América
“El fútbol argentino debe reinventarse”
Desde marzo del presente año, Roberto Saporiti dirige a la UAI Urquiza, en la tercera división del fútbol argentino. A los 77 años, retornó a su profesión de entrenador tras su último trabajo en Talleres, en 2009. Actualmente, su equipo se encuentra entre los puestos de vanguardia de la B Metropolitana, y él toca todos los temas. Sus dirigidos e ideas, la AFA, la Selección, divisiones juveniles y las formas. Ayudante de César Luis Menotti en la consecución del Mundial de 1978, brinda su opinión sobre el ex DT y los proyectos.
– ¿Por qué decidió volver al fútbol, después de unos años alejado?
-Me gustó cómo se maneja y la organización que tiene la UAI Urquiza, el mensaje que me dio el presidente del club. Todo eso yo lo fui corroborando a través de estos meses, y la verdad que ir todos los días a entrenar es un placer. Estar de vuelta con los jugadores… Mi pasión es el fútbol. Obviamente, la prioridad es la familia, mi mujer, mis hijas, mis hermanos. Pero el fútbol es una gran parte de mi vida y me hace sentir muy bien.
–En una entrevista con La Nación, dijo que volver a dirigir lo hacía sentirse vivo y demorar un poco la muerte. La frase trajo bastante revuelo
-El título fue un poco duro, pero quise expresar lo que leí en un libro: “el ser humano, sin desafíos, se va apagando de a poco”. Esto es un desafío para mí, y lo interpreto así. Día a día, partido a partido, seguir creciendo. Y la gran motivación es hacer crecer a este grupo de jugadores.
-¿Encontró en UAI Urquiza la base para generar un proyecto? Hace poco más de un lustro, cuando comenzó el período de ascensos, se dijo que el gran objetivo es depositar al club en Primera en un plazo de dos décadas
-El presidente del club -Rodolfo de Vincenzi- es un hombre joven, tiene 45 años. La meta es llegar en menos de 20 años a Primera División, e ir creciendo en infraestructura y mejorar el predio de la universidad en Rancho Taxco, que es donde entrena la mayoría de las disciplinas deportivas. El club pasó de no tener disciplinas a tener 10. Va creciendo de a poco con los socios. Estoy convencido de que en menos de 20 años, la UAI llegará deportivamente preparada a jugar en la máxima categoría. Hay crecimiento en la cancha, está la idea de cambiar el vestuario en el proyecto del próximo año, o mejorar las cabinas de los periodistas. Esto es año a año.
-¿Cómo es volver a trabajar con jóvenes y reinsertarse en el medio? Actualmente, no hay muchos técnicos de su edad en el fútbol argentino.
-Con un mensaje profundo. La mejor forma de llegar a los jóvenes es mediante un mensaje que sea claro, y con la capacidad de que lo puedan desarrollar. Lo fundamental es la elección de mi cuerpo técnico. Yo conocía el trabajo de inferiores, había estado unos meses en el club, observando cómo trabajaban los técnicos y preparadores físicos. Excepto Claudio Ovelar, el preparador principal que tiene 47 años, los demás son toda gente joven. El primer DT alterno, Alejandro Rivero, tiene 37. El segundo, Leandro Iglesias, 31. El otro preparador físico, Nicolás García, 23. Sergio Pereyra, entrenador de arqueros, 28. Me he rodeado de gente joven, trabajamos muy bien en conjunto. Tiro las ideas, gracias a Dios físicamente estoy bien y tengo presencia todos los días. Con el trabajo de ellos, la elaboración, los videos, se ha armado un equipo en el cual uno se siente protegido.
-¿Qué diferencias encuentra entre los chicos que entrena hoy en día y aquellos con los que trabajaba hace dos o tres décadas?
-No hay muchas diferencias. El mensaje del fútbol pasa mucho por ciertas reglas del juego: la educación, el respeto. Después, como les digo a ellos desde el primer día que me hice cargo del equipo y al igual que he hecho en todos lados desde que comencé en la profesión de técnico hace 40 años, lo único en lo que no nos vamos a poner de acuerdo es cuando uno saca y pone. O uno elige un plantel y futbolísticamente deja gente afuera de las prioridades. Y es algo lógico. Son seres humanos, se sienten afectados por lo que los rodea. Lo que transmito, lo hago siendo lo más sincero posible. Mensaje corto, pocas palabras. Les marcó por qué razón la búsqueda va por otro lado. Todo eso me ha llevado a tener un buen manejo de grupo.
-¿Opina que puede desarrollar su juego y su filosofía en la B Metropolitana?
-Sí, las canchas han mejorado notablemente. Se puede. La idea tiene que ver con la posesión del balón, tratar de tener la mayor cantidad de variantes posibles y cómo llegamos a ellas: moviendo la pelota, que no haya gente parada cuando un compañero tiene el balón, darle la chance mediante opciones de juego de poder elegir, más allá de que la decisión final siempre la toma el poseedor. Y en la no tenencia, de pronto presionamos más arriba, a veces no nos lo permiten. Pasar rápido la línea de la pelota para poder recuperarla. El mensaje es muy simple. Poseo un plantel de buenos jugadores técnicamente, son buena gente e inteligentes. Hablo mucho de la educación, tengo futbolistas que ya son preparadores físicos… Facundo Diz es abogado. Tienen buen nivel intelectual.
-Con respecto al fútbol argentino, ¿qué cree necesario para la AFA, para que resurja?
-Se tiene que reinventar. Uno ve cómo han crecido ciertos clubes en la Argentina, dentro del contexto de problemas que tenemos en nuestro país. El caso de Lanús, su evolución en los últimos 25 años. El crecimiento de Belgrano de Córdoba lo he visto en vivo porque fui a dirigir Talleres, y Armando Pérez lo gerenció. El club progresó en divisiones inferiores, infraestructura, socios, reforma su estadio. Eso no lo puede hacer en la Asociación del Fútbol Argentino porque no tiene el poder, entre comillas. Entonces, cómo crecen Boca y River, Independiente que va mejorando, Talleres que es un monstruo. Puedo seguir hablando de muchos ejemplos. En la AFA, primero hay que ver quién será el presidente, que tendrá que profesionalizar las áreas y reunirse con los distintos dirigentes para ver cuáles son las ideas en el fútbol nacional. No hay directivos que puedan ocuparse full-time. Es necesario contratar un CEO que lleve adelante los planes. ¿Cómo se vende al exterior?, ¿dónde va a jugar la Selección?, ¿cuál es el proyecto en divisiones formativas? Hay que aprovechar ese predio extraordinario que hay en Ezeiza. Podría hacerse un caso similar a México, donde hay dueños de clubes y empresas, pero ellos tienen un CEO que maneja la federación y han profesionalizado diferentes ámbitos. La AFA, sin ser una sociedad anónima, debe reinventarse e insertarse en lo que ha cambiado el fútbol del mundo.
«En la AFA, primero hay que ver quién será el presidente, que tendrá que profesionalizar las áreas y reunirse con los distintos dirigentes para ver cuáles son las ideas»
-A propósito de selecciones juveniles. Existió un llamado a que se presentaran proyectos, con el fin de iniciar un nuevo proceso. Hubo más de 40, entre ellos el de César Luis Menotti, y se acabó eligiendo un cuerpo técnico por fuera de esas carpetas. ¿Por qué cree que sucedió? ¿Qué puede aportar Menotti?
-No estuve en el día a día, lo que sé es por los periodistas. Me parece que presentar 44 proyectos y elegir uno que no estaba… es muy difícil entender eso. No es por (Claudio) Úbeda. En cuanto a Menotti, primero tiene que estar el presidente y las ideas. Estoy convencido que dentro de esas ideas, él puede tener un mensaje importante, interesante, en cuanto a organización, a cubrirle la espalda al técnico de turno. No para que le forme el equipo, sino darle un sentido organizativo superador a lo que significa en estos momentos la AFA. Creo que es un hombre mundial, de experiencia, está muy bien mental y físicamente, y puede ser un aporte clave. De ahí para abajo, tirar una línea que se pueda desarrollar con el tiempo.
-Trabajó con él en el Mundial de 1978. ¿Cómo empezó esa relación? ¿De qué forma trabajaban?
-Fue una experiencia muy buena, soy un agradecido de por vida a César. Empezamos de muy jóvenes. Yo venía de vivir casi ocho años en Europa, me había diplomado como director técnico en idioma francés en la escuela Royal de entrenadores en Bruselas. Vivía cerca de Ámsterdam, mi señora iba a ver los museos y yo los entrenamientos del Ajax. Muchas veces viajaba a Múnich a observar al Bayern. También seguía la Copa de Europa, y todo eso me dio un aprendizaje. Recibía los diarios y revistas deportivas de Argentina, y me enteraba cómo se entrenaba acá. Rinus Michels vino a darnos un curso de 48 horas a Bruselas y yo dije “todo lo que habló este hombre acá, tengo que verlo en vivo”. Los veía desde muy joven, al Flaco (Johan) Cruyff, (Johnny) Rep, (Rob) Rensenbrik, cuando vivía en Portugal y jugaba en Belenenses. Estoy hablando del Ajax 1968/69, y los fui siguiendo porque iban a jugar contra el Benfica de Eusebio, el Sporting de Lisboa, Porto.
«Vivía cerca de Ámsterdam, mi señora iba a ver los museos y yo los entrenamientos del Ajax. Muchas veces viajaba a Múnich a observar al Bayern. Todo eso me dio un aprendizaje»
-Jugaba y hacía el curso, mientras terminaba mi carrera deportiva. Empecé a ver un mundo nuevo. Está la famosa frase de Osvaldo Ardizzone, un periodista legendario y adelantado en el tiempo, después del partido del Mundial 1974 en que Holanda gana 4-0; dijo a Pasquato Juvenal, que escribía en El Gráfico: “¿Cómo explicamos esto? Tenemos que volver a explicar el fútbol, es todo nuevo”. Cuando vieron jugar a aquella selección, era un fútbol de movimientos, cambios de posición, pressing…
-Por estas tierras era algo innovador en aquella época
-Hoy en día, todavía aquello es moderno. Fue el equipo que más innovó en el fútbol, y lo que más se le acercó ha sido sin dudas el Barcelona de Josep Guardiola. Pedía permiso, veía los entrenamientos, frecuentemente cuatro veces al mes. Espacios reducidos, un toque, dos toques. Lo que explicó Michels en la clase, uno lo vio en la práctica. En ese momento, él ya estaba en la selección y al equipo lo dirigía Stefan Kovacs. Humildemente, uno trató de traer muchos de esos trabajos a la Argentina. Cuando Menotti me convocó, hablamos de todas estas cosas, él ya las conocía. Me dio libertad. El mío fue un caso atípico, yo nunca tuve un contrato con la Asociación del Fútbol Argentino. Estuve ocho años colaborando con el Flaco, pero me pagaron Talleres de Córdoba, Rosario Central, Loma Negra de Amalita Fortabat, los clubes en los que trabajaba. Nunca tuve una relación de dependencia con la federación, pueden investigar todo lo que quieran y no van a encontrar un salario mensual que yo haya recibido. Hice una inversión deportiva. Lógicamente, esto tirado en los tiempos de ahora, es irrealizable.
-¿Cree que se sentaron las bases de un proceso en la década del ‘70 que con el tiempo no fue respetado?
-Menotti reinventó la Selección Argentina, hay un antes y un después de él. ¿Por qué? Montó una organización fuera del campo de juego. No hay que olvidarse que en el ‘70 no fuimos al Mundial, el desorden se trasladó a la cancha. Los técnicos iban por 15 días al seleccionado, ganaba uno e iba, después ganaba otro a los tres meses y era contratado. Menotti dio un calendario internacional de cuatro años, buscó gente de experiencia. Rodolfo Kralj, el secretario deportivo que manejaba cinco idiomas, con el Telex se comunicaba con las diferentes asociaciones para armar un calendario. La inglesa, portuguesa, española, holandesa. No vi hasta ahora una persona más organizada que Menotti en el fútbol argentino, poseía mucha visión de futuro. Eso de la lírica es una mentira, planificaba y bajaba línea a nosotros. Yo ya tenía un currículum como entrenador de Primera División, junto a los ayudantes Rogelio Poncini de 32 años y Ricardo Pizzarotti de 37. Para juveniles llamamos a Ernesto Duchini, de 70 años pero una experiencia extraordinaria. Éramos jóvenes aunque nos rodeábamos de hombres con pergaminos. Más allá de que luego nos tocó ser campeones del mundo en la Mayor y menores, lo que César dejó fue una organización montada. Un año después, en junio de 1979, organizó un partido en cancha de River y, con la recaudación, USD 1.350.000, se compraron las tierras de lo que es hoy el centro ubicado en Ezeiza. Nosotros teníamos la idea de que la AFA debía tener un predio a semejanza de lo que veíamos en Europa. Solo teníamos una camioneta que llevaba la utilería, y los jugadores se traían los zapatos.
La Argentina del ’86, cuando más brilló, fue con la pelota en movimiento. Ponemos los videos de los partidos, nos sentamos con 50 periodistas y vemos cómo jugó la Selección ese Mundial»
-Ha dicho que, en el Mundial de 1986, el juego que pregonaba el equipo de Carlos Bilardo tenía mucho que ver con las formas que pregonaban Menotti y usted. ¿Se puede decir que las antinomias entre ambos se han llevado hacia otro sector ajeno al juego y en cierto modo son menores?
-Sin ningún tipo de duda. Es la realidad de lo que uno vio. Después, lo que puedan publicar o decir… Se hablaba por ejemplo de que trabajaban cinco horas de pelota parada, y casi quedamos fuera porque nos hicieron goles de esa manera. Y resulta que Argentina, cuando más brilló, fue con pelota en movimiento, a través de los jugadores que tenía. (Ricardo) Giusti, el Negro (Héctor) Enrique, (Jorge) Burruchaga, (Jorge) Valdano, y ni hablar de (Diego) Maradona. Puede que me quieran mostrar otra cosa, yo voy a los videos, y digo “Argentina hizo el 90% de los goles con jugadas en movimiento”. Si alguien quiere decir que no, está mintiendo. Ponemos los videos de los siete partidos, nos sentamos con 50 periodistas y vemos cómo jugó la Selección el Mundial ‘86. Respeto otras opiniones, pero no las comparto.
-¿Por qué cree que el proyecto que sentó Menotti no pudo sostenerse en el tiempo y nos hemos perdido en el camino?
-Acompañó el desorden general que ha tenido Argentina en los últimos 40 años. La sociedad se fue desordenando, bajó la educación, tenemos menos tiempo y paciencia. Lógicamente, el fútbol es una parte más del país. No sé qué hubiera pasado si no aparecía Raúl Alfonsín en su momento, tal vez andaríamos a los tiros por la calle. Vino luego de la dictadura y trajo un manto de paz. Igual, no es el objetivo hablar de política, lo expreso como un hecho cultural. No soy especialista, pero sí me queda claro por lo que he leído, que un pueblo sin educación y proyecto sufre mucho. Todo ello se trasladó al fútbol. Por eso hablaba de los clubes como pequeñas islas, que crecen, pero eso no se puede llevar a nivel general. Es la apuesta que nos queda a los argentinos.
-Yendo un poco a la actualidad, ¿qué razón encuentra a los 23 años sin títulos de la Selección y a las últimas tres finales perdidas?
-Es anecdótico, también pudimos haber ganado esas tres definiciones. La de Brasil fue la más injusta, en los 120 minutos el equipo pudo haber sido campeón del mundo. No se lograron convertir esas tres situaciones claras de gol que tuvo. Fue un golpe duro, psicológico, que aún le dura a la mayoría de los jugadores. Después vino la Copa América de Chile, en la cual pude ir a todos los partidos, y la de Estados Unidos. Creo que ese microclima que se fue creando afecta al plantel. Vamos a ser realistas, si Lionel Messi no estaba inspirado en el último partido con Colombia, hubiéramos sufrido. Y estamos en zona de repechaje. No puedo creer cómo se discute a los jugadores, algunos fueron comprados en 100 millones de dólares, hace muchos años que están en Europa, triunfan y marcaron gran cantidad de goles. Han salido de acá. Pongamos el ejemplo más reciente, Gabriel Mercado, hace seis meses estaba en River y fue comprado por Sevilla tras lo hecho en la liga local. No me engancho en eso de que hay que hacer una Selección que salga de acá, ¿cómo lo vas a realizar si los mejores están afuera? Algunos de los que nombran del torneo doméstico han estado en Europa y les ha costado.
-Entonces, lo que tiene que recuperar Argentina, con Edgardo Bauza, es una idea, y estoy convencido de que posee 40 o 50 jugadores para elegir y desarrollarla. Lo comparo con Brasil. Hace cuatro meses, ellos no tenían una idea de juego. Tite llamó jugadores de la liga china, el medio local, yo elijo estos nombres porque quiero esta idea de juego. El Patón, por quien tengo un afecto personal tras dirigirlo en Central y Junior de Barranquilla, lo está intentando. Queda una sola chance, porque así somos nosotros: recuperar la pelota lo más pronto posible, pero tener muchas variantes de ataque, sin perder la famosa palabra equilibrio. En la no posesión del balón, saber qué hacemos, estar protegidos y ordenados. No creo en ofensivos ni defensivos, es un debate subdesarrollado que no ayuda en nada.
«El fútbol no va por los jóvenes ni por los grandes, va por la capacidad de cómo el técnico pueda transmitir el mensaje»
-¿Qué etapa cree que está atravesando el fútbol argentino? ¿A qué técnico destacaría?
-La infantilidad con que vive nuestra sociedad, la violencia, cómo vamos a la cancha con nerviosismo… Si vas a Europa, Chile o México, ves que las presiones de los resultados existen pero no se llevan hacia la locura. Es muy difícil que el cuerpo técnico y los futbolistas puedan estar tranquilos, están siempre presionados. Rescato el trabajo de Defensa y Justicia cuando estaba Ariel Holan, me gustan sus ideas, luego están los intérpretes. Si no tenés ese talento en los últimos 30 metros para decidir las jugadas, no es fácil. Es muy bueno lo que hizo Jorge Almirón en Lanús, Gallardo en los primeros 15 partidos del ciclo en River. Ahora lo está reorganizando. Me gusta mucho Matías Almeyda también. Hay técnicos jóvenes, se puso a la moda y me parece bien pero, ¿si pierde ya no sirve más? No creo que sea así. El fútbol no va por los jóvenes ni por los grandes, va por la capacidad de cómo el técnico pueda transmitir el mensaje.
- AUTOR
- Nicolás Galliari
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