La llegada de Monchi a la dirección deportiva de Roma empezó con muchas críticas. La venta de jugadores estrella como Mohamed Salah, Antonio Rüdiger o Leonardo Paredes, sumadas a que no se había comprado ningún futbolista de renombre con la billetera llena por las ventas de sus figuras, hizo que los tifosi romanos explotaran contra su proyecto futbolistico.

El inicio de la Roma en la Serie A fue muy positivo, un equipo con muchos nombres que recién llegan y con un nuevo DT como Eusebio Di Francesco. La derrota ante el Inter en la cuarta fecha dejó algunas dudas, pero pronto volvió a la senda del triunfo. Gran parte de culpa la tuvo Edin Dzeko.

Sin tener un gran nombre como otros delanteros de élite o ser uno de los más deseados en el mercado de pases de cada año, el bosnio ha mantenido un gran nivel durante varios años. Tanto en el Wolfsburgo, Manchester City o la Roma, en todos rindió en un gran nivel. En la salida, siempre se mostró como una alternativa al momento de no poder salir jugando por abajo. En los metros finales, es capaz de hacer pases gol imposibles o goles de gran calidad. Todo con la técnica de un distinto.

Dzeko, goles y una técnica muy depurada

En Champions cayeron en la zona más dura de la competencia, junto al Chelsea campeón de la Premier League y un Atlético de Madrid que cada año muestra una competitividad feroz. Frente a los ingleses, Dzeko se lució tanto en el Stamford Bridge como en el Olímpico. Su gran actuación permitió empatar un partido casi perdido en Londres y ganar otro clave en Italia.

El sábado, en la victoria frente a Lazio, las viejas figuras de la Roma como Dzeko y Radja Nainggolan fueron artífices de la gran actuación de su equipo, que se esperanza con seguir en la pelea de la Serie A. En Europa están muy cerca de obtener la clasificación y esperan volver a revivir viejas glorias. A la Roma se le fueron muchos y muy buenos, pero se quedaron con uno que pocos tienen.

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