#Rusia2018xCR
Estrategias entre la emoción
La histórica victoria de Croacia ante Inglaterra por 2-1, que le dio el pase a una final del mundo por primera vez en su historia, dejó un sinfín de cosas para analizar. Dejando de lado el golazo de Kieran Trippier o el gol agónico de Mario Mandzukic, en esta oportunidad nos centraremos en los duelos individuales y colectivos que se fueron generando a lo largo del encuentro entre ambas selecciones y que dejaron mucha tela para cortar.
Empezando por el parado táctico, ambos equipos repitieron las disposiciones de partidos anteriores. Gareth Southgate respetó el 3-5-2 mientras que Zlatko Dalic hizo lo mismo con su 4-2-3-1. En el primer tiempo, que comenzó con una Inglaterra un tanto superior, se vislumbró una superioridad en ataque con las arremetidas de Trippier y Ashley Young por las bandas y la velocidad de Raheem Sterling en 3/4. Harry Kane ofició de nexo entre los tres mediocampistas centrales ingleses (Jesse Lingard, Jordan Henderson y Dele Alli) y los «extremos» antes mencionados que pasaban al ataque sin demasiados problemas. Croacia, en cambio, no podía hacer lo mismo con Ivan Perisic y Ante Rebic, puesto que el jugador que suele mover los hilos, Luka Modric, se encontraba perdido entre los mediocampistas ingleses, y los balcánicos solo apelaban al quite de Ivan Rakitic y posterior pase, sin lograr tanta profundidad.
Luego de los primeros 20 minutos, con el resultado desfavorable, los croatas comenzaron a buscar en Mario Mandzukic una referencia de ataque. De espaldas, tenía posibilidades varias de descarga y esto provocó que los ingleses se retrasen en el campo, impidiendo esa presión constante para recuperar de los primeros minutos.
Durante el segundo tiempo, las cosas no fueron muy distintas, sin embargo, se notaba a una Inglaterra imprecisa en el fondo, con John Stones mal posicionado, y con Kyle Walker y Harry Maguire que recurrían a los despejes de su arquero Pickford. En un buen momento del conjunto balcánico llegaría el empate, con una subida de Sime Vrsaljko que terminó asistiendo a Ivan Perisic, quien con un movimiento recto al lateral derecho atacó el área y se vistió de centrodelantero. Esto fue posible porque desde el inicio del complemento, Dalic dispuso que Rebic abandone el costado derecho y se recueste más por el centro, dándole más libertad a Vrsaljko y juntando más jugadores en el medio, superpoblado de ingleses que ya se disponían para jugar de contragolpe.
Quien apareció luego del empate fue el gran ausente hasta el momento, Modric, que comenzó a moverse por todo el ancho del campo para hacerse dueño de los ataques. Esto liberó a Rakitic, y permitió que Marcelo Brozovic en soledad quedara como único recuperador.
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El 1-1 final en los 90′ dejó algo paradójico: Dalic no hizo modificaciones en todo el partido, y eso que su equipo venía de jugar dos partidos de 120 minutos consecutivos. De todos modos, realizó los cuatro reglamentarios en los 30 finales, los dos últimos para ganar algo de tiempo. En contrapartida, Southgate sacó a Lingard cuando faltaba un cuarto de hora para el cierre del tiempo reglamentario y en su lugar ingresó Marcus Rashford, una modificación que no varió demasiado los esquemas, que se mantenían a pesar del empate. Luego, sobre el final, Danny Rose reemplazó a Ashley Young, extenuado luego de haber recorrido la banda izquierda en incontables ocasiones. Los cambios de Dalic se fueron decantando más por el cansancio que por una decisión táctica. Los ingresos de André Kramaric por Rebic y de Pivaric por Strinic se debieron al largo trajín que sobrellevaban los croatas.
El gol de Mandzukic sobre el final, cuando tan solo quedaban 10 minutos del tiempo suplementario, dejó en evidencia las desatenciones defensivas de Inglaterra, que vio en Stones la eliminación al mirar como un espectador más la manera en que el delantero de la Juventus liquidaba las ilusiones inglesas con un zurdazo cruzado, ante la desesperación de Pickford por evitar lo inevitable. Dalic, con resultado a favor, recién realizó la primera modificación que alteró el orden en Croacia al sacar a Mandzukic y poner a Vedran Corluka, defensor central. Southgate, en cambio, rezaba para que el ingreso de Jamie Vardy por Walker diera resultado. Pero esto no sucedió, los diez minutos finales se caracterizaron por la desesperación y el ánimo de resistencia. Poco se puede destacar en cuanto a juego en una situación de esta envergadura. Con empuje pero sin precisión, Inglaterra fue en busca de forzar los penales, pero se topó con la férrea defensa croata, al mando de Dejan Lovren y Domagoj Vida, ambos de gran partido, para llevar a su país a disputar la primera final de su historia.
Robert Prosinecki, Davor Suker y otros, seguramente están orgullosos de estos jugadores, que mejoran lo hecho en Francia 1998 y van por la revancha de aquel 2-1 en semifinales ante los galos.
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- AUTOR
- Juan Podestá
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