América
MWU: El día que Brasil B aplastó a Argentina
Inauguramos la sección «Millenials Will Understand», buscando repasar momentos futbolísticos claves, bisagra o de culto que marcaron los años más tempranos de la actual generación millennial, rememorando tiempos donde la banda ancha ya llegaba a casa de prácticamente todos, pero aún el asunto era primitivo como para poder gozarla a través de memes.
El año es 2007. Venezuela aún no representaba el significado ideológico que conlleva en los tiempos que corren. Si bien los lineamientos políticos a nivel continental estaban claros en cuanto a simpatías y rivalidades entre países, aquella tierra era meramente para todos nosotros el sitio en donde se desarrollaría la Copa América de ese año. En la Selección Argentina, al amargo trago de la eliminación en cuartos de final de Alemania 2006 se aproximaba un nuevo desafío, con la promisoria sociedad Juan Román Riquelme-Lionel Messi desde el arranque, el regreso de algunos históricos excluidos por el ex DT José Pekerman -Juan Sebastían Verón y Javier Zanetti, en esencia- y con un conocedor de alzarse con el trofeo en competencia, Alfio Basile, a cargo de las tácticas del equipo.
En el primer partido del torneo, goleada 4-1 frente a los Estados Unidos, el equipo nacional alineó a Roberto Abbondanzieri; Zanetti, Roberto Ayala, Gabriel Milito, Gabriel Heinze; Verón, Javier Mascherano, Esteban Cambiasso; Riquelme; Messi y Hernán Crespo. En el banco de los relevos, aguardaban Agustín Orión, Juan Pablo Carrizo, Hugo Ibarra, Nicolás Burdisso, Daniel Díaz, Fernando Gago, Luis Gónzalez, Pablo Aimar, Rodrigo Palacio, Carlos Tévez y Diego Milito. Había un buen promedio de edad y un potencial tremendamente interesante.
Al mismo tiempo, en su grupo, la selección de Brasil daba sus primeros pasos en la competencia con un 0-2 frente a México, con ambos tantos encajados antes de los 30’ del primer tiempo. Tras Alemania 2006, el entrenador Dunga encabezó desde el banco de suplentes una lavada de cara a aquella escuadra compuesta por Dida, Cafú, Roberto Carlos, Emerson, Adriano y pesos pesados de la talla de Ronaldo y Ronaldinho. Como contracara, convocó para la Copa América a un Brasil renovado y de carácter alternativo, completamente desembarazado del plantel que había dicho presente en suelo germano un año antes.
El once ante el cuadro mexicano fue Doni; Maicon, Alex, Juan, Gilberto; Mineiro, Gilberto Silva; Elano, Diego; Vagner Love y Robinho. Helton, Dani Alves, Alex Silva, Naldo, Kleber, Josué, Fernando, Baptista, Anderson, Afonso Alves y Fred se encontraban en el banco de los suplentes. Si bien hay nombres reconocibles y excepciones que hicieron carrera con el conjunto carioca, para mayoría de los integrantes de dicho plantel la Copa América 2007 representó un one hit wonder en su paso por el equipo nacional. Muchos, de hecho, eran desconocidos desde la óptica argentina. Y la derrota en el estreno frente a El Tri parecía entretejer que el experimento brasileño tenía corta expectativa en el torneo.
En Argentina, a la goleada frente a los norteamericanos le siguió una victoria por 4-2 ante Colombia y, ya clasificados, el ganarle por la mínima a Paraguay. Puntuación perfecta, alto promedio de gol y un equipo funcionando a óptimo nivel. Brasil, por su parte, goleó 3-0 a Chile y venció por la mínima a Ecuador. El episodio siguiente en los respectivos senderos de estas selecciones bien marca el ritmo de competencia que regía en los planteles: Argentina vapuleó 4-0 a Perú. Los goles lo hicieron referentes indiscutibles del team: Riquelme en dos ocasiones, Messi y Mascherano. Brasil, sin embargo, superó cuantitativamente la cifra albiceleste: aplastó 6-1 a Chile. Juan, Baptista, Josué, Vagner Love y un doblete de Robinho pagaron la cuenta. Nombres que comenzaban a instalarse como fijas tras la resquebrajadura en la hegemonía de los históricos del título mundialista en 2002 y el sabor a nada del 2006.
Las semifinales si marcaron una diferencia en cuanto a desempeño de los dos cuadros involucrados en esta nota. Un Messi desbordando talento en armonía con Riquelme fue letal para que México, uno de los animadores del torneo -venía de ganarle 6-0 a Paraguay- se desplomara rendido ante la Argentina. 3-0 y a la final junto a los brasileños, que recién en los penales pudieron desquitarse de Uruguay.
Se replicaba la final de la edición 2004 del torneo, con un equipo nacional en óptimo rendimiento, y arrastrando resultados tremendamente esperanzadores: 4-1, 4-2, 4-0 y 3-0, 284 minutos sin recibir goles y con un plantel plagado de estrellas midiéndose con un conjunto alternativo de Brasil. El nivel mostrado podría proponer cierta simetría en algunos aspectos, amén de las diferencias en trayectoria de los planteles. Pero era difícil prever el desenvolvimiento final.
Aquel 15 de julio, en Maracaibo, Brasil golpeó muy rápido. Julio Baptista, ex baluarte del Sevilla y en aquel entonces buscando sitio en el Real Madrid, puso el 1-0 a tan solo cuatro minutos de arrancado el partido. El mismo que en 2019 se retiró de la actividad, vistiendo por vez última la camiseta del Cluj, conjunto rumano en el que jugó tan solo un puñado de minutos. Antes, había despuntado el vicio en el Orlando City de Brasil.
A escasos minutos del tanto, Riquelme estrelló un tiro en el palo izquierdo del guardameta Doni. Ese nombre hoy prácticamente no figura en el repaso mental de los últimos arqueros que defendieron la valla brasileña. Fue tercer arquero en Sudáfrica 2010 y se retiró de la actividad en 2013, habiendo perdido terreno significativamente en sus últimos tres conjuntos: Roma, Liverpool y Botafogo.
El segundo gol es una imagen que, amén de que ya tomó lugar hace más de una década, quienes la vimos en vivo difícilmente la olvidemos. Centro al área que decanta en autogol de Roberto Ayala. El defensa desparramado en el suelo y Abbondanzieri tomándose la cabeza eran la imagen de lo irreversible. La derrota y la desidia. A los 23’ del segundo tiempo, con el resultado cuesta arriba para los de Basile, Dani Alves, el jugador más trascendente de aquel Brasil en la actualidad, puso las cifras de goleada.
Junto con el 6-0 a Serbia y Montenegro, la segunda rueda de las eliminatorias de la mano de Alejandro Sabella y algunos cotejos de alta performance en Copa América bajo la tutela de Gerardo Martino, la Argentina de Venezuela 2007 fue uno de los equipos más potentes del seleccionado en última década y media. Aplastó a cada rival que se puso enfrente hasta llegar, posiblemente, al Brasil de menor categoría. En dicho cotejo, sin embargo, fue donde más se hundió en un paupérrimo nivel. Los años pasaron, las finales perdidas se hicieron figurita repetida, pero aún cuesta entender como aquel equipo que brilló hasta poner pie en el cotejo definitorio, pasó de dinamita a barro cuando más necesitábamos de él.
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- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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