo. Es tan lindo el deporte que se suele hacer oídos sordos a ciertas maniobras espurias que atentan contra el espíritu del juego tal como lo tenemos interiorizado desde hace unos cuantos años. Sin ir más lejos, el presidente de FIFA, Gianni Infantino, planea interrumpir la operatoria lógica de competencias internacionales a nivel selecciones y clubes con la creación de nuevos torneos y la modificación de plazos en otros (por citar un ejemplo, Mundial cada dos años). Es cierto que siempre hubo cambios trascendentales en la historia del fútbol, tanto en las reglas como en el formato de las competencias, sin embargo, no deja de sorprender la facilidad con la que pueden maniobrar ciertos personajes que aún no saben si la pelota es esférica u ovalada. Allí recae un poco el descontento. Y ahí también hay que entender que todavía no todo está perdido, que hay siempre una vuelta de tuerca extra, que por más escondidos y silenciados que estén, los que aman este deporte por naturaleza aun mantienen la llama encendida. Hay una grieta marcada y acentuada, y cada día es más fácil ubicarse del lado correcto.
El Centro Stórico Lebowski nació en el año 2010, luego de que unos fanáticos de Fiorentina comenzaran a seguir a un club que solía perder todos sus partidos. La misión inicial no era llevar a este club a jugar el Calcio italiano (algo realmente complicado, ya que estaban en octava división), sino más bien que dentro de la institución los socios, jugadores y el resto de los empleados puedan tener la libertad de expresarse, de consensuar y de unirse mediante la autogestión. El nombre deviene de la película dirigida por los hermanos Coen, “El Gran Lebowski”, una historia que trata de un grupo de amigos que viven en la marginalidad y disfrutan de su vida con lo poco que tienen. Jeff Bridges, protagonista principal, encarna al gran Jeffrey Lebowski, quien es confundido con un magnate homónimo y queda envuelto en una persecución que solo podrá ser sorteada con la desfachatez que lo caracteriza. De esa película, de ese estilo de vida, de la forma de relacionarse con sus secuaces, es que estos fanáticos de la Fiore decidieron crear el C.S Lebowski. El escudo muestra la cara de Bridges como símbolo de los nuevos pensamientos y formas de ver la vida, ya no es tabú hablar de sexo, de igualdad de género, de lo infeliz que es uno cumpliendo horario laboral, de las rutinas impuestas por un sistema de consumo excesivo. Los pibes de Florencia que tuvieron esta maravillosa idea englobaron todos estos pensamientos colectivos denotados en la película y así refundaron al club. Unos genios divinos.
Estos valores son compartidos actualmente por más de 1000 socios que bajo el lema “El Lebowski se rompe, pero no se dobla”, mantienen a la institución viva y apuestan a un crecimiento sostenido en el tiempo. Con solo 20 euros al mes, uno ya forma parte de la “propiedad horizontal” del club y puede tener su voz y voto. Cabe destacar que tanto las instalaciones como el campo de juego, son mantenidos por los propios socios, quienes se dividen las tareas en pos de mantener la estabilidad y además organizan repetidas reuniones para mejorar en todo tipo de aspectos: desde la mejora en la toma de decisiones hasta en la forma de captar nuevos adeptos. Este punto es sumamente interesante, si se tiene en cuenta lo obsoleto que suena el famoso “sentido de pertenencia” en el fútbol moderno actual. Es un trabajo arduo para los formadores en las divisiones infantiles y juveniles el hecho de enseñar a esos chicos lo que significa llevar puesta la camiseta de ese club. Los padres, muchas veces, los representantes, otras tantas, atentan permanentemente contra esto. Nuevamente el negocio reluce por sobre los valores, y eso en el Centro Storico no se puede permitir bajo ningún concepto. Al ser un club completamente amateur, a la hora de jugar al fútbol la amistad y el compañerismo deben estar por encima de cualquier anhelo deportivo o económico.
Hace poco tiempo, el C.S Lebowski fue noticia por la llegada de un jugador de la élite profesional, que se retiró del fútbol para seguir jugando al fútbol. Se trata de Borja Valero, futbolista que pasó de la Fiorentina al Lebowski en agosto del 2021. En la presentación en el equipo que actualmente milita en la sexta división, los fanáticos armaron un video con el español como protagonista, emulando a una publicidad de Nike en el año 2008, en la que se puede ver a Valero ayudando en tareas de cocina, limpiando el vestuario y hasta tomando un trago en el bar del club. Es llamativo -y hasta se podría decir que es histórico- que un jugador que deslumbró a propios y ajenos en Valdebebas cuando aún se formaba en las juveniles de Real Madrid y que luego demostró gran nivel en la Premier League de Inglaterra y en la Serie A de Italia, termine por caer de sopetón al Lebowski. Llamativo por la popularidad del jugador y hasta por el hecho de poder continuar compitiendo en la élite, no tanto por su ideología y pensamiento, lo cierto es que nadie había augurado tal decisión ni mucho menos el arraigo del futbolista a la romantización del fútbol. Es cuestión de indagar más, quizás.
En definitiva, a los socios/accionistas les vino como anillo al dedo esta adquisición, ya que lograron conseguir más y más adeptos que los salvaran de perder la localía en el Stadio Comunale Santo Donnino. Claro, es requisito fundamental para competir, tener una cancha propia y sinceramente es un costo difícil de afrontar, pero por el momento, lo están sacando a flote. Sería muy triste que pierdan esa localía, teniendo en cuenta que una de sus tribunas lleva el nombre de Moana Pozzi, una actriz porno genovesa que falleció repentinamente en 1994 en la ciudad francesa de Lyon, producto de un cáncer de hígado. Los últimos años de Pozzi tal vez expliquen el porqué de la elección de su nombre para una grada: formó un partido político con “La Cicciolina”, el “Partito dell´Amore”, con casi nula adherencia; participó de un desfile en Milán totalmente fuera de estado (lo cual bancamos fuerte) y volviendo al tema de su muerte, hay más dudas que certezas respecto de las fortunas que dejó, puesto que hasta hoy día existen disputas en la familia por la sucesión. En fin, gran decisión de los muchachos lebowskistas.
Ingresando al sitio oficial, en la página de inicio se puede encontrar un texto que resume el sentir y la esencia del club. Hay un extracto del mismo que explica todo lo mencionado anteriormente y en primera persona. Para disfrutar, pero también para reflexionar: «Estábamos cansados de los campeonatos sin sorpresas, de los repartos de los derechos de televisión y de las las intrigas palaciegas de los partidos cada tres días, cada vez más frenético y menos espectacular, un fútbol sin expectativas y sin pausa, que ya no puede esperar al domingo, un sometimiento al mercado que convierte el juego en una mercancía, y que el Estado defiende con su protección y legislatura».
Amén.
- AUTOR
- Juan Podestá
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