Fóbal
Del sueño a la utopía y viceversa
Corría el año de 1982, en la fría Suecia un incipiente entrenador arengaba a los suyos a dar el cien por ciento dentro de la cancha bajo la gélida noche; un puñado de futbolistas semi-profesionales le miraba con atención, aprendía y confiaba en él pese a la crisis económica que afrontaba el club. El técnico no era otro que Sven Göran Erikkson, quien tras un par de experiencias en el ascenso sueco, tomaba las riendas del histórico IFK Göteborg. Considerado uno de los grandes del país escandinavo, el equipo estaba por escribir las páginas más gloriosas de su historia. Erikkson aspiraba a lo máximo, a la utopía, sembró el sueño entre los suyos y la epopeya tendría lugar.
Lejos quedaban las épocas en las que Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm supieron llevar un oro olímpico a Suecia y maravillaron con su portentoso estilo en la liga italiana. En los años ochenta el fútbol en Suecia era más cercano al amateurismo que a otra cosa. Así y todo, el Malmoe había acariciado la gloria europea en el pasado reciente; caricia esquiva al final de cuentas.
Para la temporada 1981-1982, el IFK Göteborg había ido avanzando por la demandante y caprichosa Copa de la UEFA (hoy Europa League). Eliminó rival tras rival hasta el parón invernal. Cuando la competencia se reanudó, el destino quiso poner ante los Blåvitt a un adversario de envergadura: el Valencia español apareció en el horizonte del pequeño equipo sueco. Un trámite habría pensado cualquiera, pero no Sven. Promotor del esquema 4-4-2 soportado por el constante apoyo de los integrantes del equipo, el Göteborg se animaba, sin embargo los problemas extracancha iban a condimentar todavía más el juego que terminaría por ser bisagra tanto para el técnico como para el equipo; la bancarrota rondaba y la hinchada lucía entre desconcertada e incrédula al imaginar que el equipo no podría tomar parte del encuentro más importante de su ya longeva historia. En el afán de dejar de ser meros espectadores, la buena voluntad llegó y el apoyo se trasladó de los terrenos de juego a cada uno de los hinchas que aportó de su capital para que el conjunto pudiese viajar a España.
Lo demás es historia pura, empate a 2 que entusiasmaba a los hinchas para el partido revancha, mismo en el que el Göteborg saldría adelante. Después despacharía al Kaiserslautern (que había dejado fuera al Real Madrid) en semifinales y dirimiría al campeón ante el histórico Hamburgo de Hrubesch, Kaltz y Félix Magath, al que le endosaría un doloroso 3-0 en el partido de vuelta en Alemania (la ida había sido favorable por 1-0 para el IFK). Campeón invicto, primer título continental para un equipo sueco. Tras el suceso, varias de sus figuras emigrarían ante la tentación de acercarse al profesionalismo imperante en otras ligas europeas. Sven partiría también al aceptar intentar romper la maldición de Béla Guttmann en el Benfica (no lo lograría).
Pero la semilla estaba sembrada ya, al éxito continental lo sucedieron varios años fructíferos. Un equipo más amateur que profesional había trastocado su propia historia y estaba dispuesto a seguir peleando por lo más alto; un lustro después y tras haber acrecentado su palmarés local, se acercó a las puertas de un nuevo hito. Gunder Bengtsson era el nuevo conductor y bajo su liderazgo los suecos fueron capaces de abrirse paso hasta la final, dejando en el camino a equipos de la envergadura del Inter de Milán de Giuseppe Bergomi, Daniel Passarella, Marco Tardelli, Alessandro Altobelli y compañía. El Dundee United aguardaba en el encuentro definitivo, pero el destino ya había designado que la utopía sería todavía mayor: bicampéon invicto de la Copa UEFA. El único equipo de su país que puede presumir semejante gesta.
El IFK Göteborg es un equipo que puede jactarse de denominarse grande. Su palmarés y número de seguidores lo avalan: 15 títulos de liga, 7 de copa y las dos mencionadas Copas de la UEFA son motivos suficientes para presumir una historia que comenzó allá por 1904.
Si nos trasladamos 113 años después de su fundación, podríamos decir que el presente de los Kamraterna no es tan alentador (hace 10 años que no consiguen un título de liga), y es que el problema no es únicamente del IFK, hoy por hoy los equipos suecos tienen pocos ingresos en comparación con otras naciones escandinavas que les han aventajado. Las épocas en las que estuvo cerca de ganar una Copa de Europa (fue eliminado por el Barcelona en semifinales en 1986) son ya muy lejanas. Otra vez habrá que soñar y encontrar a quién pueda convertir la utopía en una realidad tangible. Parece difícil, pero las utopías no entienden de ataduras.
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- AUTOR
- Abda Barroso
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