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El mito del centrodelantero alto
Quizás una de las tradiciones más arraigadas en el fútbol, uno de los clichés más antiguos del mismo, dice algo así: “Para hacer goles necesitamos un centro delantero alto y fuerte”. Es probable que un gran porcentaje de personas que consuman este deporte crean en esto a ciegas, al fin y al cabo tiene sentido. Si quiero ganarle por arriba a dos defensas altos que tiene el rival, pues tengo que ponerles a alguien igual o de mayor envergadura. Si además quiero que pueda imponerse en el choque, necesito que tenga tanta o más fuerza que ellos.
Entonces, si esto es cierto, a los jugadores bajitos les toca jugar en otras posiciones, lejos del centro del área, tierra de gigantes. Pero la clave es que esta es una verdad a medias; para ganarle en juego aéreo a los altos y fuertes necesito gente igual. Lo que no es cierto es que esa sea mi única opción. ¿Qué tal si en lugar de competir en fuerza y altura, mejor les compito en velocidad y técnica? ¿Por qué no competir con inteligencia posicional?
Un centro delantero alto puede ser sumamente importante y provechoso para un equipo. El mito no se refiere tanto a su utilidad sino a cómo se desprecian diferentes biotipos para esa codiciada posición. Está claro que ha habido grandes goleadores altos y fuertes y seguramente seguirán llegando con las nuevas generaciones. Pero pongamos el foco en qué otras características puede tener un jugador para destacar en la punta de ataque de un equipo de fútbol.
Saquemos algo del camino para empezar. Es muy probable que estén en el campo los delanteros que sean, o mejor dicho del biotipo que tengan. Eventualmente (y a veces constantemente) llegarán centros al área. Y aquí quizás es donde los ya mencionados altos tengan cierta ventaja sobre jugadores más bajos. El delantero de menor estatura ha tenido que adaptarse para sobrevivir, contando con dos atributos clave: el saber llegar en lugar de estar y la anticipación a las jugadas. Estar en un lugar fijo facilita la labor del defensa pues resulta más fácil referenciar a un atacante en estas circunstancias. Entonces, es vital para ellos estar siempre algo lejos del rango visual del defensa y además anticiparse a donde quedarán los espacios libres (claramente entenderse con el emisor del pase resulta clave en estos aspectos). Si los defensas dejan espacio al segundo palo, el delantero deberá moverse a ese punto justo en el momento exacto. En caso de hacerlo con demasiado tiempo de anticipación, le dará oportunidad y tiempo a los defensas de corregir su ubicación, y si lo hace demasiado tarde pues no llegará a tiempo al remate.
El delantero bajo suele tener otras características claves para ser un constante dolor de cabeza ante las defensas rivales, como son la velocidad y la habilidad con el balón. Estas dos se presentan especialmente importantes cuando los zagueros rivales no son “complementarios”, es decir, son dos tipos altos y fuertes pero lentos y algo tiesos. Entonces la velocidad se vuelve un arma tremenda para robarles las espaldas, por lo que es común ver a estos delanteros haciendo constantes desmarques, atacando al espacio. Claramente no todos los balones les llegarán pero tendrán ocupada a la defensa y además generarán espacios para sus compañeros. De la habilidad con el balón, sobra describir qué ventajas trae, básicamente un duelo individual frente a un jugador mucho menos ágil dará a estos delanteros la oportunidad de oro para quedarse de cara al arco. En el cuerpo a cuerpo, aunque los atacantes suelan llevar las de perder ante sus rivales más fuertes, muchas veces lo compensan con su centro de gravedad bajo, que hace que les sea más difícil perder el balance y ser algo más escurridizos a la hora de desequilibrar.
Todo delantero, sea alto o bajo, necesita calidad técnica en la definición, así como precisión en la misma. También, capacidad de combinar con sus compañeros o de sostener balones para dar tiempo a su equipo. Existen muchísimos centrodelanteros pequeños con grandes pergaminos. Daremos el ejemplo de tres que llaman mucho la atención, vamos en orden cronológico:
Ferenc Puskas: Considerado uno de los mejores jugadores de toda la historia, sobresalió en las décadas de ’50 y ’60. Anotó 508 goles en 521 partidos con clubes además de 84 en 85 juegos con la selección húngara, que para esa época era una potencia mundial. Fue conocido por su velocidad, específicamente por su tremenda arrancada en velocidad, pero principalmente fue famoso por su pierna izquierda, que era increíble en el pase largo y destructora en el remate de corta, media y larga distancia. No solo marcó una cantidad impresionante de goles, sino que además muchos fueron de gran categoría. No en vano a su nombre está el premio al mejor gol del año.
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Tostao: Formó parte de una de las selecciones más famosas, el Brasil de Pelé en el ’70. Jugó 6 partidos y marcó 4 goles. Además de esto,actuó en dos clubes, Cruzeiro y Vasco da Gama. En estas dos instituciones, participó en 408 partidos marcando unos impresionantes 268 goles. Con un promedio de gol por encuentro superior al 0,60%, se habla de que tenía una pegada asombrosa, además de una gran técnica y habilidad con la pelota. A veces le llamaron el “Pelé blanco”. Su carrera resultó corta por una lesión en su ojo que lo obligó a retirarse a los 26 años.
Romario: El número de goles de Romario siempre cambia, pero es uno de los futbolistas con más anotaciones en la historia del fútbol, convirtiendo más de 600 en clubes y 55 en selección nacional en solo 70 partidos. Se lo recordará como uno de los mejores definidores de la historia. Dentro del área era simplemente devastador, tenía regate corto, velocidad, regate largo y la ya mencionada exquisita técnica en la definición.
Para concluir, es necesario mencionar principios que para nada son descubrimientos, sino factores que no hay que olvidar. Desde hace años, el delantero centro ha estado en constante evolución, ya no son solo los atacantes altos considerados tanques. Han ido agregando características a su juego para también acercarse a recursos que toman los delanteros de menor estatura. Obviamente hay elementos que, por sus características físicas, no les son muy fáciles. Como la agilidad o velocidad. Aunque hay excepciones, como imagino que usted lector ya tiene un par en mente. Pero antes de esos ejemplos, en su mente, los invitamos a reflexionar, ¿quiénes fueron los mejores delanteros centros de baja estatura?
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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