Entrevistas
«Diego en números»: la carrera de Maradona en un libro que hace un culto del detalle
Hay miles de historias que involucran a Maradona, tanto afuera del campo de juego como adentro. De todos los colores y de distintas dimensiones. Pero muchas no se encuentran fácilmente, por eso Diego Dal Santo, abogado pampeano, mutó sus redes sociales y buscó encontrar todo lo que tenía que ver con el Diego futbolista. Lo que empezó como el proyecto para la primera calle en el mundo en homenaje al 10, terminó en “El Diego en números”.
CR: ¿Por qué escribir un libro sobre Diego Maradona? Más que nada porque sos de una rama distinta.
- Es una buena pregunta qué me llevó a escribir el libro. En realidad, nunca pensé que iba a escribir uno. Pero la página que yo tengo de Facebook (“Calle Diego Armando Maradona”) en homenaje al Diego, y que la hice para dar a conocer el proyecto que presenté en 2003 y después se concretó en 2005 en la primera calle en el mundo con su nombre, lo usaba mucho de efemérides. Una vez conocido el homenaje, y pasada un poco la efervescencia de la primera calle, pensé ¿qué hago? No voy a abrir otra página. Se siguió llamando igual, tenía las mismas fotos, pero lo empecé a usar como efemérides. “Un día como hoy” Diego tal cosa, y comencé a poner datos. En un momento me di cuenta que tenía un montón, pero que siempre eran los conocidos. Y que cuando uno quería buscar un partido salido de lo normal, no se encontraba demasiado. Entonces, aprovechando que en 2016 empecé a viajar a Buenos Aires por un posgrado, que hice durante dos años una vez por mes cursando viernes y sábado, me iba un día antes y aprovechaba para ir a la Biblioteca Nacional. Inicié laburando con “El Gráfico” y me di cuenta de que esa base de datos, que era bastante resumida, comenzó a tomar color con datos no tan conocidos, con partidos perdidos y sobre todo, esa parte del Diego que no se conocen tanto que son los amistosos. Uno conoce los números del Diego, pero esos datos los fui complementando con los diarios de la época, como Clarín, La Nación, Popular, Crónica. Durante la pandemia, en marzo del año pasado, me suscribí a un par de diarios italianos y revisé día por día su carrera en Napoli, con lo cual no solo llegué a los partidos oficiales sino a un montón de partidos amistosos, algunos a beneficio, como contra la Selección de Polonia. Los ordené, los clasifiqué, traté de ampliar la información disponible, los armé de forma cronológica, los dividí en clubes por un lado y Selección por otro. Me di cuenta que estaba llegando a algo que estaba buenísimo y a muchas cosas que no existían. Ahí fue cuando se originó la idea del libro, no solo en mi deseo o pensamiento, sino en el contenido. Todo empezó por un fanático de las estadísticas, que tenía una base de datos reducida y hoy tiene más de 900 partidos.
CR: Está claro que esto es producto de tu fanatismo por el Diego, ¿cómo nació esa pasión?
- Desde la cuna, porque nací en septiembre del ‘81, el 15. Y un mes antes, Diego ganaba el Metropolitano con Boca. Mi viejo, hincha Xeneize, y mi mamá decidieron ponerme Diego. Mi fanatismo viene desde antes que yo me enterara qué pasaba con él. Soy uno de los Diego que se llama Diego por él.
CR: ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el Diego?
- El primero que me acuerdo, y lo corroboré con el tiempo, es el 22 de Junio del ‘86. Tenía cuatro años y monedas. Ese domingo, un amigo de mi viejo fue a casa a ver el partido contra Inglaterra. Yo tenía un recuerdo de un terrible ruido en mi casa, como si se hubiese roto un vidrio y todo lo que había arriba. Resulta que, en el segundo gol a los ingleses, el amigo de mi viejo (que hoy sigue formando parte de nuestro círculo de amistad y es quien me alojaba cuando venía a hacer el posgrado) tiró la silla para atrás y con ese movimiento, rompió una repisa que tenía mi mamá con decoraciones de porcelana y cerámica. Me quedó muy grabada la situación del ruido y los gritos, entonces con el tiempo -está claro que tenía poco más de cuatro años y es imposible recordar lo que sucedió- le pregunté a mis viejos qué había pasado ese día y me comentaron que Juan, nuestro amigo, rompió todo cuando gritó el segundo gol a los ingleses.
«Soy uno de los Diego que se llama Diego por él»
CR: ¿Qué fue lo que te llevó a proponer que una calle lleve el nombre de Diego Armando Maradona?
- Fundamentalmente, fue una forma de dar un agradecimiento por parte de nuestra ciudad, que Diego haya elegido Santa Rosa, sus zonas cercanas e instalaciones cercanas para entrenar pensando en el Mundial de Estados Unidos. Santa Rosa, si bien es la capital de la Provincia, es una ciudad muy chica, muy tranquila y no suele tener acontecimientos públicos de gran magnitud. Quizás, hace algunos años sí por la inauguración del autódromo, porque viene mucha gente de todo el país a ver las carreras, también durante la primera y segunda edición del Dakar, pero sino no suele haber cosas de gran magnitud. No suele pasar algo fuera de lo normal, que fuese tapa de los grandes medios nacionales (Diego sonríe y exclama un “por suerte”). Para que te des una idea, es equivalente a que Messi, en septiembre del año que viene, venga a La Pampa a entrenar de cara a lo que va a ser su último Mundial. Fue una locura lo que generó Diego a los 33 años, a dos meses de su último Mundial. Me parecía que era una linda forma de agradecerle que haya estado acá. Y por otro lado, era un homenaje que estaba bueno. Empecé a mirar las calles de la ciudad y me di cuenta de muchas que me llamaban la atención. ¿Por qué mi ciudad, o cualquiera de la Argentina, homenajea a John F. Kennedy?, ¿qué tiene que ver Santa Rosa, La Pampa, con Kennedy? Si vos me decís había un movimiento que buscaba homenajear a todos los presidentes norteamericanos, o en algunas que tienen nombres de pájaros, fenómeno. Pero Kennedy era la única y qué tiene que ver con nosotros. Después, algunos personajes polémicos, como Roca. Por ejemplo, en mi proyecto hablé del nombre de Roca y lo discutible que puede ser su figura, y años después a la Avenida Roca se le quitó el nombre y se le puso San Martín, de punta a punta. Yo lo planteé diez años antes de que pasó, imagínate. Entonces, pensé por qué no Maradona y lo escribí en un proyecto, de no más de una carilla, con lo que significaba Diego como argentino en el mundo, el agradecimiento de nuestra ciudad por elegirnos para su preparación para el ‘94 y no mucho más. Esto fue en el 2003. El primer obstáculo fue que no había calles sin nombre, y tampoco se le quería quitar a una calle ya existente por todos los problemas burocráticos que puede traer, como los planos de la ciudad, las facturas de los servicios y toda la historieta. En 2004 se creó un barrio nuevo, por lo cual quedaron calles sin nombrar, y en el 2005, por unanimidad, se convirtió en la primera calle del mundo con el nombre de Diego. Uno lo piensa de esa manera, con el honor de ser “la primera calle en el mundo”, es muy fuerte. Imagínate lo que se te ocurra, y que vos hayas sido el primero del mundo en hacerlo, lo que quieras. En mi caso, era esa calle. Aunque con el tiempo, más allá del ego y de poder decir que es la primera del mundo, me di cuenta que lo importante es que Diego estaba vivo. Me acuerdo que al otro día de la inauguración, me hicieron una nota en el diario, y en el título pusieron “los homenajes se hacen en vida”. Y ahí entendí que lo importante es que el homenajeado pueda disfrutar de ese mimo o ese reconocimiento. Iba a ser difícil que Diego venga a La Pampa otra vez a cortar la cinta por su calle, o por lo que fuera, algo que sí puede suceder con otra figura pública local. Él no vino pero se enteró y lo pudo disfrutar. A partir de noviembre del año pasado, las calles con el nombre del Diego se multiplicaron, pero él ya no está. Entonces comprendí que Diego pudo disfrutar a su manera ese estímulo o veneración en forma de calle.
CR: ¿Cómo te enteraste que iba a Santa Rosa?
- No me enteré cuando venía. De hecho, fue una sorpresa. Diego creía que iba a ser una sorpresa. Vino en vuelo de Austral, llegó el domingo y el día anterior habían llegado Signorini y el papá, que fueron a comprar sábanas, toallas y todo tipo de cosas. Diego cayó el domingo pensando que era todo una sorpresa, pero una radio local se enteró que venía, cuando llegó al aeropuerto había entre 500 y 1000 personas. Yo me enteré en esos días y traté de ver de qué manera podía acercarme a él, pero era complicado porque no conocía a nadie. Fuimos al club donde él realizaba natación, que era la última actividad que hacía en el día antes de volver al campo y relajarse. Pero era imposible, porque la pileta era céntrica y se amontonaba muchísima gente. Después, mi viejo consiguió la dirección de la gente que le prestaba el campo, y me llevó de sorpresa. Bajó, yo sin saber dónde estábamos, golpeó una puerta y volvió. Claramente le pregunté qué estaba haciendo y me dijo que ahí estaba Maradona. Para desgracia mía, a la tarde se había vuelto a Buenos Aires. Muchísimas veces me pasó de conseguir contactos cercanos a Diego. Uno fue Fernando Molina, que acaba de sacar el libro con el profe Signorini; otro, el chico que me hizo la tapa del libro, que manejaba las redes sociales de Diego. En algún momento hablé con Claudia, cuando vino a La Pampa, también con el Colorado Mac Allister cuando jugaban al Showbol, con la fotógrafa de Gimnasia de La Plata, siempre conseguí gente. Pero de alguna u otra manera, cuando me estaban haciendo el contacto como para permitirme el encuentro con el Diego, siempre pasó algo. Y me quedé ahí, en la puerta, en la gatera. Esa noche pasó eso. Hoy tengo juntados todos los archivos de los diarios de la época de Santa Rosa y General Pico, de todos los días, el cronograma de lo que hacía día por día. Siempre cuento que tengo fotografiadas las temperaturas, porque la gente cree que el clima en abril es templado, lo cual es una realidad pero en la ciudad, en el campo las temperaturas son bajo cero. Digo que hay que imaginarse a Diego, entrenando durante la mañana con temperaturas muy frías.
CR: ¿Cuál es la información que más te llamó la atención o que te asombró?
- Hay muchísima información bizarra y rarísima. Como por ejemplo, el doble de amistosos en Napoli de lo que uno puede encontrar en la web. Yo debo tener investigados alrededor de 50 partidos, cuando en páginas de internet no encontrás más de 15. Esto me sorprendió, porque no pensé que había jugado tantos. También encontré un gol que ni siquiera AFA tenía computado. Entre todo el material que investigué, trabajé con los anuarios de AFA y fue ahí donde hallé este gol, que es oficial en selección juvenil y me llevó a investigar diarios de Argentina, Perú y Venezuela. Sin dudas este hallazgo, en lo personal, es lo mejor de la historia. Argentina no lo tiene computado, pero sí Venezuela y Perú. Los medios venezolanos lo tenían apuntado y entonces me contacté con un medio peruano, similar a Clarín en cuanto a la envergadura e importancia en su país. Le envíe datos a un mail institucional, que no tenes certeza efectivamente si lo van a leer, y si lo leen, que le interese, y si le interesa, que te contesten. Un día me responden “Señor Dal Santo, hemos encontrado la información que busca. Debería depositarnos tanta plata”. Eran como $2000, por una hoja de diario de época, en la que Diego había jugado pero no me aseguraba si había hecho un gol. Cuando les envío los datos para que me den bola, había resaltado un gol perdido de Maradona. Bueno, me contestaron eso y yo no deposité la plata, porque ya había pagado diarios colombianos, suscripciones a medios italianos, llevaba gastado un montón de plata en el camino. Entonces dije “ya está, veré de qué manera encuentro esa info”. Al día siguiente, aparece una hoja en el diario online de Perú y el título fue “APARECE EL GOL PERDIDO DE MARADONA”. Me agarró una calentura, porque más allá del autobombo, usaron el mismo término con el que me presente (risas).
«Fue una forma de dar un agradecimiento por haber elegido nuestra ciudad»
CR: Me imagino contactándote con varios medios para encontrar cada vez más información y de mayor precisión.
- Como te dije, yo había trabajado con varios medios gráficos nacionales, entonces tenía bastante completa la carrera del Diego en Argentinos Juniors, en Boca, el puñado de partidos en Newell’s y la Selección. Después encontré el diario Mundo Deportivo de Barcelona, que está digitalizado, lo cual me permitió ir día por día y de esta manera completar su paso por España, que es corto. También usé ABC para investigar su recorrido en Sevilla. El tema estaba en buscar lo de Napoli, que si bien tenía todos los partidos oficiales, restaba encontrar los amistosos. Lo primero que hice fue organizarlos cronológicamente, seguir buscando uno por uno en YouTube. Esto me llevó a apuntar otras cosas, como detalles de la ropa, color de la cinta de capitán, los números de camiseta, los botines. Todos datos que aparecen en el libro. Ahí fui viendo si Diego hacía los goles, si daba las asistencias, si erraba algún penal, si entraba como suplente, etc. Me quedaba luego a hacer las anotaciones de las fichas que hacían los diarios o el mismo El Gráfico, y encontré La Stampa, que tiene el 100% de su archivo digitalizado. De esta manera, pude seguir el día a día de los siete años del Diego en Napoli. Esto me llevó a encontrar un montón de amistosos. Un día también empecé a buscar en La Gazzetta Dello Sport, que tenía algo colgado por ahí, y después me suscribí al Corriere Della Sera. Metí tarjeta de crédito y aproveche la pandemia, que me permitía trabajar en casa todos los días, y ahí reforcé todo tipo de datos que ya tenía. También encontré que O Globo, el diario brasileño, también tiene todo su archivo digitalizado, y lo utilicé para buscar todos los partidos que el Diego jugó contra equipos brasileños. Lo mismo con El Informador mexicano, como la última gira de Argentinos Juniors o el amistoso contra América, el Mundial o el amistoso de Napoli contra Pumas. Fui llevando toda la información después de horas culo-silla, de suscripciones, de información gratis. Cuando ya tenía limitado todo tipo de encuentro, porque ya había encontrado un montón de cosas o tenía datos pequeños, empecé a contar con medios provinciales donde Diego había jugado, para ver si podía tener acceso a esa información. Lo mismo hice con los países donde había estado disputado algún partido. Mandaba mails a diarios, bibliotecas, periodistas, ya sea por Twitter o por correo electrónico. Por ejemplo, que está dentro de las cosas más lindas que me pasó, gente oficial del Tottenham me contestó un mail. En mayo de 1986, Diego forma parte del partido despedida del Pitón Ardiles. Yo tenía todos los datos, pero me faltaba el árbitro. Les envíe el mail y me contestaron todo lo que necesitaba. Me pareció una locura por la importancia del club. También tengo algunos pendientes, como los partidos que jugó en Costa de Marfil en el ’81; me comuniqué con los equipos vía Facebook pero nunca me pasaron la info que buscaba. De la gira con Boca en Japón en el ’82, conseguí los datos y con qué jugador cambia la camiseta número 6, que incluso hay fotos.
CR: ¿Alguna vez tuviste la oportunidad de contactarte con él?
- Había logrado contarle, no me acuerdo a quién, sobre la idea del libro. Entre ellas, la fotógrafa de Gimnasia. En teoría, me iban a dar una mano para conocerlo. Algo similar pasó en el 2006, en la época del Mundial de Alemania. Radio Mitre tenía un programa donde estaba Gonzalo Bonadeo, Horacio Pagani, el relato de Boca de ese momento, y mandé dos millones de mails para hacer conocer lo de la calle y la aprobación. Después de insistir, me suena el celular y me dicen “Hola Diego, soy la productora de ‘Hay Equipo’. Gonzalo va a hablar con Diego y te vamos a cruzar en vivo”. Entonces Bonadeo le recuerda al Diego el viaje a La Pampa (el periodista fue uno de los pocos autorizados a entrar al campo durante su estadía en la provincia), lo cual responde que sí y ahí me presenta como el ideador de la calle. Antes que yo pueda decir algo, Diego dice: ‘yo leí la carta que mandaste a mi casa”. Quedé perplejo, porque había pasado mucho tiempo de aquella carta que le envié. Una carta de puño y letra que mandé por correo a Segurola y Habana. Ya está, cuando dijo eso, la charla ya estaba cumplida, no necesitaba más nada. Charlamos dos minutos sobre la calle, me lo agradeció y dijo que quería ir a conocerla con Dalma y Giannina. Eso me da la certeza que algo sabía de mí.
«Charlamos dos minutos sobre la calle, me lo agradeció y dijo que quería ir a conocerla con Dalma y Giannina»
CR: ¿Qué estabas haciendo el día de su muerte?
- Me agarró acá en casa. Para esa época hacía teletrabajo un día y otro presencial, y justo ese día me tocó quedarme en casa. Al mediodía estaba viendo Twitter y me encontré con un tweet de Julián Weich, que uno no lo tiene asociado ni a los chimentos ni a la berretada o primicia boluda. Me vine corriendo al living y prendí la tele, donde la noticia ya estaba en todos los medios. Son esos días que nunca esperas que lleguen, más allá de que nadie es inmortal, pero no te preparas. Para la gente que me conoce, sabe que fue como el fallecimiento de un ser querido, lo recuerdo como el fallecimiento de mi vieja de hace seis años atrás. De esas noticias que te pegan fuerte, que no podes recuperarte, que le buscas explicaciones y no encontras nada.
CR: El libro es un homenaje al Diego o una satisfacción personal
- Es un homenaje al Diego. Cuando empecé a laburar con esto, me di cuenta que Diego fue el último mega gran jugador del fútbol, previo a la globalización de internet. Es más, el Diego es el primer futbolista que tuvo un dominio en internet, que me acuerdo patente porque fue una nota en El Gráfico en el 96/97. Con esto de la web, como amante de las estadísticas me di cuenta que cualquier jugador, sea cual sea su jerarquía, tiene su estadística. El lateral izquierdo de Turquía tiene todos sus datos oficiales, desde goles a tarjetas. Y de Diego esto no se sabe, si bien tenemos los 91 partidos y 34 goles en la Selección, 259 y 115 en Napoli, pero cómo hizo los 115 goles. Hizo 115 en oficiales y ¿cuántos en amistosos? ¿Cuántos partidos oficiales y amistosos jugó en Argentinos? Lo que intenté fue poner a disposición de la gente, al que le interesaba por supuesto, la carrera del Diego desgranada con estas estadísticas. Cuántos goles de cabeza hizo, qué color de cinta de capitán uso, qué marcas de botines usó, cuántos penales le atajaron. Si hizo más goles en los primeros tiempos que en los segundos, lo que puede tirar por tierra que Diego no entrenaba, pero sin embargo, tiene un porcentaje altísimo en los segundos tiempos. No sé, cosas así. Ir mechando todo esto con anécdotas que te permiten conocer, que hoy no garpa lamentablemente porque se prefiere hablar de otras cosas, un tipo sumamente solidario, recontra compañero, que organizó partidos a beneficio para ayudar a colegas o quienes lo necesitaban, que incluso donó camisetas. Para que veas esto último, el gol que el Diego le hace a Juventus de tiro libre, el 5 de Noviembre de 1985, marca un quiebre de doce años que Napoli no le ganaba. Camino a los vestuarios, Platini le pide la camiseta y Diego se la regala para una obra benéfica. Diego sabía muy bien lo que significaba ese partido, la magnitud de un triunfo de esa manera, del destrato del norte de Italia hacia Napoli. Sin embargo, dejó todo eso de lado y le dio la camiseta a Platini, que por ese entonces era el jugador que podía pelearle el cetro como el mejor del mundo. Hay 60, 70 cambios de camisetas, un montón de control antidoping, un montón de infiltraciones para jugar. Fue poner a disposición de la gente toda esta información, para que entiendan que no fue solo un futbolista que ganó un Mundial o trofeos en Italia. Esto permite analizar la carrera del Diego desde otra mirada. Con Napoli logra algo que no se había conseguido antes ni después de su salida. No es que solo ganó cinco títulos en Napoli, lo pone al club en un lugar en el que no había estado nunca.
- AUTOR
- Claudio González
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