América
El intento de resurgimiento del Flamengo
Cuando se genera una discusión, debate o charla, sobre equipos históricos de Brasil, el primer nombre que se viene a la cabeza, probablemente, sea el Santos de Pelé. Este conjunto casi que tiene la unanimidad ganada en el primer puesto pero, luego del múltiple campeón de los años ’50, se genera la duda para ver quién sigue en la lista. Uno de ellos fue el Flamengo de la década del ’80.
Dirigidos primero por Cláudio Coutinho, y después por Paulo César Carpegiani, este equipo dejó un legado irrefutable en un pueblo tan futbolero como lo es el brasileño. Jugadores como Leandro, Junior y, sobre todo Zico, considerado el mejor futbolista de la historia del club –el Flamengo, además, es el equipo más popular del país–, no solo formaron parte de este plantel, sino que también fueron compañeros en el Mundial de España en 1982, dentro de una de las selecciones más recordadas de la historia de Brasil a pesar de no haber ganado el título. Aparte de ellos tres, sumados a Adílio, Tita y Nunes, se formaba un once muy talentoso que terminó ganando todo con el Fla.
Levantaron la primera Libertadores, y única de la institución, en 1981, tras ganarle por 2-0 al Cobreloa en un partido desempate, luego de haber igualado en el global tras la ida y la vuelta. Por si fuera poco, tuvieron la oportunidad de jugar la Intercontinental contra el Liverpool por haber ganado la Copa, y no solo que vencieron al equipo inglés, sino que el partido salió favorable por 3-0 (todos los tantos en el primer tiempo). Además de ambos títulos, el Flamengo conquistó tres veces el Brasileirao (en 1980, 1982 y 1983), siendo la final del primer campeonato local nombrado, una de las más recordadas de todos los tiempos en el país por el nivel de los dos equipos –el Fla y el Atlético Mineiro de Cerezo y Éder–.
A partir de 1984, varios futbolistas partieron hacia Europa y, a pesar de que algunos volvieron a reencontrarse para lograr un título más en el Brasileirao de 1987, el equipo nunca volvió a ser el mismo. Los de Río de Janeiro no pudieron regresar al protagonismo de la década del ’80; el último campeonato nacional lo consiguió en 2009, luego de 17 años de sequía, de la mano del delantero Adriano. No obstante, para la actual temporada más las que le siguen, Flamengo se planteó intentar ser uno de los candidatos principales del fútbol brasileño, e inclusive de la Copa Libertadores. Con numerosos fichajes y, además, con una joya que tienen de las inferiores.
Jugadores como Diego, Rômulo, Darío Conca, Orlando Berrío y Miguel Trauco se sumaron al plantel este año –Diego llegó a finales de 2016– para darle un extra de calidad al plantel, que ya contaba con nombres como Paolo Guerrero y Federico Mancuello desde hace más tiempo. El ex futbolista del Atlético de Madrid, entre otros conjuntos, es el gran baluarte del equipo; a causa de su nivel, en este comienzo de temporada, volvió a ser convocado por el entrenador Tité a la selección nacional.
“Flamengo ha hecho un gran trabajo con los juveniles, y esto se ha reflejado no solo en títulos sino en la formación de futbolistas talentosos”, expresó Ze Ricardo, técnico del Fla. La labor que fue realizando la institución se representa con un nombre en especial: Vinicius Junior. Este chico, de tan solo 16 años, deslumbró en el Sudamericano Sub-17 que se disputó entre febrero y marzo en Chile. En un fútbol en el que todo se sabe y todo se puede ver, rápidamente se lo comenzó a comparar, en Brasil y en el mundo, con Neymar; incluso se habló, desconociendo la veracidad de estos rumores, de que el Barcelona y varios equipos de Europa ya lo tienen en la mira para un posible fichaje.
Flamengo cuenta con un plantel largo para afrontar la Copa Libertadores, el Brasileirao y la gran cantidad de partidos que se les presentan a los equipos brasileños en cada temporada que disputan. Asimismo, tienen la mezcla necesaria, entre futbolistas experimentados y juveniles de nivel (además de Vinicius, están Felipe Vizeu, Lucas Paquetá y Ronaldo, entre otros), para ser competitivos. Ahora únicamente queda demostrarlo en la cancha, lo más difícil de todo.
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