Corrían 40 minutos del segundo tiempo cuando el central zurdo Kye Rowles controló mal la pelota y le rebotó en la cara. Australia le estaba ganando 1-0 a Túnez y, si terminaba así, llegaba al partido contra Dinamarca de la tercera fecha dependiendo de sí mismo. El delantero tunecino Taha Yassine Khenissi recuperó en campo rival y avanzó con pelota dominada hacia el área hasta que, cuando estaba por definir con un derechazo cruzado, un gigante de 198 centímetros se interpuso en su camino. Ese era Harry Souttar, el zaguero australiano que se tiró a barrer y salvó su valla con un cierre espectacular. Lo que vino después ya es historia conocida. Los oceánicos terminaron ganando 1-0 y ayer hicieron lo mismo ante los escandinavos, para enfrentar a Argentina en octavos de final.

Lo más sorprendente del Mundial que está haciendo Souttar es que el partido ante Túnez fue el tercero que jugó en un año. Es que el 11 de noviembre de 2021, en el 1-1 contra Arabia Saudita por Eliminatorias, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. “Esto es devastador. Hoy en día Harry es el mejor central de la AFC y es una gran pérdida para nosotros.”, manifestó el seleccionador Graham Arnold después de la lesión. Miren si será importante en su consideración, que recién volvió a competir en la victoria de Stoke City por 2-0 sobre Luton Town el pasado 8 de noviembre, fue convocado a la Copa del Mundo y no se perdió un solo minuto de la fase de grupos.

“Es un tipo duro que sabe hacer su trabajo sin complicarse. No necesita hacer nada raro para defender realmente bien. Sabe cuándo jugar corto y cuándo romper líneas. Nuestra defensa es más completa con él”, fueron las palabras del exdefensor Sasa Ognenovski, quien jugó 20 partidos en los Socceroos. Lógicamente, una virtud de Souttar es el juego aéreo. Fue por esta vía que, en su debut en la Selección, convirtió un doblete en un 5-0 sobre Nepal en 2019. En su segundo cotejo, también anotó en dos oportunidades: un 7-1 contra Taiwán en la misma ventana de Eliminatorias.

Con su 1,98 metro, es el segundo más alto en representar a Australia detrás del exarquero de Milan Zeljko Kalac (2,02). Después del triunfo ante Túnez, unos australianos en Twitter pidieron iniciar una colecta para conseguir el bronce suficiente para hacer una estatua de Souttar en tamaño real.

Nacido en Aberdeen en octubre de 1998 y criado en Luthermuir, representó a Escocia en la sub-17 y en la sub-19. Llegó a debutar en el primer equipo de Dundee United -un gol en dos partidos- y Stoke City se lo llevó por 200 mil libras esterlinas en 2016. Tras las cesiones en Ross County de Escocia y en Fleetwood Town de la League One inglesa, regresó a Stoke en 2020 para ganarse rápidamente la titularidad.

“Fue una decisión muy simple según mi punto de vista y quizás haya sido la mejor que tomé.”, dijo Souttar sobre la nacionalización en una conferencia de prensa en Qatar. Su madre, Heather, nació en la localidad australiana de Port Hedland, lo que les permite competir para Australia tanto a él como a su hermano mayor John, quien este año firmó con Rangers y quien ya jugó oficialmente para Escocia.

Con el cierre ante Khenissi, en la transmisión de la BBC Escocia lo llamaron Superman. No es el único nacido en el país británico que está jugando el Mundial para Australia: junto a los delanteros Martin Boyle -también de Aberdeen- y Jason Cummings, de Edimburgo, conforma el trío conocido como Scoteroos Socceroos. A ellos se les suman Jackson Irvine y Jamie MacLaren, quienes sí nacieron en Australia pero que jugaron en las selecciones juveniles de Escocia por herencia paterna.

El representante de Harry Souttar está en Doha y es probable que después de la Copa del Mundo lo fiche un club de la Premier League. Sin embargo, quien lo quiera debe tener en cuenta un detalle no menor: Stoke City ya anunció que por menos de 35 millones no lo vende.