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El pragmatismo del Dr. Cocca
Racing le ganó a Banfield en el Florencio Solá y finalizó el campeonato doméstico de la mejor manera posible, a la espera que ni Independiente, ni San Lorenzo ni Estudiantes logren sumar de a tres y así quedarse con un cupo a la próxima edición de la Copa Libertadores. El resultado marcó un sprint final de tres victorias en fila, incluyendo a River en el Monumental, al difícil Colón en el Cilindro y al Taladro en su casa, cortándole una racha siete halagos consecutivos en condición de local.
Pero todo tiene una explicación lógica, parece que la igualdad ante Aldosivi en el Cilindro de la fecha 27 quedó lejos. Ese encuentro que marcó un quiebre en las formas del entrenador. Fue el fin de un sistema que nunca logró aceitar, que tropezó con fallas en el retroceso y con una defensa que quedó expuesta al mano a mano constante. Los números no mienten. Sólo cuatro de treinta equipos recibieron más goles que Racing en toda la temporada y fue el gran poderío en ataque (51 goles) lo que mantuvo firme el 68% de promedio de puntos conseguidos en este semestre.
¿Qué cambió? El DT fue directo al problema y cortó la hemorragia con un torniquete. Ya habrá tiempo para jugar bien al fútbol pero la necesidad de sumar para soñar con la Libertadores trajo cambios sustanciales. En el cajón quedó el clásico 4-4-2 para transformarse en un 5-3-2 camaleónico, capaz de adaptarse a lo que pide puntualmente cada jugada. El mediocampo que antes perdía las espaldas, ahora puede aprovechar las subidas de Iván Pillud e Emanuel Insúa por las bandas para ser más vertical, para que Diego Gonzalez pueda llegar al gol nuevamente, para que Luciano Aued no tenga que cubrir todo el ancho del campo. Por izquierda el relevo de Marcos Acuña e Insúa, más las diagonales de Pablo Cuadra y el aguante de Lautaro Martinez para jugar de espaldas son las cartas que Racing puso en la mesa para lastimar al rival.
En el retroceso también se vio ese hermetismo que a lo largo de todo el torneo nunca apareció. Sergio Vittor y Leandro Grimi encontraron en Miguel Barbieri la tranquilidad para salir a cortar y no quedar expuestos. La cobertura en las bandas hizo que los rivales de los últimos encuentros sólo puedan llegar con centros. Los goles de River no tuvieron nada que ver con el funcionamiento de este nuevo sistema, que sin dudas tiene cosas para corregir, pero terminó siendo práctico para maximizar las virtudes y maquillar los errores.
En el debe quedarán los problemas propios. A veces parece inevitable cuidar el resultado muy cerca del arco, pero la cesión de protagonismo o de tenencia le quitaron responsabilidades y el traje de contragolpeador le quedó a la medida. Casi quirúrgico, el Dr. Cocca supo encontrar el remedio a los dolores de cabeza, supo contrarrestar la salida de Agustín Orión y la lesión de Juan Musso, confió en los juveniles ante la lesión de Lisandro López y mantuvo su convicción para darle a su equipo lo que necesitaba… volver a confiar en sí mismo y mantener vivo lo más importante, la ilusión.
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- AUTOR
- Alex Cellillo
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