América
El nuevo Perú
En las semifinales de la Copa América hubo un cambio de imagen total de dos equipos: primero, Argentina había quedado eliminada jugando su mejor partido en el certamen; y anoche, Perú goleó a Chile por 3-0 y se metió en la final del torneo continental tras 44 años. Y si en Porto Alegre a los de blanco y rojo les salió absolutamente todo bien, será difícil cortarle el sueño a un país entero que se ilusiona con arrebatarle la copa al local.
¿Cómo habrá hecho Ricardo Gareca para que su equipo se transforme de pies a cabeza? Hace menos de dos semanas el técnico argentino era cuestionado por la prensa peruana tras la goleada humillante en manos de Brasil. También había quedado en el ojo de la tormenta Pedro Gallese, quien ante La Roja fue una de las figuras. A Paolo Guerrero, esa noche del 22 de junio, se lo tildaba de no haber colaborado. Hoy, esos tres nombres son tendencia mundial en Twitter por la histórica clasificación y el fútbol suma una página más a su interminable libro de revanchas inmediatas.
Perú ganó en las áreas, una por tiempo: contundencia total en los primeros 45 minutos, resistencia defensiva y la soberbia actuación de Gallese en el complemento. En los primeros 20′ no había pasado mucho, apenas una llegada muy clara que Charles Aránguiz desperdició y la presión por momentos asfixiante de la Blanquirroja no se sintetizaba en situaciones para convertir, hasta que seis chilenos no pudieron marcar a tres rivales en el área y Edison Flores cruzó un buen zurdazo luego de la asistencia de André Carrillo.
A partir del 1-0, Perú ganó confianza y fue más que Chile. Jugó con el nerviosismo de los dirigidos por Reinaldo Rueda y no dio lugar a la comparación de jerarquía: todo lo que hacían Yoshimar Yotún y Christian Cueva para generar y controlar el partido era mucho mejor que los intentos frustrados de Arturo Vidal, Alexis Sánchez y compañía, absorbidos por el pressing en la zona de gestación. Carrillo volvería a ser fundamental para agrandar la ventaja, luego de correr hasta el fondo una pelota que Gabriel Arias había ido a buscar muy lejos del arco y tirar el centro para la llegada de un inspirado y valioso Yotún, quien la paró de pecho y sin dejarla caer la mandó al fondo del arco que ningún compañero del arquero fue a tapar. Un primer tiempo soñado para un equipo que cuatro días atrás, contra Uruguay en cuartos, casi no había pateado al arco.
El resultado relajó a uno y obligó a reaccionar al otro. Chile se dispuso a atropellar a una Selección peruana que se replegó considerablemente y decidió plantarse para aprovechar alguna contra. Erró Yotún en un contragolpe perfecto y apareció Gallese para sostener su arco, tapando un mano a mano contra Eduardo Vargas y un derechazo fuerte y rasante de Alexis.
Y el postre, finalmente, venía con dos frutillas. En tiempo de descuento, Guerrero liquidó a Chile con una sutileza para dejar en el camino a Arias. La última acción la protagonizaron Vargas y Gallese: el delantero intentó picar su penal – convalidado por Wilmar Roldán a instancias del VAR – y el arquero redondeó una noche brillante usando sólo su mano izquierda para amortiguar la masita del chileno. El domingo se enfrentan el finalista menos pensado contra el candidato que tiene todo a favor. En el duelo por fase de grupos hubo cinco goles de diferencia, pero el libro de revanchas parece ser infinito en estos tiempos…
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