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“D”esconcertante
Los años pasan y la desorganización es un sinónimo claro del fútbol argentino. Torneos con “sobre stock” de equipos, la incógnita de si descensos sí o descensos no, copas de cabotage para rellenar el calendario y un sin fin de maniobras que no hacen más que bajar la calidad de un fútbol exportador de talento a las ligas más importantes. Lejos de los grandes estadios y los contratos millonarios, la Primera D es el claro ejemplo de este desorden futbolístico.
El silencio inundaba el “Rubén Carlos Vallejos” de Campana. La incertidumbre, el fervor, el temor y la angustia eran un cóctel peligroso para los hinchas de Puerto Nuevo, que se acercaron hasta el estadio para ver la final del Reducido ante Centro Español. El partido de ida, en el estadio de Ituzaingo, el “Gallego” se había quedado con el duelo por 2-1. La vuelta había tenido el mismo resultado, pero en favor del local. Por eso, los penales iban a determinar quien acompañaba a Liniers a la Primera C. El “Portuario” encontraba la oportunidad de ascender, algo que no conseguía desde la temporada 1994/95, mientras que los de Haedo querían obtener dicho desenlace por primera vez en su historia. Kevin Redondo, capitán e histórico jugador de Puerto, tenía en sus pies la oportunidad de escribir su nombre en el club y no falló. El volante central, con casi cien partidos en la institución campanense, abrió el pie y la puso en la palo derecho de Gianluca Albano, quien en la previa siempre le marcó ese palo pero cambió de idea a la hora de tomar una decisión. Final y euforia para quienes se acercaron al estadio. Puerto Nuevo se ganaba un lugar en la C. Pero así como Liniers y los comandados por Gastón de Armas se frotaban las manos por subir una categoría, se abría un gran interrogante para las demás instituciones, directivos e hinchas: ¿Y ahora cómo se juega la temporada que viene? Una pregunta con varios asteriscos, respuestas nulas y una falla organizativa que lleva varios años. Para esto, vamos a retroceder algunos campeonatos.
El calendario marca el 2014 como el, si se puede decir, quiebre del fútbol argentino. Antes de fallecer, Julio Humberto Grondona “rompió la matrix” y presentó el torneo de 30 equipos. Sí, el fútbol argentino se convirtió en el certamen con más combinados en la Primera División. El mismo llegaba como la salvación económica, por el aumento de partidos, y la competitividad de que “todos los equipos jueguen por algo”. Claro está, que para llegar a este número, que federalizaría el deporte nacional, había que reestructurar todas las categorías de ascenso. Gran número de ascensos y entidades que tenían la posibilidad, como Crucero del Norte, de hacer su estreno en la máxima categoría. Incluso, están los casos de Deportivo Riestra y Temperley, quienes conseguirían dos ascensos en apenas seis meses. Pero hagamos una pequeño paréntesis, porque mientras Racing se quedaba con el Torneo de Transición de 2014, en la Primera D eran Cañuelas, San Martín de Burzaco y San Miguel quienes obtenían el beneficio, dentro de una cancha obviamente, de subir a la C. Aquel certamen de Transición del 2014, que no tuvo desafiliación deportiva, fue el último donde la última división del fútbol nacional contó con 18 EQUIPOS. Al año siguiente, con la reaparición de Deportivo Paraguayo, fueron dieciséis los elencos que jugaron en la D. El comienzo del fin para una división que sufrió cachetazo tras cachetazo.
Tres años más tarde, Liniers se encontró en el ojo de la tormenta. La “Topadora del Oeste”, tras un año y medio en la C, volvió a la D con una plantilla de mucha jerarquía y dos nombres rutilantes: Matías Fleitas y Maximiliano Castano. Para el hincha promedio, Maxi es el más conocido por sus pasos por Huracán, Almagro, Instituto y Chacarita, entre otros, además de ser uno de los pocos futbolistas que jugó en todas las categorías del fútbol local. La problemático surgió porque ambos fueron futbolistas profesionales, lo cual los imposibilitaba de jugar en la D, una división totalmente amateur. Pero como dice el refrán “hecha la ley, hecha la trampa”. A pesar de haber sido profesionales, tanto Fleitas como Castano podían jugar en el elenco de Villegas porque habían surgidos y debutados en el club, una de las “excepciones de caballeros” que existía en estos contratos amateur. Ni lerdos ni perezosos, los rivales del elenco de San Justo pusieron el grito en el cielo y Liniers sufrió el descuento de 17 puntos. De pelear el torneo, a quedar último. «Primero nos clausuraron la cancha por el tema de que estaba torcida, cuando en 38 años nadie dijo nada, y ahora aparece esto», fueron algunas de las declaraciones del Castano, quien se calzó el traje de líder y salió a defender al club y compañeros. También expresó que «no sé a qué adjudicarle estos obstáculos, son piedras en el camino que nos ponen, pero es muy injusto para un club que es muy humilde y hace todo en base al esfuerzo».
El caso de Liniers no fue el único que sucumbió en la D. Después de 40 años, más precisamente desde 30 de mayo de 1977, se volvió a afiliar un equipo. Real Pilar era el nuevo integrante de la última división. Una sorpresa para mucho, pero no tanto para otros. La figura de César Mansilla y sus vínculos políticos con el macrismo, y la sociedad con Daniel Angelici, fueron un factor principal para el ingreso la división, además de contar con el aval de los equipos de la liga de Escobar e instituciones vinculados a la zona.
El 2019 tendría otro capítulo más, en este desangrado organizacional y de jerarquía futbolística. A mediados de año, la Mesa de la Divisional, comandada desde hace años por Dante Majori (presidente de Yupanqui), tomó la decisión de modificar las excepciones de los “futbolistas profesionales” que jugaban en la categoría. Estas excepciones eran:
- Quienes habían firmado contrato como profesional en el fútbol del exterior.
- Aquellos que tenían contrato y solo habían firmado planilla, sin sumar minutos ni en Reserva ni en Primera.
- Los que ascendieron de la D a la C y luego descendieron con el mismo club.
Estos cambios generaron un gran revuelo, porque justo se dieron meses después del ascenso de Real Pilar, quien tuvo en sus filas a David Sueldo. El central estuvo en la mira, ya que quien había jugado varios partidos en la Reserva de Argentinos Juniors, lo cual llevó a varios equipos a elevar su reclamo, como sucedió con el caso Castano- Liniers, pero estas quejas fueron rápidamente rechazadas. Leandro Bonet fue uno de los representantes de un grupo de más de cincuenta jugadores que se iban a quedar sin la posibilidad de seguir despuntando el vicio. “Chiquito”, como se lo conoce en la categoría y de amplia trayectoria en la “D”, no dudó en mostrar su malestar y disgusto por la decisión de los dirigentes: «Sentimos decepción por la medida apresurada y descabellada. Sin anticipo ni lógica. Si bien el torneo de la D comienza el 6 de septiembre, llevamos más de un mes entrenando en la pretemporada. Encontrarte sin club y que te digan quizás podes a ir un club de la C, cuando sabemos que es imposible porque ya los planteles están armados». Más allá de los reclamos y pedidos de reprogramar dicha resolución, fue en vano ya que Majori & Cía mantuvo su postura.
El post pandemia también trajo consigo cambios en el armado de los planteles. A partir del torneo del 2021, cada equipo podrá contar con solo seis mayores de 23 años. Sí, solo seis mayores por plantel. Un revés importante, teniendo en cuenta que antes se podía tener seis mayores que firmen planilla por partido y varios más que integraran parte del club. ¿Qué significa? Cada vez más juveniles, algo que siempre se buscó imponer en la divisional, pero con oportunidades “más corta” de poder imponerse dentro del ambiente futbolístico. Si un futbolista de 24/25 años no logró destacar en la categoría, seguramente no tendrá más posibilidades de mostrarse, ya que los cupos de mayores se utilizan para aquellos que tengan una vasta trayectoria en la D o le “den una salto de calidad al plantel”.
Si hoy arrancará el torneo de la D, diez serán los equipos que comenzarían su sueño por ascender. Cambaceres y Sportivo Barracas como los máximos candidatos, luego de fracasar el certamen pasado; Centro Español en busca de la revancha. En el otro pelotón podemos poner a Argentino de Rosario, Juventud Unida con su estadio remodelado y Central Ballester, con el condimento del retorno a su hogar después de casi 20 años deambulado. El “Canalla” volverá a José León Suárez después de alquilar localías en Campana, Juventud Unida, General Rodríguez y decenas de destinos incomprensibles. Y por último Lugano, Yupanqui y Deportivo Paraguayo, elencos que conviven entre la ilusión de ser y la desazón de seguir vagando por estadios del conurbano bonaerense. Habrá que ver si se abre ese cupo para equipos nuevos, que lleguen para potenciar la categoría y aumentar el número de participantes. Antes del inicio del Clausura y Apertura, se rumoreó que eran cuatro las instituciones que iban a ser invitadas la D. Instituciones como Everton de La Plata, Deportivo Metalúrgica, HACOAJ, La Catedral, Roma de Tigre, Huracán de San Justo, Juventud de Bernal y Atlético Pilar, entre otros, fueron quienes presentaron sus proyectos para afiliarse. La versión que se estableció, antes del comienzo de la temporada pasada, era llevar el número a 18 equipos, sin desafiliación (el último fue Lamadrid en 2016). Algo que al parecer, por el momento, no sucederá.
Mientras todos las categorías del fútbol nacional tiene su fixture, la Primera D no saben cuántos equipo van decir presentar, cómo se va a jugar y que modalidad se dará, es decir, torneo largo o Apertura y Clausura, como sucedió últimamente. Lo único cierto, es que el panorama es Desconcertante.
- AUTOR
- Claudio González
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