Entrevistas
El fútbol en los confines de Europa
“El centro vino desde la derecha. Casi como era de esperar, el improvisado arquero, el defensor Símin Hansen, reemplazante del lesionado Símun Rógvi Hansen ante la falta de portero suplente, calculó mal la salida y le erró fiero a la pelota, que siguió viaje al segundo palo. Debería haber sido cabezazo y festejo para Hans á Lag. Pero al central del Havnar Bóltfelag le faltó esa pizca de optimismo e intuición que tienen los delanteros y la bola lo superó para perderse cerca del banderín.”(Libro Aristas…)
Hans á Lag, ya retirado, fue un jugador de uno de los pocos equipos que participan en la semi- profesional liga Feroesa. ¨Hans á Lag¨ es el título de uno de los relatos que escribió Mariano en su reciente trabajo «Aristas». Una expresión literaria que aborda los márgenes del continente europeo desplegando una versatilidad en la que conviven la crónica periodística, el relato y la poesía. Como su nombre lo indica “Aristas” es la búsqueda de distintas perspectivas, y esto se deja ver en la amplitud de los textos.
Mariano Rolando Andrade se crió en Temperley, estudió en el Círculo de Periodistas y rápidamente comenzó a trabajar para el diario ¨La Unión¨ del conurbano sur. El camino del periodismo se abría paso en paralelo a una fuerte incursión artística, en la que convivía principalmente la música y la literatura. Cuenta Mariano que heredó esa atracción por los libros gracias a la extensa biblioteca que tenía su padre. Su orientación en el periodismo fue virando desde el deporte a la política cuando comenzó a trabajar en el medio ¨Noticias Argentinas¨. Su interés por el fútbol es propio y hasta casi lógico de la vida cotidiana en estas pampas, aunque también pudo haber estado influenciado por su tío Roberto Oscar Rolando, ex jugador de Independiente y Estudiantes entre otros, centrodelantero y goleador.
En el año 2000 viajó a Francia guiado por los pasos de los poetas franceses. “Los viajes de Rimbaud” su primer nouvele publicada en 1996 puede acercarnos vagamente a comprender esa búsqueda. Su carrera en el Viejo Continente pronto se ligó profundamente al periodismo, y en gran parte se debe a su trabajo como corresponsal en la agencia France Press, para la cual hoy es jefe del servicio español. Fue corresponsal en Bruselas y en Nueva York. Cubrió guerras, Juegos Olímpicos, Copas América, y una cobertura muy especial: Brasil 2014. De vuelta en Argentina publicó Canciones de los Mares del sur (2016), un compilado de crónicas poéticas sobre su viaje por las Islas del Pacifico Sur. Ese viaje fue una nueva escapatoria después de tantos años de trabajo. El nuevo destino, otra vez, era seguir los pasos de muchos artistas que han escapado hacia ese sitio. Un viaje de 100 días que comenzó en Yakarta, tierra que pisó Rimbaud como mercenario tras haber abandonado la literatura.
Son las 22 hs en Francia, me comunico con Mariano. Nos separan miles de kilómetros, dos computadoras, fibras ópticas y cables. Me cuenta su historia, su partida a los 27 años, y casi sin darnos cuenta estábamos hablando de Brasil 2014. “Fue una experiencia única, me faltó la frutilla del postre que fue la final perdida”. Cubrir un Mundial puede tener su parte extraordinaria, pero es un trabajo extenuante. “Estuve 40 días en Belo Horizonte, viajando a cada ciudad en que jugaba Argentina. El trabajo es infernal para una agencia de noticias. Cuando el partido termina tenes dos minutos para enviar la crónica, así que te la pasas todo el partido escribiendo. Es una situación en la que los plazos son muy cortos, te relajas recién cuando subís al avión y apagas la computadora porque no te queda otra”. En comparación a los demás eventos que puede cubrir un periodista, en un Mundial: “Hay algo afectivo y mucha adrenalina, al fin y al cabo lo que uno quiere es que Argentina salga campeón del mundo”.
Mariano domina el francés, aunque su lengua para la literatura es el español; “Decidí que hablo bien el francés, lo domino aunque tenga un poco de acento y no me molesta, pero el español es un poco mi patria, mantenerme en el español era un poco mantenerme con mis raíces”. Además de escritor es traductor, lo que demuestra su dominio de otras lenguas, aunque cuando tuvo que elegir para su literatura, eligió el español. Hace mucho tiempo se fue a Francia, pero se siente plenamente argentino; “Yo me fui a los 27 años así que ya tenía mis amistades muy fuertes en Argentina. Sigo teniendo amigos periodistas allá y los sigo viendo cuando voy. También con mis amistades de Temperley, que no es lo mismo que cuando vivía allá pero he logrado mantener el vínculo. Además hace un tiempo estuve de nuevo viviendo tres años en Argentina. Esa nueva inmersión me ayudó mucho para recuperar los lazos.”
Su última producción literaria es la que me acercó a esta charla que estamos teniendo, por tal motivo enseguida nos metemos a fondo con su libro. ¿Por qué Aristas?, y ¿Qué es Aristas?
“Aristas es un proyecto que tiene casi 15 años, que empezó a partir de algunos viajes con la idea de hacer crónicas diferentes, por eso yo los llamo relatos…Indudablemente el eje es la periferia, la visión desde la misma. Estos lugares son periféricos en Europa. Nosotros en Argentina somos periferia del mundo y desde el conurbano somos periferia de la capital. Seríamos como periferia de periferia de periferia”. El libro tiene un proceso bastante largo; pensando en Francia y Argentina, tierra de viñedos, podríamos decir que es un “Gran Reserva”. No se lo digo así, no es mi pregunta, pero después de la charla creo que es una buena apreciación. De hecho, sus palabras lo dejaron claro; “Fueron viajes a lo largo de cinco o seis años, recorrí muchos otros lugares de lo que puede ser la periferia de Europa pero que no terminaron en un relato. Y a partir de los primeros dos o tres relatos empecé a ver cierto hilo conductor de la periferia. Me gustaba también que tenga algo de originalidad, que llamase la atención por ese lado. Me gustaba la idea de que sean diferentes entre sí desde el punto de vista estético. Son enfoques muy diferentes, hay textos en primera persona otros en tercera persona, otros son descripciones de gente del lugar”.
La búsqueda estética está pensada, trabajada. Se puede mostrar algo desde distintos lugares, supongo que esa es una de las claves del libro. El autor es periodista y poeta, dos formas extraordinarias y diferentes de mostrar el mundo. “Los dos textos más íntimos, que son los de los finisterres, están hechos en tercera persona, en cambio el de Noruega que es más una crónica tradicional está hecho en primera persona. Hay en eso una búsqueda estética que después puede salir bien o mal. Yo siempre digo que la literatura es uno de los últimos campos de libertad absoluta que tenemos.”
Este texto empezaba con el desafortunado cabezazo de un jugador feroés. Por eso el autor del libro se ve obligado a recordar esa experiencia: “Estuve tres veces en Islas Feroes, tengo un muy buen amigo ahí, que conocí en París, soy el padrino de uno de sus hijos. Una de las cosas que más me llamó la atención cuando lo conocí es esa cosa patriótica que él tenía a pesar de que son una colonia danesa”. La cosa patriótica se refiere a mi consulta sobre la lengua feroés, un punto en el que su relato pone mucha atención; “Más allá de que se enseñaba el danés en las escuelas lograron mantener la lengua feroés que es más cercana al noruego antiguo. El idioma es muy importante a la hora de la identidad. Incluso en américa latina que todos hablamos el mismo idioma cada región conserva sus rasgos. Me pareció maravilloso el trabajo de un hombre que se dedicaba a buscar palabras en feroés para las nuevas cosas tecnológicas. En Argentina e incluso acá en Francia cada vez somos más permeables a lo anglófilo para la tecnología y la comunicación”.
Ese partido en las islas lo ayudó a comprender un poco de qué va el lugar. Una de las palabras que utiliza en su material es; asombro. Me llamó la atención que utilizara la palabra asombro para un encuentro futbolístico un autor que unas páginas atrás había escrito sobre el camino de Santiago, un antiguo monasterio macedonio o la vida del poeta Jacobo Fijman. “Es un lugar muy particular, viven 50 mil personas. Tienen una pequeña liga, aunque no se puede jugar todo el año por las condiciones climáticas. La liga va de marzo a noviembre, a finales de noviembre puede ser muy muy feo el tiempo. Son pequeños estadios de cinco mil personas, con campo artificial obviamente”.
La liga de fútbol de Islas Feroés empieza en 1942, pero hasta que empezó a jugar la selección nacional en los torneos de la UEFA en la década del noventa, no se hace conocida; “Ese golpazo que dan contra Austria en 1990 fue el gran momento de gloria, en un partido jugado en Suecia porque no tenían estadio para jugar, le ganaron 1-0 y es un episodio para ellos mítico. Después de ese gran golpe hubo expectativa y lo que pasa es que la brecha entre el nivel de un jugador semi-profesional y un profesional es inmensa. Se ve mucho en los segundos tiempos de los partidos, que no tienen el mismo tipo de entrenamiento. Son jugadores que se dedican a otra cosa, son laburantes muchos”. Un partido de una liga semi profesional, en una isla con muy pocos habitantes, que conforma un territorio no independiente sino que se encuentra bajo domino danes. Eso es un poco el fútbol en los confines de Europa, ese mismo continente que transmite la Champions League a todo el globo y maneja cifras colosales. Mariano me comenta un poco más sobre los jugadores que juegan en esa liga: “De a poquito algunos jugadores de las Islas han salido a otras ligas, más que nada a la liga sueca o islandesa”.
También recuerda el caso de unos jugadores brasileros, que lejos de ser los máximos exponentes del “Jogo Bonito” han encontrado su lugar en esos territorios gélidos: “No todos los jugadores que se van de América o África terminan en grandes países, algunos terminan en Moldavia, Lituania o Finlandia que tiene un nivel muy bueno. Como el caso de estos cuatro o cinco brasileros que menciono en el libro”.
En su larga estadía por Europa ha recorrido varios estadios. Algunos por trabajo, otros como parte de los viajes; “Ahora no lo hago tanto, antes lo hacía bastante. Me acuerdo en Malta ver un partido, en Ucrania. Lo disfruto porque me gusta ir a ver fútbol y es una oportunidad de conocer a la gente del lugar. Cómo viven el partido, cómo están las tribunas, si lo viven con pasión o de una forma más bien tranquila. El fútbol forma parte de ese combo para tratar de entender un poco mejor cómo es la gente y qué es lo que está pasando en ese lugar en el que estoy.”
La conversación terminó entre debates sobre periodismo y literatura, traté de entender un poco de qué manera conviven el artista y el periodista. Esa fusión es lo que presenta Mariano Rolando Andrade en Aristas.
- AUTOR
- Nicolás Diana
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