Argentina
Defensa y Justicia, el valor de optimizar recursos
El discurso se perpetúa, parte del perfil bajo. El camino tiene como meta, la clasificación a la próxima Copa Libertadores. En esos parámetros se sitúa Defensa y Justicia, inmerso en una curva ascendente que se manifiesta en la tabla de posiciones, pero sobre todo en el juego. Allí está el punto de partida del club, que no ha cesado de crecer desde que consiguiera el ascenso, allá por mediados de 2014. Florencio Varela se encolumna detrás del equipo de la ciudad, y las grandes tardes y noches que protagonizó el conjunto hasta el momento llaman la atención de propios y extraños. Es el resultado de la planificación, de la coherencia, de la maximización de los recursos disponibles. Sustentado en ideales claros, se privilegia un estilo que, con los años, ha ido más allá de los entrenadores de turno.
Sebastián Beccacece formuló un equipo valiente, que arriesga y sale a proponer su juego ofensivo en cada cancha que visita. Sin embargo, puede adaptarse a lo que la situación le demande, y siempre lo hace como un bloque que se mueve al unísono, sin dejar fisuras. La gran campaña edificada en la Superliga se sostiene tanto por el crecimiento de nombres propios que renovaron las expectativas que había sobre ellos, como por el respeto hacia las formas. Defensa es ese equipo que ilusiona, que atrapa, que exhibe al mundo la posibilidad de desarrollar un estilo de juego más allá de las diferencias de presupuesto.
Todo lo ha hecho a pulmón el Halcón, apodo que recibió porque el transporte urbano de la localidad se llamaba Los Halcones (de allí heredó también el verde y amarillo de su camiseta). Se suceden las conquistas al bucear por su recorrido desde el ascenso. Es el único club que transitó por todas las categorías, desde la D. Supo afirmarse en primera división, crecer en los promedios hasta posicionarse entre los primeros y, una vez conseguido ello, clasificó a tres Copa Sudamericana consecutivamente. En paralelo, se dieron victorias resonantes, como las conseguidas de visitante ante tres de los grandes, Boca, Independiente y River, o las clasificaciones internacionales ante Sao Paulo y América de Cali, también fuera de casa. Ya había dado muestras de que era capaz de poner de rodillas a cualquier rival, por sus maneras ofensivas sin miramientos. El equipo sale convencido de lo que puede dar en cualquier cancha, e intenta con su fórmula hasta el final.
La línea histórica puede atestiguar la coherencia en las decisiones dirigenciales. Defensa analizó qué buscaba para su futuro, cuál sería la identidad a partir de aquellos días en que alternaba entre B Nacional y B Metropolitana, y apostó por la posesión del balón, por un equipo que proponga, que se caracterice por aquello que hoy mismo distingue al equipo. Por eso mismo, la contratación de entrenadores que siguió a aquel plan estuvo siempre alumbrada por un patrón común. Tras asentarse en segunda, se sucedieron Julio Villa, Jorge Almirón y Diego Cocca, que le dio el ascenso a la élite. Ariel Holan sembró las bases para que lo desconocido de primera no sea un impedimento para dar continuidad a la idea. Incluso, desde la directiva no mostraron pruritos al experimentar con un DT que provenía del hockey, y cuyos pasos previos en el fútbol habían sido solo como ayudante de campo.
Aún con matices, los entrenadores siempre persiguieron el mismo fin, bajo la órbita del club. Por momentos, alguno de los entrenadores planteaba el bloque más bajo, y la línea de presión se ubicaba a distintas alturas, pero la idea global se mantenía. Los períodos de José Turu Flores y Nelson Vivas fueron de transición, hasta que Juan Pablo Vojvoda volvió a las bases y Beccacece lo depositó en los puestos de vanguardia. Vojvoda, por caso, había dirigido unos pocos partidos como interino de Newell’s, donde se hacía cargo de la Reserva, y saltó de un momento a otro a una institución que no se avergüenza de probar. Una escuela de técnicos, que se va haciendo conforme a que el equipo va reescribiendo la historia. El director técnico actual, quien abandonó sus sueños de jugador de muy joven y acompañó a Jorge Sampaoli en sus travesías, puso como parada intermedia el Mundial de Rusia a sus días en Florencio Varela.
Al mismo tiempo, el equipo se nutre en cada mercado de jugadores que buscan una segunda oportunidad, y les brinda el contexto adecuado para que hagan pesar sus virtudes. Cada inicio de año, las constantes salidas hacen que la renovación sea frecuente y necesaria, pues la acumulación de jugadores que llegan a préstamo también acarrea sus consecuencias. Pero, al igual que se dio en el apartado entrenadores, en torno a los jugadores también se prioriza la búsqueda de futbolistas de buen pie, con capacidad para interactuar y asociarse. En Defensa, la adaptación de muchos de los refuerzos ha sido inmediata. Cierto es que la entidad dispone de una especie de gerenciamiento del fútbol, con el apoyo de Christian Bragarnik, uno de los empresarios más controvertidos del país, pero también las realidades económicas entre unos y otros no tienen equivalencias. Defensa agudiza el ingenio.
Las cualidades de los mediocampistas centrales con que contó el equipo en el último tiempo, hablan por sí solas de la ambición colectiva. Guido Rodríguez no tenía lugar en River, y tras el paso por el estadio Norberto Tomaghello viajó directo al fútbol mexicano. Actualmente, Leonel Miranda, el volante que no tuvo lugar en Independiente, es una de las piezas más destacadas, insustituible. Lolo ya ha dado más de una exhibición en el presente campeonato, por su capacidad para sacar el balón jugado, para protegerlo y jugarlo hacia adelante. Por caso, en el Monumental, durante el primer partido oficial del presente año, hizo estéril cada intento de los rivales por arrebatarle la pelota. Ambos casos lo evidencian, el club se transformó en un lugar que cumple con sueños individuales frustrados. Los jugadores, con una presión menor a cuestas, se animan a jugar.
Descansan los ejemplos de futbolistas que han vestido la casaca de Defe en los últimos años, transformando su firma con el club en un paso fructífero. Allí están Hernán Fredes, Lisandro Magallán o Fabián Bordagaray. En otros casos, coexisten nombres que salieron de River y Boca, y en Varela respiraron un aire que los impulsó en el campo de juego: Tomás Martínez, Juan Kaprof, Tomás Pochettino, Andrés Cubas, entre los más rimbombantes. Defensa se nutre de futbolistas a los que les ve un gran valor, respecto a la observación que hacen de los mismos los dueños de los pases. Invita a aquellos apellidos frustrados a ser piezas vitales de su búsqueda de trascender. Hoy en día, podemos hablar de Alexander Barboza o Lucas Togni, provenientes de River e Independiente, uno líder de la defensa y el otro configurado en uno de los extremos más dinámicos del torneo.
El equipo ya ha demostrado que muere con la suya, hasta el último instante, y por eso se dan las celebraciones eufóricas del cuerpo técnico desde el banco de suplentes. Es que los triunfos ante San Lorenzo, San Martín de Tucumán y Argentinos Juniors fueron in extremis, cuando parecía que el tren se escapaba. No obstante, lo logrado por Beccacece es que sus jugadores crean en él, que pudiesen hacer propia la idea de jugar de igual a igual contra cualquier adversario. Lo hace sacando la pelota desde atrás, con jugadores a diferentes alturas, una tenencia fluida del balón mediante jugadores que entran y salen de su zona de referencia, y una presión asfixiante tras pérdida. Defensa y Justicia suele juntar muchos efectivos en la zona donde tiene el balón, y eso hace que la presión sea próspera, pero siempre carga además la zona débil, para descargar hacia el otro frente.
Hablar de nombres propios también da una perspectiva del juego colectivo. Lisandro Martínez se transformó en uno de los centrales de mejor nivel en el campeonato, producto de sus virtudes para llevar el balón a campo contrario. Al igual que Barboza, no tiene dificultades al salir en conducción y llevar la pelota hasta la línea meridional del campo, pero también tiene una virtud excelsa para divisar líneas de pase y filtrar pelotas. Tanto Domingo Blanco, como Matías Rojas y el centro delantero Nicolás Fernández, posibilitan esto cuando producen el espacio detrás de los volantes rivales. En paralelo, el ex defensor de Newell’s, club que permitió increíblemente su salida, mostró una precisión notable en cambios de frente. Así, inicia el juego, lo orienta hacia los costados y brinda una vía de escape cuando Miranda está enjaulado. Además, mostró su solidez en la marca y buena ubicación, algo en lo que debe mejorar su compañero de zaga.
Un movimiento realizado ante San Lorenzo describe a la perfección uno de los mecanismos del Halcón para romper una defensa. Con Miranda presionado, Martínez conduce, atrae y lanza la pelota hacia el desmarque de Togni, mientras Rojas se ofrece como apoyo y evita la ayuda de uno de los mediocampistas. El balón raso hacia Uvita Fernández también posibilita la salida; el atacante se ha destapado en su rol de goleador, pero es un delantero siempre picante, dispuesto a sacar provecho del mínimo resquicio, y es muy habilidoso una vez que gira.
Otras búsquedas alternativas se han dado cuando no logró cambiar la ecuación ni el ritmo del partido. El ingreso de Fernando Cuqui Márquez, un ‘9’ que oficia más como un faro de referencia, a comparación de Fernández, cambió el parado del equipo en algunos juegos del 4-3-3 al 4-2-4, eliminando un interior y añadiendo un punta. El juego se hace más directo, y el ex Belgrano recibe envíos largos y descarga como pivote. Son rutas colectoras con las que el entrenador intenta captar mayores herramientas.
Los centrales se posan sobre la mitad del campo y el equipo presiona arriba en muchas fases del juego, pero no duda en parar el bloque abajo para aguantar un resultado. Siempre se moverá como una estructura uniforme, más allá de que deba defender un resultado cerca de Ezequiel Unsain. En esos casos, cuenta con efectivos que se hacen peligrosos cuando disponen de espacios, al contrataque, sumando a la lista nombres como Ciro Rius o Ignacio Aliseda, producto de inferiores. Son extremos dispuestos a toda ayuda defensiva a los laterales.
Defensa y Justicia, ese club que aprovechó mínimas ganancias para remodelar su estadio, el que se convierte en un asiduo participante de competencias internacionales, es sinónimo de respeto por un estilo y de coherencia en la administración. Y todo lo hace con recursos acotados. Se planta ante quien sea y expone sus formas. Es hora de ver si eso será suficiente, en su gran ambición. Primero, está la clasificación a Copa Libertadores.
- AUTOR
- Nicolás Galliari
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