Figuras Silenciosas
Figuras Silenciosas: Casemiro
Puedes preguntarle a diez aficionados al Real Madrid por el nombre de cinco jugadores del equipo y es probable que de buenas a primeras ninguno se refiera al protagonista de esta nota, José Francisco Venâncio Casimiro o, como todos lo conocemos, Casemiro. Aunque por lo general no se lleve portadas (exceptuando unos recientes goles importantes para el equipo), hoy en día tiene un peso clave y muy importante en el funcionamiento del equipo blanco. Por eso, lo destacamos en nuestra sección de figuras silenciosas.
Antes de la consolidación de Casemiro, el Real Madrid había sufrido durante varios años en la búsqueda de un contención que cumpliera con lo que se necesita en este histórico equipo. Desde la polémica salida de Claude Makélélé, la situación con los fichajes para esa posición era hasta dolorosa vista desde afuera, el equipo no acertaba una.
El problema, además, se agudizó en la época del tridente formado por Gareth Bale, Karim Benzema y Cristiano Ronaldo, la conocida BBC. De puertas para adentro, Carlo Ancelotti sabía que existía un problema de balance en el equipo pues los atacantes, por sus características, tendían a desentenderse de las labores defensivas. En consecuencia, los jugadores del mediocampo se veían obligados a recorrer grandes distancias por partido.
Aunque se contrató a Toni Kroos, que jugaba de mediocentro en el Bayern Munich de Josep Guardiola, y se contaba con Luka Modrić, que en su selección en algunas ocasiones realizaba tareas de contención, la situación de la medular blanca era totalmente distinta. Ninguno de estos futbolistas tenía la capacidad atlética para los larguísimos recorridos y usuales idas y vueltas a los que acostumbra el equipo blanco.
Este problema fue heredado por Rafa Benítez, pero hubo una diferencia importante en esa plantilla, el preparador español contaría con Casemiro. Incluso en ese entonces, se entendía que aunque quizás el brasileño no era un mediocentro de primer nivel en muchas facetas, era el especialista necesario para una plantilla plagada de extremos. Casemiro se puede considerar como un superdotado para el robo de balón y, pese a que la estadía de Benítez en el banquillo blanco no duró mucho, el volante sí que seguiría siendo importantísimo para darle balance a un equipo con una estructura tan peculiar.
El brasileño inició su carrera en el Sao Paulo, donde estuvo desde de los 11 años. A partir de ahí fue quemando etapas hasta que el 25 de julio del 2010 hizo su debut en el equipo, con derrota 2-0. Completó 111 partidos y además fue parte de varios procesos juveniles con el seleccionado de Brasil, en los que ganó un sudamericano Sub 17 y uno Sub 20 y un campeonato mundial de esta última categoría. Más allá de su aparente éxito, saldría a préstamo del equipo paulista hacia el Real Madrid Castilla, lo que parecería un mal negocio para los brasileños y hasta un paso atrás para el jugador. En esos días, Juvenal Juvéncio, el presidente del Sao Paulo, explicaría la situación de la siguiente forma: “Lo hice porque tenía miedo de que Casemiro nos diera problemas”. “Cuando un internacional como él deja de ser titular, surgen problemas. Yo esperé más, pero él no respondía. Discutimos muy fuerte. Y era mejor cederlo”, añadió. No por nada Luis Fabiano, su compatriota y compañero de equipo por ese entonces, lo apodó en su momento como ‘Casemarra’, que es una mezcla de su apellido y la palabra en portugués “marra”, que significa arrogante.
A pesar de todo esto, dio la sensación de que cuando llegó a Madrid todo lo “marra” que tenía quedó en su tierra natal. Pareció convencido de que necesitaba trabajar muchísimo para lograr dar el salto al primer equipo Merengue. Ya en su pretemporada de presentación ante la primera línea madridista, llamó mucho la atención, incluso cuando se entiende que esos partidos no suelen ser exigentes en demasía. Aún haciendo un buen papel, fue cedido al Oporto, donde de la mano de Julen Lopetegui, quien sabe si por casualidad o por la guía del hoy seleccionador español, tiró por la borda cualquier rastro de aquel joven díscolo. Más bien, apareció un hombre contundente y maduro.
Tras su debut y el crecimiento paso a paso con Benítez, llegó un nuevo cambio de entrenador y la confianza que había recibido iba a estar a prueba ante un director técnico que prometía fútbol más atractivo y de toque. Pero Casemiro había vuelto para quedarse, el nuevo conductor entendió que si quería triunfar se necesitaba al hombre que complemente tanto talento. Para la manera de jugar del Madrid, era menester quien se sacrificara por todos los de ataque. Zinedine Zidane encontró a Casemiro, un pulpo que llega a todos los rincones de la cancha y recupera situaciones que parecen insalvables.
Casemiro es el balance.
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- AUTOR
- Adrián Pacheco
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