Entrevistas
Desde Temperley, unos 17 mil kilómetros
Un portal desde Lomas de Zamora a las entrañas del océano pacífico. Imaginar la cantidad de transportes a combinar para atravesar desde Zona Sur hasta las altas mareas de la Micronesia solo puede partir de un cuento de Pedro Saborido o de algún agente de viajes estimulado por alguna sustancia. Decir que el fútbol burla distancias ya es un ciclhé: bien masticadas -y no por eso menos emocionantes- son los videos de gente en, por ejemplo, Bangladesh, vanagloriando a la Selección Argentina con festejos ante sus triunfos en las calles. Pero el futbolista Leon Morimoto, de 20 años, fue un paso más adelante: sus botines bien conocen el pasto del campeonato argentino, así como también el césped de las eliminatorias asiáticas. Bondis, trenes, playas y muchas millas componen su itinerario como lateral izquierdo.
Morimoto es nacido en Guam, una isla ubicada en el Océano Pacífico, junto a Puerto Rico y las Islas Vírgenes, entre otros, uno de los territorios que, bajo soberanía de los Estados Unidos, no se lo considera parte del territorio nacional del país del norte -así como tampoco son identificados como países independientes – y, además, un sitio que cuenta con su propia selección local, la cual compite bajo la órbita de la Confederación Asiática de Fútbol. Además, Morimoto forma parte de la reserva del Club Atlético Temperley, aquí, en Argentina, jugando en un estadio a casi 17 mil kilómetros de su hogar. «Guam es parte de los Estados Unidos. A ver, no es un estado, pero es dependiente de aquel país», nos explicó Morimoto.
Para entender la juventud no solo de Morimoto, sino de la propia estructura futbolística de Guam, al momento de nacer el futbolista, a fines del 2001, dicho combinado llevada tan solo cinco años siendo considerado miembro pleno de la AFC. En aquella ocasión aspiró a clasificar a la copa continental, siendo rápidamente despejada por derrotas 9-0 ante Corea y Vietnam y 9-2 ante Taiwán. «Dependo del avión, ir de Temperley a Guam me lleva más de un día. Es un viaje extenso, a veces con más de tres escalas», dijo el futbolista, integrante de la reserva de el Gasolero.
La pandemia fue un desafío a la cotidianidad de Morimoto. Las profundades del confinamiento obligatorio volaron por los aires los aviones, las playas y los regresos: Guam pasó a ser un lugar lejano que alguna vez fue un hogar durante los más de 100 días que se asentó en la pensión de Temperley aguardando que las aguas se calmen. «Me siento feliz que mis seres queridos estuvieron sanos en aquellos tiempos. En lo futbolístico, también estoy contento: no tuve lesiones ni nada parecido por la falta de actividad». Guam trepó a casi 10.000 casos de coronavirus en total y 145 fallecidos. «La pandemia fue un espanto», explicó Morimoto.
De cara a Qatar 2022, Guam superó la primera ronda tras superar a Bután en un global de 5-1. Accedió así a la segunda ronda en un grupo de cinco dónde clasificaban los dos primeros, a dos rondas. Compartió fase con Siria, China, Filipinas y Malvinas. El combinado guameño culminó último, con ocho derrotas, dos goles a favor y 32 en contra. «Obvio cuando toca jugar con selecciones más grandes es todo un tema, se hace difícil. Tienen más jugadores para llamar, mejor técnica, más cuerpo técnico, más comodidades”, reflexionó Morimoto.
¿Qué se avecina en la vida del único ser humano que une con la redonda al Conurbano con Guam? «Al principio fue difícil adaptarme, ¡tuve que aprender español de cero! Pero… ¡afortunadamente estoy rodeado de buenas personas! Así que pude aprender muchísimo a lo largo del tiempo». Morimoto sale del entrenamiento de Temperley y sube al colectivo de siempre. El chófer no sabe que su vehículo es la primera parada de un trayecto que culmina en las inmensidades del Pacífico.
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- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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