La Liga
El Celta de Berizzo cada vez se atreve a más
Celta de Vigo parece decidido a dejar de ser una sorpresa para convertirse en realidad. Y lo cierto es que con la temporada que está teniendo encuentra el sustento necesario para afirmarlo. Los números hablan por sí solos: el equipo se encuentra en la quinta colocación, puesto clasificatorio a la Europa League 2016/2017, y está a ocho puntos de Villarreal, dueño de la cuarta ubicación. Con 18 unidades aún en juego mantiene la esperanza de meterse en la Champions League.
Gran parte del mérito de este presente es del entrenador, el argentino Eduardo Berizzo. En su segunda temporada en el club de Galicia, el Toto profundizó el estilo que ya había mostrado en la 2014/2015: una vocación claramente ofensiva, con presión y agresividad a la hora de recuperar la pelota más allá de los nombres que ponga en cancha. Sus actores captan a la perfección lo que quiere el ex director técnico de Estudiantes y O’Higgins e intentan poner en práctica ese libreto: Celta es un equipo que busca ser protagonista, vertiginoso y mantiene una saludable intención de buscar siempre el arco rival.
También es cierto que, cuando no logra tener la pelota y no encuentra caminos en ataque, suele quedar descompensado en defensa y ese desequilibrio puede transformarse en goleadas en contra ante conjuntos de gran jerarquía individual: pruebas de esto son el 1-6 ante Barcelona y 1-7 frente a Real Madrid este año. Aún así, el plan es el mismo, juegue con dos o tres centrales para neutralizar el ataque rival o implemente un esquema 4-2-3-1 o 4-3-3.
Cinco triunfos y tres empates en ocho fechas conformaron un sólido arranque de temporada, incluyendo la sorpresiva goleada a Barcelona por 4-1 en Balaídos que despertó asombro y admiración en los medios ibéricos.
Llegando al final de 2015, el equipo se mantenía entre los primeros cuatro lugares de la tabla pero una mala racha de lesiones, ventas y resultados adversos rezagaron a los célticos en la lucha por los puestos de clasificación a la Champions League.
El primer golpe fue la baja de Nolito, hombre irremplazable en el ataque de Celta. El de Barrameda, ex Barcelona y Benfica, llevaba ocho goles en 15 partidos cuando una lesión en el muslo lo alejó más de dos meses de las canchas. La ausencia del delantero se vio potenciada por la venta de Augusto Fernández al Atlético de Madrid para año nuevo. El volante argentino era clave por su polifuncionalidad y trato de pelota. Sin dos de sus piezas claves, al equipo le costó reacomodarse y sufrió cinco derrotas en siete encuentros que lo alejaron de las primeras posiciones.
Aún así, y ya con el regreso de Nolito, los de Vigo volvieron de a poco a encontrarse con su mejor versión y con cinco triunfos en sus últimos ocho partidos se mantiene a la expectativa de darle pelea a Villarreal. Está claro que los de Vigo (que también llegaron a semifinales de la Copa del Rey) no son el equipo de comienzos de la liga, pero van hallando mejorías en su nivel colectivo e individual.
Ahora, todos los cañones apuntan a la recta final de la liga. Porque si hay algo que ha demostrado el Celta en estas dos últimas temporadas es que no se conforma y siempre apunta a conseguir algo más. Material tiene. E ilusión también.
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- AUTOR
- Federico Leiva
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