#Rusia2018xCR
Francia, un campeón que explotó sus virtudes
Francia ya salió campeón del mundo por segunda vez en su historia. La primera fuera de casa. Nuevamente un europeo se hace fuerte en su continente, por estadística sabemos que no es casualidad y por presente no sólo nos remitimos al país galo para ejemplificar, aunque eso requeriría de una nota aparte.
Lo cierto es que cada camino al título tiene sus matices y sus focos de análisis. En lo personal, vemos que el fútbol a cambiado muchísimo en los últimos años. Dinámica y toque en velocidad, trabajos y movimientos de desmarque sin pelota, criterio en potenciar virtudes individuales y no forzar situaciones incómodas para los intérpretes. Si me preguntan porque Francia es campeón del mundo, es porque optimizó todos esos recursos de la mejor manera posible y cometió menos errores que el resto.
Repasemos un poco. Didier Deschamps llegó a #Rusia2018 resistido por la prensa y parte de la afición francesa, cómo muchos otros técnicos. ¿Jugar bien es fácil a nivel selecciones? No, para nada. Incomparable a lo que pueden hacer equipos a nivel clubes. ¿Qué factores juegan para hacer diferencia en este tipo de torneos? Cumplir de la mejor manera los ítem detallados en el párrafo anterior y que los detalles jueguen a tu favor, sabemos que los mano a mano suelen ser crueles e injustos muchas veces.
Fase de grupos y Octavos: El arranque se puede llamar resultadista porque al campeón no le sobró mucho desde lo futbolístico, no engranó desde lo colectivo y aprovechó el excelente nivel de sus individualidades para marcar la diferencia. Triunfo justo en el debut frente a Australia, más justo ante Perú, el país sudamericano que más fuerza le hizo (Le ganó a los tres que enfrentó) y por último, el relax de la clasificación a Octavos pudo haberle dado a Francia la tranquilidad de protagonizar un verdadero bodrio en el cierre del Grupo C ante Dinamarca.
Párrafo aparte, pero dentro de este mismo contexto, hubo un equipo que se despidió de sus errores (graves) defensivos ante Argentina. En donde la dicotomia defensa/ataque le permitió transmitir en la balanza una superioridad bien marcada ante la albiceleste en Octavos. El trinomio atacante completó un encuentro brillante, sin dar nombres para no extendernos más.
Los cuartos de final llegaron como anillo al dedo para consolidar la gran victoria ante el elenco argentino. Uruguay se presentaba herido ante la ausencia de Edinson Cavani y pese a mostrarse como un equipo batallador y aguerrido no iba a dar el piné ante el campeón. El gol de Raphael Varane abrió el partido y con las tuercas ajustadas en el fondo y la alegría de jugar al mano a mano como si fuera el potrero, les iba a bastar para alcanzar las semifinales.
Aquí los amantes del fútbol sentimos que Bélgica era la carta fuerte para superar y presentarse como el gran candidato. Los belgas llegaban consolidados tras un proceso que venía facturando buenos dividendos desde Brasil 2014. A pesar de sus figuras y ser un gran rival, en los detalles se pierden o se ganan estos partidos. Samuel Umtiti fue más alto que el resto en el área ajena y desequilibró la balanza de lo que fue un encuentro de alto voltaje, digno de la instancia que se jugaba.
Antes de hablar de la final, no quiero dejar de mencionar el proceso de Croacia, equipo al cual tuve el agrado de seguir durante todo su recorrido. De gran primera fase, con procesos de posesión inteligente y oportuno para lastimar al rival, así superó ampliamente la primera fase. Ya en los mano a mano, los detalles de los que tanto hablamos jugarían a favor de los balcánicos. La figura de Danijel Subasic y el poderoso mediocampo comandado por Luka Modric los transformaron en justos finalistas. Tal vez llegaron sin hilo en el carretel para enfrentar una final del mundo, o sólo su rival pegó en los momentos justos, dando esos golpes que duelen y no te dejan levantarte mas.
Así fue Francia, campeón del mundo tras ganar con claridad a los croatas, un campeón que ajustó sus líneas, un N´Golo Kante que aportó el diseño y la magia para que la frescura de Kylian Mbappé, el criterio de Antoine Griezmann y el trabajo de hormiga de Olivier Giroud, fueran suficientes para alzar la copa que quieren todos, esa que por segunda vez, se muda a tierras galas.
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- AUTOR
- Alex Cellillo
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