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De Paraguay con componentes argentinos: un proyecto de reestructuración
Sin dudas que la globalización es uno de los factores que aportaron en la transformación del fútbol moderno. La expansión de metodologías de trabajo, el acceso a información de forma impensada y los nuevos mecanismos de captación, entre otras tantas, nos llevan a crear un paralelismo entre este efecto y la Ley Bosman. Es más, se puede afirmar que la Ley Bosman es el puntapié inicial de esta globalización futbolística. Hoy miras los equipos más importantes del mundo y encontrás futbolistas de nacionalidades que antes era impensado que podían llegar a los elencos TOP.
Hay una cuestión muy importante a tener en cuenta en este proceso de globalización: las corrientes migratorias. Sin ir más lejos, la selección francesa campeona en Rusia solo contaba, entre sus convocados, con cuatro futbolistas con padre y madre franceses. Después, más de la mitad, tiene descendencia africana. Incluso, Samuel Umtiti nació en Camerún y a los dos años se trasladó con su familia a Lyon. Es una realidad que los lazos de Europa con África o América, como Países Bajos con Surinam o Inglaterra con Jamaica, para citar algunos ejemplos, son productos de las colonizaciones y décadas de explotación de estos suelos, que tienen como resultado “la exportación” de varios jugadores.
Y Sudamérica no es la excepción de este mecanismo de captación. Hace unos meses Argentina fue noticia por la citación de futbolistas que nacieron en distintos países europeos, pero con descendencia albiceleste. Alejandro Garnacho, Tiago Geralnik, Nicolás Paz, Luka Romero y los hermanos Carboni fueron noticia por el trabajo que realiza Juan Martín Tassi y su equipo. “Si la Argentina no está cerca de los chicos, se los lleva otra federación”, fueron algunas de las afirmaciones del scouting, siendo Lionel Messi el máximo exponente de esta captación silenciosa. Pero así AFA apuesta en este proyecto ha mediado y largo plazo, que tiene a Bernardo Romeo, coordinador de la juveniles argentinas, y Tassi como caras visibles, la federación paraguaya comenzó a diagramar su proyecto propio de cara al futuro. Es una realidad que el fútbol argentino y el paraguayo se retroalimentan constantemente en la incorporación de futbolistas en sus respectivas ligas, lo cual transforma en normalidad escuchar distintos apellidos. Gustavo Gómez y Miguel Almirón, para mencionar algunos casos, llegaron a la liga argentina desde Paraguay, para luego impulsar sus carreras.
Volviendo a la planificación, durante el ciclo de Eduardo Berizzo ya se vieron algunas de las medidas a impulsar, y ahora con los hermanos Barros Schelotto se profundizó más. ¿Y cuál es este plan? Buscar futbolistas argentinos que tengan raíces guaraníes. Otra vez, el flujo migratorio como socio estratégico. Así como en su momento Roberto Acuña, Ricardo Rojas, Lucas Barrios, Néstor Ortigoza o Jonathan Fabbro, optaron defender la camiseta albirroja, hoy es la federación la que busca reclutar futbolistas para jerarquizar un seleccionado que se perdió la cita mundialista por tercera vez consecutiva.
Si bien en los últimos años fueron varios los argentinos “tentados” para jugar en la selección paraguaya, como Luis Fariña en 2014 para disputar la Copa América del 2015, en la actualidad se transformó en una de las principales herramientas para potenciar el combinado mayor. Con el Toto en el banco de suplentes, Santiago Arzamendia, Alejandro Romero Gamarra, Gastón Giménez y Andrés Cubas fueron los que tomaron la decisión de defender los colores de la bandera de sus padres. El lateral izquierdo, quien nació en Misiones pero comenzó su carrera futbolística en Cerro Porteño, siempre soñó con vestir la albiceleste, pero confesó que cuando llegó el llamado de Lionel Scaloni, en el 2018, “se sintió raro” ya que llevaba mucho tiempo en Paraguay y desechó la oferta y apostó por jugar en el seleccionado paraguayo. Decisión similar a la del Kaku, quien de chico ya tenía decidido representar a Paraguay.
Los casos de Giménez y Cubas son distintos. El primero entendió que no tenía lugar en seleccionado argentino, más allá de que fue citado por Scaloni para dos amistosos pos Rusia 2018, y tramitó los papeles gracias a la nacionalidad de sus abuelos. Por su parte, el ex Boca ya había sido sondeado por Ramón Díaz pero el misionero, que recién daba sus primeros pasos en la primera del Xeneize, desechó el ofrecimiento con la esperanza de jugar para Argentina. David Martínez es otro de los que el entrenador rosarino sedujo para que eligieran la selección paraguaya. El actual defensor central de River Plate no dudó y en un viaje a Paraguay, cuando jugando para Defensa y Justicia se enfrentó a Coquimbo Unido, aprovechó para firmar todos los papeles correspondientes. En su momento, el bonaerense declaró: “Mi mamá es paraguaya. Hace un rato me llamó Eduardo Berizzo por la obtención del título, ahora solo queda esperar si se da una convocatoria”.
Cabe destacar, que durante el ciclo de Miguel Ángel Lemme al mando del seleccionado argentino Sub 17, fue citado en varias ocasiones. El llamado para formar parte de los convocados de Paraguay, llegó para la fecha de Eliminatorias, cuando Paraguay cayó por 2-0 ante Brasil, en el Defensores del Chaco. Antes de su salida, Berizzo se contactó con Juan José Cáceres y Agustín Sandez, quienes ya finalizaron el papeleo administrativo, pero todavía no fueron citados. El arribo de los Barros Schelotto no mutó la metodología. No hay que olvidar que Gustavo fue ayudante de campo de Gregorio Pérez en su paso por Libertad, además de que cuando ambos condujeron técnicamente a Lanús, la liga paraguaya fue uno de los mercados predilectos para incorporar jugadores. Los mellizos no tardaron en levantar el teléfono para generar diálogos para comenzar con “las tratativas de seducción”.
El primero fue Aaron Molinas, volante ofensivo y compañero de Agustín Sandez en Boca Juniors. El oriundo de Lomas del Mirador se convirtió en uno de los mimados de Battaglia y suele tener minutos de competencia. Al igual que David Martínez, el volante ofensivo fue llamado para jugar en selecciones juveniles, e incluso formó parte de los sparring de la selección argentina en Rusia 2018. El último en tentar fue Fausto Vera, aunque el caso del mediocampista de Argentinos Juniors es más complejo. Si bien sus abuelos son paraguayos, caso similar al de Gastón Giménez, primeramente es su padre quien debe nacionalizarse, ya que “en territorio paraguayo no es posible saltearse generaciones para realizar el trámite”. Ahora, será cuestión de esperar y ver la decisión que toman ambos futbolistas.
Esta “descomposición” en los combinados nacionales no es algo actual, es desde siempre. Sino, miremos la Italia bicampeón de los ‘30, los convocados por España para Chile ‘62 o que hubiese pasado si Edgar Davids y Clarence Seedorf elegían a Surinam por sobre Países Bajos. Pero así como se debilitan las posibilidades de los estados nacion a nivel politica, pasa con el mundo fútbol y para esto el rol del scouting cumple un rol crucial, tanto a nivel clubes como en selecciones.
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- AUTOR
- Claudio González
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