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Everton y el “orgullo de pertenecer”
Decía Johan Cruyff, en la primera hoja de su autobiografía, que lo más importante que había aprendido como jugador era la importancia de cuatro cosas: un buen césped, un vestuario limpio, jugadores que se limpien las botas y que las redes de la portería estén tensas. Cruyff, ícono irrepetible de una manera de ver, revolucionar y entender el fútbol y todo lo que lo rodea, buscó tanto en el Ajax como el FC Barcelona, transmitir y liderar su amor por el juego, por las instituciones, por los conceptos y por los detalles, claro. Mientras surgía la posibilidad de escribir esta nota, me encontraba leyendo su libro, y si bien su historia es bastante conocida, sus logros son también bastantes conocidos, y el relato no busca profundizar sobre la lógica interna del juego y de su manera de entenderlo, hay varios conceptos de un valor inconmensurable para aquellos que vivimos inmersos en la dinámica de la práctica deportiva.
El Club Everton La Plata, mi club y mi casa desde hace 15 años, se encuentra a la expectativa de jugar en la Primera D a partir de la próxima temporada. El club, de un crecimiento exponencial en los últimos años, espera la resolución de AFA y sueña con ser uno de los cuatro equipos que la entidad madre piensa admitir a partir del próximo torneo. Siguiendo a Cruyff, Everton cuenta con esas cuatro características y muchas más, que hoy lo posicionan como una institución modelo en la región.
Un buen césped
Sin querer aburrir con la historia personal, llegué al Club Everton La Plata en el año 2005, luego de varios años jugando en las divisiones juveniles de Gimnasia y Esgrima La Plata. A fines de 2004, con edad de 17 años, GELP me informó que no continuaba en el club y luego de unas pruebas en River en aquel verano, decidí alejarme de un ambiente que me sacaba menos sonrisas de las que buscaba.
Everton, el decano de la Liga Amateur Platense, cumplía ese mismo 2005 100 años desde su fundación. Pero, paradójicamente, nunca había podido tener su estadio propio, ni gozar de un buen césped. Sus años de mayor identidad territorial, concepto clave para entender las lógicas de los clubes de barrio, habían sido en los 90´, jugando en el municipal de Parque San Martín.
Recorriendo la historia, el 9 de abril de 1905 se funda el club con el nombre de 25 de Mayo. Cuenta Julio Frydemberg, del que ya hemos hablado en CR, en su libro “Historia social del fútbol”, que un gran porcentaje de los clubes que hoy conocemos se fundaron en aquellas primeras décadas del Siglo XX. Las oleadas de inmigrantes y su necesidad de relacionarse, sumado a la incipiente práctica del fútbol fueron constituyendo nuevos espacios de concentración e identificación. Bares, tango y fútbol fueron los pilares de la construcción del nuevo ser criollo argentino, sobre todo para aquellos que buscaban círculos sociales alejados de los grupos políticos y religiosos de la época.
Los nombres de los clubes, mayoritariamente, respondían a fechas patrias, a próceres o identificaban la barriada y el lugar de pertenencia. Hasta que la llegada de varios equipos ingleses en sus giras por nuestro país para desplegar su fútbol, hizo que muchos de los nuestros cambien sus nombres para llamarse como ellos. Así fue el caso del 25 de Mayo platense, que cambio su nombre en una votación ajustada, cuando muchos de los miembros de su comisión quedaron encantados con el juego del Everton inglés.
Así, el «Decano» se desenvolvió en sus primeros años de vida como un club de fútbol, compitiendo en la reconocida Liga Amateur Platense, siendo además su primer campeón en 1913. En 1936 se adquiere la actual sede social sobre calle 14, a metros del Parque Saavedra. Allí hoy el club cuenta con distintas actividades en las que se destacan patín, taekwondo, gimnasia artística y pelota-paleta. A su vez la sede cuenta con la Biblioteca Mario Leonardo Sureda, subvencionada por el estado Nacional y también funciona uno de los Comedores Universitarios de la prestigiosa UNLP (Universidad Nacional de La Plata), dejando ver el apego cultural de la Institución.
Volviendo al año 2005 y en el año de su centenario, Everton consigue inaugurar su propio predio, Pachi Funes, luego de conseguir y trabajar con mucho esfuerzo unas tierras en la zona sur de la ciudad, el Barrio Aeropuerto. El «Pachi», nombrado en homenaje a un ser adorable que se desvivía por el club y falleció tiempo antes de la inauguración, logró posicionar al club de otra manera en materia deportiva e institucional. Lo que comenzó con una cancha de 11 para los partidos oficiales de Liga, hoy se transformó en un predio con cuatro canchas iluminadas, tres de fútbol infantil, una cancha de césped sintético para la disciplina hockey, quincho, parrillas, vestuarios, gimnasios, etc.
La cancha principal cuenta con dos tribunas, riego y habilitación para competir en los torneos oficiales como los que ya ha disputado el club. Si bien está confirmada la posibilidad de hacer de local en el Estadio Ciudad de La Plata, en caso de ser aprobado su ingreso a la D, el club cuenta con un territorio que potenció su identidad, que forjó otros hábitos y ritos, que creó sentido de pertenencia y que hoy cualquier deportista arrastra desde sus primeros pasos en él. De esta manera, Everton, que se gestiona con la cuota social que pagamos los más de 1000 deportistas de la Institución, espera la decisión con la tranquilidad de vivir un crecimiento sin precedentes en los últimos tiempos, materializado en resultados deportivos y en infraestructura.
Un vestuario limpio
Le pregunto a John Shearon, amigo, inglés accionista del Everton e historiador de los distintos Everton en todo el mundo, qué era lo que más le había sorprendido al visitar nuestro homónimo platense. Sin dudarlo me responde que era una institución llena de cultura que lo había sorprendido mucho. La relación entre el predio, la sede, la biblioteca, el comedor y los distintos deportistas, generando una gran comunidad que trasciende lo meramente deportivo es algo poco común para él, acostumbrado a las lógicas profesionales donde todo está seccionado y regulado.
Everton ha logrado constituirse entendiendo a la pertenencia como su gran valor y su gran virtud. Así lo han vivido las chicas de hockey, desde su inserción en el club en el año 2009. Lugar desde el cual han conseguido un crecimiento sustancial, inaugurando hace pocos años la cancha de sintético, un hito para un club crecido desde un barrio.
Pertenencia es también el concepto que más aparece charlando con las chicas del fútbol femenino, disciplina comandada por Hernán Vercesi desde 2016. Ellas me cuentan lo difícil que era insertarse en la dinámica de un club desde su disciplina tan olvidada y escondida. Así, encontraron en Everton, un lugar comprometido desde donde pertenecer, desarrollarse y crecer como deportistas y desde donde seguir barriendo prejuicios ancestrales. Hoy, el femenino y el masculino disfrutan de una comunión, que en palabras de John, trasciende lo deportivo, donde la organización de fiestas, bingos, eventos en pos de recaudar ingresos rescata la idiosincrasia que tiene cada disciplina y cada deportista de colocar siempre al club por delante de los intereses individuales.
Everton ha logrado desarrollar una identidad muy marcada, con un sentido de pertenencia claro y definido, estableciendo vestuarios limpios de egos e individualidades en cada disciplina, donde se rescata siempre la importancia de los grupos sociales en pos del crecimiento del club.
Los jugadores se limpian sus propias botas
Volviendo a Cruyff, en uno de los capítulos de su libro, cuenta como la estructura del fútbol-mercado fue desbaratando los detalles más humildes y concretos que debe llevar un futbolista, como por ejemplo limpiarse sus propios botines. Esa semblanza que debe llevar cada jugador es la base, según Cruyff y también muchos de nosotros, de entender el deporte como una herramienta más en la construcción de valores.
Desde mi llegada a Everton en 2005 bajo la presidencia de Marcelo Mazzacane, hoy presidente de la Liga Amateur Platense, me encontré con una perspectiva de club y de deporte muy significada por la pertenencia a una idea, a una institución y a una manera de pensar y actuar, con disciplina, pasión y dedicación.
Viendo en retrospectiva, han sido estos valores quienes nos guiaron en una de las campañas más prestigiosas que un equipo del fútbol amateur puede alcanzar. Ya con Gonzalo Uranga como presidente, y con Gustavo Bianco como entrenador ininterrumpido desde 2007, Everton dio un vuelco deportivo sin antecedentes logrando el hito del ascenso al Federal B en 2013. Una hazaña recordada que vive y respira diariamente en cada pasillo del club.
Campeonatos a nivel local en 2010, 2011 y 2014, Copas de liga en 2016, 2020 y 2021, los ascensos al Federal B en 2013 y 2018, diez años consecutivos de participaciones en Torneos Federales y participaciones en Copa Argentina colocaron al club en una posición de hegemonía en la región.
Con la gestión actual de Marcelo Fortes, el club potenció su estructura infanto-juvenil con la incorporación del club a varias competiciones en simultáneo. La construcción de más vestuarios, gimnasio de juveniles, ampliación de las tribunas, etc., son también algunas de las obras que han dado un salto peculiar en materia de infraestructura y que han contribuido a establecer al club como modelo a imitar.
Los jugadores Federales de 2013 y 2018, somos los encargados hoy de seguir trasmitiendo esta historia de identidad, de pasión y de trabajo en equipo. Sentimos la necesidad de comunicar lo dificultoso que fue el camino desde los 90´ con una camada de jugadores y entrenadores que plantaron la semilla con los títulos de liga del 95´y del 98´, tras 48 años de sequía, y la gran participación en los antiguos Torneos Argentinos.
Con sus historias de esfuerzo y compromiso crecimos nosotros, sabiendo la importancia de cada entrenamiento, de cada cuidado, pero también con el propósito imperioso de involucrarse en la estructura organizacional del club, realizando bingos, rifas, eventos, incluso poniendo plata de nuestros bolsillos para poder jugar Federales, viajar y concentrar en nuestras aventuras por toda la provincia.
Jugadores, hinchas, socios, familiares y allegados que se desviven por una manera de ser en conjunto, en un ambiente cada vez más abierto al marronismo, del cual no nos interesa participar. El fútbol amateur tiene esta dinámica que roza lo romántico, lo novelesco y que constituye otra forma de valorar los hechos. Con nuestras historias crecerán las nuevas generaciones, constatando que cada chico que suba sepa que en este club debe limpiarse sus propias botas.
Las redes de portería están tensas
Desde 2010 el lema del club paso a ser “el Orgullo de Pertenecer”. Bianco, “el Alex Fergusson de la liga” como le llaman algunos por sus 14 años consecutivos al mando del primer equipo, hizo patente esa frase luego de una campaña exitosa en el Torneo del Interior.
A partir de allí el club le puso palabras a una manera de ser, de entender y de vivir la práctica deportiva, desde un lugar de pertenencia, de dedicación, de ayuda mutua constante, de aporte desde el lugar que cada uno ocupa. Y también se expuso una manera de trabajar, de profesionalismo en contexto amateur, de disciplina, que hizo que cada persona que llegue al club quede encantada y asombrada por los niveles de competitividad sana que merodean el Pachi Funes y la sede social.
Profesionales que hoy se destacan en el ámbito del deporte han crecido dentro de la dinámica del club y desde allí, gracias a su labor, han impulsado su carrera, entre ellos: Luis Martin, actual Preparador Físico de la Selección Argentina; Gonzalo Uranga ex presidente y ex Preparador Físico de Chacarita, Platense, etc., Walter Minnella, actualmente Preparador Físico en Deportivo Cuenca de Ecuador, entre otros.
Everton llama la atención por su crecimiento, su seriedad, sus instalaciones, sus éxitos, pero sobre todo por una manera de ser que cada cual que la conoce se siente orgulloso de pertenencer. Así ha conseguido movilizar buena parte de la estructura municipal y deportiva de la ciudad que apoya y empuja la idea que el club compita en la Primera D. Sería una puerta de acceso a un crecimiento todavía mayor. De no ser posible, el club seguirá en su camino actual, con la tranquilidad de un crecimiento que se disfruta día a día, con las estructuras firmes y las redes tensas para cada gol que está por llegar.
Federico Reichenbach.
(Capitán del Primer Equipo del Club Everton)
- AUTOR
- Federico Reichenbach
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