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El Pibe, un inglés y un duelo veinte años atrás
El gol de Adnan Januzaj y la poca efectiva de Marcus Rasfhord sentenciaron el triunfo de Bélgica ante Inglaterra por la última fecha del Grupo G. Con estos tres puntos, los Diablos Rojos se aseguraron el liderazgo de la zona, reivindicando que dejaron de ser un proyecto para transformarse en una realidad. En este plano, los ingleses quedaron en segundo lugar y cayeron del lado «más accesible» de las llaves, o donde no se encuentran los grandes cucos de Rusia 2018.
El nivel de los británicos no dejó mucho para analizar, ya que son más las dudas que las certezas. Se midió con dos rivales que no son de jerarquía y no se esperaba menos, teniendo en cuenta el potencial de los de Gareth Southgate. Pero ahora, por los octavos de final, es «donde se ven los pingos en la cancha».
Los europeos tendrán a Colombia como próximo obstáculo en su sueño de lograr su segundo título. Será un enfrentamiento entre dos equipos que tienen material para llegar lejos, por un lado con una proyección joven como lo es el inglés, y por el otro un grupo de jugadores asentado en las mejores ligas pero que a nivel selección le «falta la frutilla del postre», como es el seleccionado de José Pekerman. No obstante, el Otkrytie Arena de Moscú albergará un partido que tiene un alicente que los unió hace veinte años y donde Southgate fue espectador de lujo.
El Félix Bollaert era el escenario donde ingleses y colombianos, ambos con tres puntos, buscaban su lugar en los octavos de final de Francia ’98. Con la ya clasificada Rumania, que tenía cuatro unidades y se despedía contra Túnez, que no había sumado todavía, el pasaje con destino a Saint Éttiene estaba vacante. Darren Anderton y David Beckham marcaron los goles que determinaron la clasificación de los comandados, en aquel entonces, por Glenn Hoddle. Así como había sucedido cuatro años antes, los sudamericanos se despedían en fase de grupos con el sabor a fracaso, mientras que los sajones se abrían paso para verse las caras con Argentina.
Pero la anécdota de aquella tarde en Lens no es el resultado ni lo que vino después, sino lo que aconteció cuando el mexicano Arturo Brizio Carter pitó el final: el 2-0 de Inglaterra sobre Colombia quedará en el recuerdo como el último partido de Carlos Valderrama con la camiseta tricolor. El jugador más emblemático en la historia del fútbol cafetero decía adiós y David Seaman, Alan Shearer, Michael Owen y Paul Ince, entre otros, eran los rivales que le rendían tributo. El Pibe se despedía de una camiseta que vistió más de cien partidos y con la que fue el emblema de una generación que ilusionó a todo un pueblo con ganar algún título, algo que finalmente no pasó.
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Si bien la actualidad es otra, hay algunas similitudes que se pueden plasmar entre ambas selecciones: en Inglaterra empezaba a dar sus primeros pasos una camada de jóvenes que invitaba al reposicionamiento del fútbol británico en las primeras planas, como lo eran Owen, Paul Scholes, Rio Ferdinand, Sol Campbell, Gary Neville o Beckham. Algo similar pasa con Dele Alli, Harry Kane o Raheem Sterling, por ejemplo. Enfrente estaba un grupo de jugadores que en Estados Unidos ’94 prometió ser un gran contendiente al título pero terminó decepcionando, y tenía en Francia ’98 la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva. Trazando la similitud, luego de la desazón de Brasil 2014, aparece la revancha en Rusia para James Rodríguez , Juan Cuadrado, David Ospina & Cía.
Cuando los himnos suenen, seguramente Valderrama se toque el pecho con esa casaca que luce partido tras partido para alentar a su amado país. Esa que le entregó al «Spice Boy» Beckham cuando finalizó «su» juego veinte años atrás. Mientras balbucee la letra, por su cabeza recorrerán esas imágenes y las palabras de admiración del ex volante del Manchester United. Mientras suceda esto, le rezará a la virgen de Santa Marta para que James o Juan Fernando Quintero puedan hacer lo que él no pudo: llevar a Colombia a la cima.
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- AUTOR
- Claudio González
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