Calcio
El final de un club con 118 años de vida
«El Tribunal Federal Nacional ha descendido al Palermo a la última posición del campeonato de la Serie B de la actual temporada deportiva. La Sociedad fue sancionada por una serie de irregularidades administrativas por parte de algunos exdirectivos», fue el anuncio en mayo de este año, castigando al histórico club italiano fundado en 1900. Un par de meses después, se confirmarían su momento crítico y su inevitable desaparición, tras el rechazo de pedido de la inscripción a la segunda división.
La del Palermo es una de las historias que más lamentará el fútbol europeo. Y también los sudamericanos, que vieron consolidarse a varios jugadores de diferentes países en el Rosanero: los argentinos Paulo Dybala, Franco Vázquez, Javier Pastore, Mauro Formica, Ezequiel Muñoz y Mauro Boselli; el uruguayo Edinson Cavani y el chileno Mauricio Pinilla, entre otros.
Y como todo relato tiene un villano, el de Palermo se llama Maurizio Zamparini, personaje clave para este desenlace. El excéntrico dirigente había llegado en 2002 y, apenas dos años después, devolvió al equipo siciliano a la máxima categoría luego de más de tres décadas. Tras el ascenso, Las Águilas volvieron a las competencias continentales y disputaron varias temporadas de la UEFA Europa League, fueron subcampeones de la Copa de Italia 2010/2011 y se quedaron a un paso de clasificar a la Champions League en un par de ocasiones.
Zamparini no solo era un especie de héroe y restaurador deportivo, sino que su plantel le aportó futbolistas a la Selección italiana que se coronó en el Mundial de Alemania 2006: Cristian Zaccardo, Andrea Barzagli, Simone Barone y Fabio Grosso, autor del último penal en la final ante Francia. Por unos años, entre buenas campañas, estrellas sudamericanas y jugadores de selección, el Palermo estuvo instalado entre los más importantes del país.
El derrumbe comenzó a principios de esta segunda década de siglo. Las malas campañas fueron contemporáneas a la ambición de poder económico de su dueño. Así, la gestión de Zamparini sumó dos descensos a la Serie B, y ni siquiera los 43 millones de euros por los que fue vendido Pastore al PSG o los 32 millones que entraron por la operación de Dybala a Juventus, pudieron enderezar el barco. Además, se habían incrementado las absurdas peleas entre el directivo y los numerosos entrenadores que él mismo contrataba y despedía en poco tiempo.
En diciembre de 2018 se vendió el club por la suma simbólica de 10 euros a Mepal, una compañía fantasma londinense y dueña de la marca del Palermo, que luego permitió una ganancia de casi 28 millones de euros. La investigación de la Guardia di Finanza corroboró que Alyssa, una sociedad anónima internacional, había adquirido la propiedad de la marca, pero sin pagar un centavo. Zamparini, sin tener una cuenta en Italia, había eludido el fair play financiero.
A mediados de julio se confirmó la sanción al ex dueño de Palermo que lo tendrá durante 5 años marginado de las actividades dentro del fútbol, mientras que el club fue castigado deportivamente y deberá iniciar su refundación desde la Serie D, la única división no profesional del Calcio italiano, donde tendrá que hacerlo con un nuevo nombre.
Relacionado
- AUTOR
- Cultura Redonda
Comentarios