#Rusia2018xCR
Empieza a ser tiempo, Inglaterra…
Es hora de decirlo, señores: los ingleses habrán inventado el fútbol, pero jamás fueron una potencia clase A. Ostentan credencial de organizadores del torneo más antiguo de todos (la gloriosa FA Cup) y de la liga más importante de todas (la estrafalaria Premier League), pero no son capaces de armar por sí mismos un seleccionado intimidante. Para ser más específicos, los ingleses son unos tomuer bárbaros. Tomuer es muerto (?).
Tal es la miseria de los ingleses, que estuvieron largas décadas viviendo de hitos de baja monta, a saber: la imagen de Terry Butcher con la cabeza (completamente vendada) y la camiseta prácticamente bañadas en sangre luego de un encuentro de Eliminatorias antes Suecia en 1989; el visceral grito de gol de Stuart Pearce luego de convertir su penal en la serie ante España en la Eurocopa de 1996 (una serie que ganaron pero no sirvió para evitar que se queden en las orillas de la tan esquiva final); las lágrimas de Paul Gascoigne luego de caer derrotados en semifinales del Mundial de Italia ’90; el agónico gol de tiro libre de David Beckham ante Grecia por Eliminatorias (dicho gol sentenció el 2-2 definitivo en Old Trafford, que sirvió para clasificar al Mundial de Corea/Japón 2002). De títulos ni hablar. El único lauro importante es el campeonato del mundo ganado en 1966, año en el que fueron organizadores de dicha Copa. Si bien gozaron de los típicos mimos que recibe todo anfitrión en el camino hacia la gloria, es menester resaltar que, para aquel torneo, los ingleses contaron con una notable generación de futbolistas, probablemente la mejor toda su historia: Gordon Banks, Bobby Moore, Bobby Charlton, Jimmy Greaves, Geoffrey Hurst, Martin Peters, Roger Hunt, entre otros.
Pero, a fines de retomar el bullying (?), repasaremos someramente sus actuaciones en copas del mundo. Y en ese sentido hay que decir que Inglaterra no juega los primeros tres mundiales por desavenencias entre la FA y la FIFA. Los creadores del deporte rey siempre se creyeron los reyes solo por el hecho de exhibir su carnet de fundador. Solo se medían con sus vecinos del Reino Unido. No era necesario salir a jugar con la chusma. Ellos eran los mejores. Si querías jugar contra los ingleses, tenías que ir a rogarles. Y si accedían, tenías que trasladar a tu seleccionado hasta el templo del fútbol, en Inglaterra.
Cuando se dignaron a salir de la burbuja, se encontraron de lleno con la realidad, como cuando fueron vapuleados en Wembley por la Hungría de Ferenç Puskas, partido que los propios ingleses vendían como «el Partido del Siglo». Anyway (?), el seleccionado británico fue a Brasil a jugar el Mundial de 1950, ostentando un plantel que contaba con jugadores de la talla de Stanley Matthews, Tom Finney, Billy Wright y Stan Mortensen. Pese a ganar en el debut ante Chile, una inesperada derrota ante unos Estados Unidos muy rookies (por no decir tremendamente amateur) catalizó la eliminación en primera ronda. En la siguiente cita, en Suiza, lograron pasar la primera fase, pero fueron eliminados ahí nomás, en cuartos de final, a manos del campeón defensor, Uruguay. En el Mundial de Suecia 1958, empataron los tres partidos de la fase de grupos, quedando afuera en primera instancia. En Chile, cuatro años más tarde, pasaron de ronda, pero no llegaron lejos, ya que se cruzaron con Brasil, el campeón defensor, que terminaría repitiendo título sin la necesidad de recurrir a su máxima figura, Pelé.
En 1966, como bien decíamos, preparan todo para desvirgarse, cosa que logran, representando el único festejo real del seleccionado inglés en toda su historia. Cuatro años luego, fueron a México a defender la corona y cumplieron con un papel más que digno: sobrevivieron a un grupo que albergaba a Brasil (el famoso Brasil del ’70) y quedaron afuera de forma increíble ante la selección que empezaría a convertirse en la auténtica bestia negra: Alemania, que sería campeón del mundo cuatro años más tarde. Ya sin los mejores jugadores de la generación dorada, los ingleses no logran llegar a la máxima cita en Alemania Federal, perdiéndose también el torneo disputado en nuestro país, y reapareciendo recién en la Copa del Mundo de 1982, jugada en España, donde tienen una primera ronda furiosa (ganan todos sus partidos), pero en segunda fase se quedan en el camino, atrás de los alemanes.
En México ’86, dan un paso adelante, pero se topan con Diego Armando Maradona en cuartos de final. El progreso se empieza a hacer evidente al alcanzar las semifinales en Italia ’90, donde quedan eliminados por (sí, adivinaron) Alemania. Pero la gloria nunca estuvo cerca. Fue tan solo un oasis: Inglaterra no pudo clasificar al Mundial de Estados Unidos ’94. Después, en los que siguieron, conformaron planteles con jugadores de élite, pero todas las participaciones terminaron en grandes decepciones, siendo cuartos de final el mejor resultado alcanzado. Y no olvidemos que vienen de quedar afuera en la primera rueda del certamen anterior, Brasil 2014…
Hoy, tanto el espectador inglés como el neutral acepta, sabe, puede reconocer que Inglaterra no es un real contendiente al título, un serio aspirante al primer puesto. Los ingleses van a Rusia con un plantel muy joven, carente de estrellas rutilantes, aunque con algunos muy buenos jugadores, a quienes quieren empezar a forjar de cara a las competiciones venideras. Y esto de jugar a la paciencia, pese al más de medio siglo sin títulos, le puede ser rentable a los ingleses. No solo porque cuentan con un buen equipo hoy, ahora, sino porque también vienen de ganar los campeonatos mundiales Sub 17 y Sub 20 en el año 2017 (ningún otro país logró tal doblete en un mismo año). Además, son campeones europeos Sub 19 y subcampeones continentales Sub 17. Claramente, Inglaterra tiene un vasto terreno fértil, el cual busca preparar para sacarle el mayor rédito a la futura cosecha.
El fútbol inglés está entrando en una etapa decisiva. Tener una liga que mueve fortunas como ninguna no le hace bien al seleccionado mayor. Los clubes disponen de dinerales para invertir en el mercado. Todos gastan dinero en la búsqueda de figuras. En este contexto, el futbolista de divisiones inferiores se ve verdaderamente perjudicado. Muy pocos son los que apuestan por jugadores de la cantera. No hay tiempo y espacio para formarlos en primera. Entonces, empiezan los préstamos: reiteradas cesiones a clubes del ascenso. Algunos terminan quedando libres, otros tienen la suerte de ser comprados por un buen equipo. Pero la realidad es que muchos finalizan en equipos de segunda o tercera categoría.
Igualmente, hay que resaltar que en los últimos años se está dando un fenómeno que pocas veces ha acontecido a lo largo de la historia del fútbol inglés y que empieza a repercutir positivamente en el éxito de los seleccionados juveniles: los jóvenes ingleses, ante las escasísimas oportunidades que se les presentan en sus equipos, están animándose a salir de la cuna, a abandonar el nido. Y Alemania, un país que produce y perfecciona a sus jugadores constantemente, parece ser el principal destino de estos futbolistas. El primero en aterrizar en territorio teutón fue Reece Oxford, volante defensivo del West Ham, que viene de pasar una temporada alternando en el Borussia Mönchengladbach. Recordemos que Oxford es el jugador Hammer más joven en debutar en primera. Ahora que regresó de su préstamo, habrá que ver qué va a hacer Manuel Pellegrini con este volante de 19 años, que fue capitán de la selección Sub 17.
El caso más resonante, sin embargo, ha sido el de Jadon Sancho, uno de los más grandes proyectos del fútbol inglés, que, con 17 años, huyó del Manchester City para recalar en el Borussia Dortmund, a cambio de ocho millones de libras esterlinas. En su primera temporada en la Bundesliga, Sancho ya logró hacerse un lugar en el primer equipo del Dortmund. Además, es un indiscutido en la selección juvenil Sub 19. ¿Una mala noticia para el City? Sí. Aunque una gran noticia para el fútbol inglés, que tiene a un joven patriota destacándose en una liga que supo tenerlo a Kevin Keegan dando espectáculo a fines de los ’70. El mismo camino siguió Denzeil Boadu, volante de 20 años, que era bien considerado por Josep Guardiola, pero que sabía que iba a tener nulas posibilidades (mucho menos después de estar parado casi dos años por una grave lesión). El ex Citizen empezará jugando en el equipo reserva del Dortmund, a fines de recuperar ritmo futbolístico.
El otro Borussia, el Gladbach, que viene de darle rodaje al ya mencionado Oxford, acaba de contratar a Keanan Bennetts, extremo que deja el Tottenham Hotspur para instalarse en Alemania, país al que representó en divisiones menores, aunque hoy es un habitual de las categorías juveniles inglesas. El Mönchengladbach, además, supo hacerse con los servicios del defensa Mandela Egbo unas temporadas atrás. Egbo, de 20 años, abandonó el Crystal Palace en 2015 y ya ha debutado en la primera del conjunto alemán, habiendo sido figura importante de la Sub 17 inglesa campeona del mundo.
Por otra parte, Ademola Lookman, mediapunta de 20 años, que irrumpió muy joven en la primera del Charlton y que fuera adquirido por el Everton a cambio de más de siete millones de libras, acaba de completar una buena temporada como cedido en el RB Leipzig. El año pasado fue una de las figuras del combinado Sub 20 que ganó el Mundial de la categoría en Corea del Sur. Ahora, de vuelta con los Toffees, intentará nuevamente ganarse un lugar en el primer equipo. La excepción a la regla la dio Chris Willock, mediapunta de 20 años que dejó el Arsenal para recalar en el fútbol portugués, más precisamente en el Benfica, club en el que aún no debutó, pese a ser una de las figuras de la selección Sub 20.
Más allá de estos casos, Inglaterra aún tiene a muchos de sus muy buenos jugadores jóvenes tratando de asentarse en la primera de sus respectivos clubes. Nombres que no figuran en la selección que afrontará este Mundial en Rusia, pero que pueden empezar a instalarse en el plantel de cara al de 2022, a disputarse en Qatar. Se ha hablado muchísimo, por ejemplo, de Ryan Sessegnon, lateral izquierdo de 18 años, con una vocación ofensiva alla brasileña, que viene de ser determinante en el ascenso del Fulham a la Premier League. O de Phil Foden, volante de 18 años que ya debutó en el Manchester City y viene de ser elegido como el mejor jugador del último Mundial Sub 17, que los ingleses ganaron (la prensa y el público en general esperan que Foden represente la evolución a Jack Wilshere, uno de los últimos juveniles que supo despertar alguna esperanza en el futbolero inglés promedio). O del versátil volante del Arsenal, Ainsley Maitland-Niles, de 20 años, que viene de disputar nada menos que 28 juegos con los Gunners en la última temporada, gran número para lo que suele (o solía) ofrecer Arsene Wenger a sus juveniles.
Y eso no es todo: Inglaterra cuenta con más jugadores a tener en cuenta para un futuro no tan lejano. Hay que seguir a Lewis Cook, volante de 21 años surgido del Leeds y que ya es figura del Bournemouth, además de ser el capitán del seleccionado Sub 20 que se consagró. De hecho, Cook ya ha debutado en la mayor. El Everton cuenta con algunos jugadores que van a empezar a asomar en el plano internacional después de Rusia 2018 y que ya son importantes en el primer equipo Toffee: además del ya mencionado Lookman, podemos hablar del volante Tom Davies (19 años), del atacante Dominic Calvert-Lewin (21 años), y de Mason Holgate, defensor de 21 años. En la vereda de enfrente, y sin tanto lugar en el equipo titular del Liverpool, están el extremo Sheyi Ojo (20 años), que viene de ser importante en el ascenso del Fulham (en condición de cedido), los delanteros Rhian Brewster, de 18 años (goleador del último mundial Sub 17), y Dominic Solanke, de 20 años (elegido mejor jugador en la competencia máxima del Sub 20), y el defensor de 21 años, Joe Gomez, que ya lleva jugados tres partidos con la mayor.
Podemos alargar el listado mencionando a muy buenos valores como Demarai Gray, extremo de 21 años, del Leicester City; Lukas Nmecha, atacante de 19 años que ya debutó en la primera del Manchester City (con todo lo que eso significa); Patrick Roberts, extremo de 21 años que eclosionó en el Fulham, que fue adquirido por el Manchester City y viene de un gran paso a préstamo por el Celtic escocés; Harry Winks, volante del Tottenham Hotspur, de 22 años, y que ya debutó en la mayor. Y podríamos seguir con unos pares más…
Pero el ahora es este Mundial. Y los ingleses llegan pensando en la copa del 2018 y un poco también en la del 2022. Ya están buscando marcar a fuego a algunos de sus mejores jugadores jóvenes pensando en el futuro. Jordan Pickford, arquero titular del Everton y del seleccionado, tiene 24 años (no olvidemos que los Toffees se lo compraron al Sunderland por más de 30 millones de euros, convirtiéndolo en el arquero británico más caro de la historia). En la defensa están John Stones, de 24 años y una gran temporada en el City bajo la tutela de Pep Guardiola, y Trent Alexander-Arnold, lateral derecho del Liverpool de tan solo 19 años, que viene de ser una de las grandes revelaciones del fútbol europeo. El mediocampo cuenta con Eric Dier, volante de corte defensivo, que tiene 24 años y es titular indiscutido para Mauricio Pochettino en el Tottenham; Ruben Loftus-Cheek, centrocampista de 22 años del Chelsea, que viene de tener una gran temporada como cedido en el Crystal Palace; y Dele Alli, también de los Spurs, de tan solo 22 años y transformado ya en un hombre importante del seleccionado. En ataque, además de Raheem Sterling (23), quien viene de culminar su mejor temporada como profesional bajo el mando de Guardiola, están Harry Kane, capitán del seleccionado con 24 años y uno de los mejores delanteros del planeta, y Marcus Rashford, que, con 20 años, es, probablemente, la mayor esperanza del fútbol inglés. Rashford tiene todo para convertirse en un verdadero astro.
Como verán, el plantel que armó Gareth Southgate no es de los más pesados de la Copa del Mundo, pero es más que interesante. Inglaterra no tiene entre ceja y ceja el objetivo de ser campeón, aunque sabe que hay una chance, por más mínima que sea. Va a Rusia sin presiones, para asentar sólidos cimientos y de paso ver qué tan lejos puede llegar en la competición. Está claro que tiene herramientas para sorprender, pero habrá que prestarles especial atención de aquí en adelante. Dependen de ellos mismos. De que Southgate, quien ha mostrado cierta evolución en cuanto a la disciplina táctica respecto a seleccionadores anteriores, tenga el respaldo necesario. De que los jugadores absorban algo de esa disciplina táctica y la apliquen fuera del campo de juego. Ni hablar de que tomen la decisión correcta a la hora de elegir el rumbo para sus carreras, a fines de poder desarrollarse como verdaderos futbolistas de élite. En fin, los ingleses tienen que empezar a desinglesarse, a aplicarse un auto-brexit (?). Y como diría Mariano (?): es un buen momento.
- AUTOR
- Fernando Marino
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