En Argentina los flashes de las fotos siempre van hacia el mismo lado. Es así, inevitable. Boca y River venden. San Lorenzo, Independiente y Racing venden un poco menos pero venden al fin. Todo lo demás, es decir los otros equipos, «bien gracias». Está claro que no todos los futboleros argentinos son así, aunque la mediocridad mediática sí se mueve de esa manera.

Una victoria para la historia.

Defensa y Justicia no venció a Boca con solidez, sino que «Boca perdió y Guillermo está en crisis». Obvio, siempre hay que agregar una cuota de exageración. Garpa, se dice por estas tierras. Lo cierto es que el Halcón le ganó al Xeneize y con armas nobles. Bien plantado y hasta desinstalando su software de juego, porque básicamente basó su estrategia en algo que no suele hacer: abandonar la posesión de la pelota y por ende su autoridad en la cancha. Ojo, a su manera, le salió a jugar de igual a igual a River y perdió. Los libretos hay que saber leerlos y lo mismo pasa con los partidos.

Pocos hablan de un Godoy Cruz contundente y con andar que pocos pueden sostener. Un Morro García endemoniado, un Juan Garro bien ubicado, asistidor y hasta goleador, un Pol Fernández similar a un lector en una biblioteca: eligiendo qué lee, cómo lo lee y sin apuros. Ah, y encima devuelve el libro antes de término. Leonardo Burián, el arquero por si no lo tienen, es otro de sus puntos altos. Igualmente nada importa, porque lo que vende es que «San Lorenzo fue vapuleado y Biaggio está en la cuerda floja».

Seguramente Dabove recordará por mucho tiempo este día.

Hay un fútbol muy golpeado en Argentina, así que curarle unas heridas no le vendría mal. Mirar lo bueno que hacen los otros y no tanto lo que nos venden detrás de un mostrador un par de recepcionistas de paso. Juan Pablo Vojvoda y Diego Dabove pusieron alta la vera y, por suerte, no manejan dos equipos de los grandes, sino quizás ya estaban postulados para reemplazar a Jorge Sampaoli.