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Dzyuba, el arma clave de Rusia
Controló el envío largo con una plasticidad de la que su cuerpo no parece alardear. Se elevó en el césped de San Petersburgo y bajó la pelota que uno de los centrales, al sacar una falta, le había dirigido. Artem Dzyuba orientó el siguiente paso hacia la izquierda con el pecho y luego, tras quitar de su camino a ambos centrales egipcios, definió al primer palo con su pierna inhábil, la derecha. Un gol excelso, que empezó a rubricar el segundo triunfo de Rusia en su Mundial, el que le permitió casi asegurarse un lugar en octavos de final.
Las formas que había exhibido en el debut ante Arabia Saudita, cuando ingresó en la segunda parte, le dieron un lugar en el once de partida para la segunda jornada. Y el juego de los dirigidos por Stanislav Cherchésov, de enviar constantemente pelotas a su centro delantero para que descargue y se apoye en los centrocampistas, se acentuó con el ingreso de Dzyuba. Fedor Smolov, quien arrancó la Copa del Mundo como titular, enseña otras características, si bien se muestra expectante de los envíos largos; va más al espacio y se asocia con mayor asiduidad por abajo.
Cierto es que la gran victoria ante Egipto comenzó a escribirse a partir de un gol en contra, pero cada intervención de Dzyuba estaba aportando mucha profundidad desde temprano a los anfitriones. Sus descargas a un toque fueron de mucha calidad, activando a Aleksandr Golovin o Aleksandr Samedov en tres cuartos de campo para luego atacar con ferocidad el área. Es un portento físico con mucha capacidad técnica para imponerse y tocar con precisión. De hecho, durante todo el partido dejó sin chances a Ahmed Hegazy, el central africano que milita en el West Bromwich Albion inglés. Incluso, cuando gira y conduce se hace incontenible.
Es un recurso repetitivo de Rusia, pero el más efectivo para plantar al equipo en campo contrario. A partir de allí, el talento fluye, a pesar de no ser una selección que destaque por sus asociaciones y las construcciones colectivas en ofensiva. Cherchésov apuesta a salir con envíos largos, salteando el mediocampo, a partir de las limitaciones propias de progresar entre líneas. Golovin suma pausa a un conjunto que siempre está dispuesto a correr hacia adelante y, ante la infortuita lesión de Alán Dzagoev en el debut, comenzó a tener mayor libertad por dentro. Denís Cheryshev, quien con su doblete en la inauguración se ganó su espacio en el once, desnivela por izquierda al tiempo que aprovecha los desdobles de Yuri Zhirkov.
Mientras Dzyuba realiza su trabajo, el bloque sube, y así se muestra junto para recuperar arriba inmediatamente ante una pérdida. El entrenador, de esa manera, cubre dos defectos y los transforma en virtudes: la imposibilidad de construir desde primera línea y las fisuras en el repliegue. Su delantero referencia, que anotó un gol en cada partido jugado hasta ahora en el Mundial y desarrolló toda su carrera en su país, fue sustancial. Los rusos cortaron una racha de más de ocho meses sin triunfos justo en el arranque de la cita máxima, y se insertaron nuevamente en octavos de final de la competición. La última vez había sido en México 1986, antes de la disolución de la Unión Soviética.
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- AUTOR
- Nicolás Galliari
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