América
Debo partirme en dos
El 7-0 ante Chile será una huella insubsanable, una pesadilla que permanecerá despertándonos noche tras noche entre angustia y terror. Lamentable imagen exhibida ante el hoy bicampeón de América y los ojos puestos en la figura de un hombre común que presumía potestades no verificadas en estas tierras dadas a la desconfianza.
Juan Carlos Osorio asumió el timón del seleccionado mexicano entre negativas de técnicos deseados (Marcelo Bielsa), desdeñados (Ricardo La Volpe) y espurios (Miguel Herrera) lo que devino en un escepticismo e incredulidad para con el colombiano.
Después vinieron los experimentos raros: la no repetición de un once, la invención de posiciones para futbolistas no dúctiles para desempeñarlas, el llamado cuestionado de ciertos jugadores y ante todo la vanalidad, la falta de autocrítica y ese dejo de superioridad mal entendida, de triunfalismo supérfluo, nos llevaba por el sendero equivocado. Pero a la luz del resultado todo caminaba. Se sostenía con pinzas.
Célebres se hicieron las conferencias de prensa entre frases rimbomantes, llamativas, llenas de conceptos rebuscados y la impresión de que Osorio departía de un deporte diferente del fútbol. Así llegamos: triunfalistas ante un rival para nada accesible y tras 90 minutos el seleccionado mexicano recibió una de sus mayores sacudidas históricas. Un marcador que prevalecerá en la memoria.
Y después el silencio… se terminaron los conceptos, y el colombiano no dio la cara. Meses pasaron y el técnico no dimitió (en México nadie lo hace) hoy las aguas se calmaron a la razón del tiempo.
La fecha FIFA está próxima y con ella el seleccionado mexicano vuelve a la cancha, ya clasificado al Hexagonal Final de la CONCACAF, que otorgará tres boletos y medio para el Mundial de Rusia, México enfrenta sus propias vicisitudes más allá de los tres puntos que se ponen en juego. Particularmente Juan Carlos Osorio deberá partir sus convicciones en dos, por un lado está el mantenerlas intactas y hacer prevalecer sus rotaciones y sus cambios interminables de posiciones o aceptar que eso no funciona en una selección y buscar un once tipo e ir introduciendo variables de a poco.
Cualquiera que sea su decisión se le va a juzgar igual, por un lado le llamarán necio y por otro endeble. Nada raro de todas formas, porque el mundo está compuesto de necios y de endebles.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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