Entrevistas
Fabien, el hombre ascenso
Imaginen a un pibe que viene del oeste de Francia, de una ciudad pequeña en las afueras de Rennes, para hacer un breve intercambio de estudio y trabajo. Llega y el primer cimbronazo se lo da esta megalópolis, de más de 15 millones de habitantes. El cachetazo te puede voltear, pero también puede que haga que te levantes con más fuerza, con ganas de conocer más. En el medio, la atracción por el fútbol. No hay dudas de que para conocer en detalle a Buenos Aires, hay que hurgar hasta en lo más profundo del Conurbano, en esos barrios donde se respira fútbol, olor a choripán y carnaval.
El ascenso es sinónimo de Buenos Aires y Fabien, que nació y vivió durante casi toda su vida a miles de kilómetros, hoy puede darse el lujo de contarles a todos cada recoveco de esta ciudad, tomándose el colectivo correspondiente que lo deposite en las más de 60 canchas que tiene la metrópoli. De seguro, conoce más el ascenso argentino que cualquiera de nosotros. Aporta estadísticas en tiempo real para una empresa de recolección de datos que luego se vuelcan en diferentes programas y aplicaciones, además de cubrir otros deportes. Con ustedes, uno de los extranjeros con más kilómetros recorridos en la Provincia de Buenos Aires, aunque él ya se sienta más argentino que el dulce de leche.
CR: ¿Dónde naciste? ¿Por qué decidiste venir a Argentina?
- En Rennes, donde juega el equipo Rennes del cual soy hincha. Viví toda mi vida en el oeste de Francia por el trabajo de mi papá, durante diez años, estudié allí y hasta me recibí con una maestría en derecho laboral, pero no conseguía trabajo e hice algo que se estila mucho en Francia, ir a estudiar un año afuera. Yo nunca lo había hecho y esta era una buena oportunidad. ¿Por qué Argentina? Yo hace mucho quería venir a Sudamérica y obviamente el hecho de cómo se vive el fútbol en este país influyó para elegir el país. Quería ver cómo se vivía el fútbol en Buenos Aires y por eso la elegí. Al principio era solo para viajar por un año y volver a Francia, pero las cosas se dieron como para que me quiera quedar, en parte porque estoy de novio con una chica argentina, y también porque conseguí este trabajo con el fútbol. En su momento viví en Morón con mi novia y en los comercios cercanos se preguntaban: “¿qué carajo hace este viviendo acá?”. No lo podían creer, jaja.
“¿Qué carajo hace este viviendo acá?”
CR: Entonces quiere decir que te decidiste por venir a Argentina por el fútbol…
- Vine por medio de un programa que se llama “Vacaciones y trabajo” (Work and Travel), y Francia tiene como un acuerdo con varios países de Sudamérica como Uruguay, Argentina y Chile en la región, y tenía que decidirme por uno de estos países y elegí Argentina. Al principio, cuando llegué, me daba un poco de miedo vivir en una ciudad tan grande como Buenos Aires, me asustaba un poco el tamaño de la ciudad porque nunca viví en ciudades así, pero en definitiva hice bien, muy bien. Y sí, creo que fue por el fútbol que me definí por Argentina, por lo que sabía de cómo se vivía. Cuando llegué estuve medio melancólico y la ciudad me parecía un caos, los primeros días no me gustó tanto. Al principio estuve en varios hosteles por Palermo y después viví en Boedo junto con otros extranjeros, y ahí me empezó a gustar la ciudad, el barrio. Pude recorrerlo en bicicleta y disfrutar más. Hoy siento que no hay en el mundo una ciudad que conozca más que Buenos Aires. Me siento realmente en casa.
CR: ¿Por qué elegiste el ascenso, y no seguir equipos de Primera División?
- Bueno, eso es porque estoy trabajando para una empresa que colecta estadísticas, y en el caso del ascenso lo hace en cancha, mientras que los partidos de Primera no, lo hacen por televisión. Por eso es que no voy mucho a canchas de Primera. Además, cubro el fútbol femenino y lo que es la categoría de reserva del ascenso. También cubro otros deportes que no muestro mucho en mi Twitter. Por todo esto es que tengo un conocimiento casi integral de lo que es el Gran Buenos Aires. De hecho, uno de los primeros partidos que me tocó ver fue uno que Vélez jugó en la Villa Olímpica contra Argentinos Juniors y jugaba Thiago Almada, era por torneo de reserva y esa fue la primera vez que pisé una cancha para trabajar.
CR: ¿Y qué es lo que más te enamora del fútbol de ascenso?
- Creo que lo que más me enamora es el hecho de preparar los viajes en bondi para ir a las canchas. También es parte de mi trabajo, armar una o dos horas antes del partido el viaje. Y para volver, lo mismo. Durante la pandemia estuve ocho meses sin trabajar, así que un poco extrañaba esto de tomarme el bondi, que cada colectivo esté relacionado con una cancha, está buenísimo eso.
CR: ¿Qué cancha o qué parte del Gran Buenos Aires te sorprendió más, ya sea por lo bueno o por lo malo?
- Yo tengo un cariño importante con la cancha de Lugano, que está entre las vías del tren entre Tapiales y Aldo Bonzi. Antes de llegar, recorrés un camino de tierra medio turbio, entre perros salvajes y algún puesto de choripanes, y la verdad que tiene su encanto. También me encanta la cancha de San Telmo, que no te voy a mentir, la primera vez que fui tenía bastante miedo, pero en los días de partido no pasa nada, para mí no es ni la más peligrosa ni la más jodida. No es tan jodida como por ejemplo puede ser la cancha de Riestra o la de San Lorenzo, que para salir de noche sí es bastante pesado.
CR: En la portada de tu perfil de Twitter tenés a la de Victoriano Arenas, icónica cancha jaja…
- Sí, sí jajaja. Fui como cuatro veces. Es una de las pocas que no quiero ir en transporte público justamente porque para llegar es todo medio desierto, si te roban nadie se entera. Cuando me tocó ir, siempre pregunté a amigos periodistas que tengo para ir con ellos, creo que es la que más miedo me da de ir solo.
CR: ¿Cómo es la relación con los colegas? ¿Te hicieron sentir acompañado?
- Pasa que con el tema de las estadísticas somos varias compañías y trabajamos juntos, así que de hecho me hice muchos amigos periodistas en el ascenso; y más allá de las estadísticas también, de otras revistas que de tanto ir a las canchas ya nos conocemos todos.
CR: Antes de enfocarnos en tu trabajo, ¿tenés algún equipo o jugador que te gusta particularmente seguir?
- Mmm, no sé. Un jugador que me impactó, por ejemplo, fue el Ogro Fabbiani cuando jugaba en Merlo, que yo no lo conocía, pero viéndolo jugar yo sabía que era diferente y podía imaginar que tenía un pasado en Primera. No corría nada, pero cuando tenía la pelota se notaba que era mejor que los demás. Otro podría ser Kevin Redondo, volante que juega en Puerto Nuevo en la Primera D, un poco por su apellido y otro por su apariencia física, tiene el pelo muy largo y es un 5 que juega realmente muy bien. También recuerdo la primera vez que fui a Temperley, que estaba con un amigo marroquí que me había contactado por Twitter preguntándome si lo podía acompañar, y en ese Temperley jugaba Pablo Magnin que ahora está en Tigre. Ya cuando estaba en Temperley, me parecía muy bueno para la categoría. Y tengo cariño por muchos equipos, incluso que son enemigos: me cae bien San Telmo pero también me cae bien Dock Sud, mismo con Chacarita, Nueva Chicago. Yo antes vivía en una casa compartida, quería conocer la cancha de Chicago y justo era domingo de Feria, y es muy impactante lo colorido que es el barrio de Mataderos.
CR: ¿Dónde trabajás y qué labor tenés que cumplir?
- Por una cuestión expresa de la empresa para la que trabajo, no puedo divulgar el nombre de la firma, pero mi tarea es volcar a una aplicación del celular en tiempo real las estadísticas que van surgiendo en el campo de juego. Todos estos datos los mando a sitios como Flashcore, entre otros, que luego los vuelcan en sus apps.
CR: Teniendo en cuenta que fuiste a muchas canchas, ¿cómo definirías al hincha del ascenso argentino? ¿Se puede distinguir el termómetro social en los estadios?
- Uff, es muy complicado. Depende de la cancha. Casi siempre –salvo en algunos equipos de la D en los que no los sigue demasiada gente– cuando vas a los estadios ves a un grupo de hinchas haciendo la previa, tomando vino. Se nota muchísimo más en los equipos “grandes” del ascenso como Chicago, Almirante Brown, Chacarita. Relacionado con Francia, no hay comparación, de hecho en Europa el único país que tiene un ascenso similar en este aspecto es el de Inglaterra, que también es muy pasional. En mi país solo puede asemejarse a cuando un equipo grande se va al descenso. Pero la mayor diferencia está en cómo se cubre el ascenso acá, el periodismo del ascenso argentino es mucho mayor que en Europa.
«El periodismo del ascenso argentino es mucho mayor que en Europa»
CR: Cuando te mudaste a Buenos Aires, ¿esperabas encontrarte con este nivel de euforia con el fútbol?
- La verdad que no. Yo esperaba la pasión por los equipos grandes, pero del ascenso no me imaginaba esto. Y también me conmueve el hecho de que haya como 60 equipos profesionales en el Gran Buenos Aires, que si bien es grande, es muy loco. Es más, me tocó ir a ver un clásico de Avellaneda en cancha de Racing y la verdad no me terminó de gustar. La atmósfera no era la misma, quizás por el hecho de que no había público visitante o porque el partido ese justo fue muy malo. Después con Boca o River ya es más difícil conseguir entradas. Hay un grupo de Facebook de franceses viviendo en Buenos Aires que cada tanto ofrecen entradas, pero los precios son muy elevados y no estoy seguro de dónde provienen. No quiero tener que pagarle una entrada a un barrabrava para entrar.
CR: ¿Qué rol creés que cumple el fútbol en el espectro social? ¿Cuál sentís que es el vínculo fuerte entre el club y el socio que paga la cuota?
- El club como elemento esencial del barrio es fundamental. En Francia, por ejemplo, el club no forma parte del día a día del ciudadano, y acá se nota que el socio disfruta de su club pagando una cuota y teniendo acceso a las instalaciones. El rol social de los clubes es muy importante. Es por eso que equipos como Chacarita me caen tan bien, porque cuando tuve que ir por primera vez a su centro de entrenamiento a cubrir la reserva, todos los pibes me saludaron respetuosamente, pero todos eh, y se ve ahí el rol educativo y la importancia para los pibes en ese sentido.
CR: ¿Tenés alguna crítica que puedas hacerle a nuestro periodismo?
- Te doy un ejemplo, el otro día estaba viendo un rato a Racing vs San Pablo por la Copa Libertadores, y Vignolo (relator de aquel partido) se la pasó hablando de Boca. Está bien, fue un papelón todo lo que pasó, pero es una falta de respeto para el hincha de Racing que estaba mirando el partido. El periodismo mainstream de acá es una de las cosas que más me decepcionó. Es malísimo. Pero bueno, allá en Francia pasa algo parecido con los equipos grandes. Sinceramente, creí que acá iba a ser diferente por cómo se vive el fútbol, pero terminan hablando siempre de dos clubes nomás: Boca y River. Terminás odiándolos de tanto que hablan de ellos.
Así concluye esta entrevista con un maravilloso personaje, carismático, un tanto tímido y con unas ganas inconmensurables de seguir paseando por Buenos Aires. Un talento oculto anda rondando por los barrios más humildes, por los estadios más insólitos, en fin, por el inabarcable ascenso argentino.
- AUTOR
- Juan Podestá
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