Historias
Fresco & Batata
Imaginemos a dos jóvenes amigos que se encuentran en algún rincón del centro en plan de ahogar la rutina de la noche en un par de copas, entre las cuales desfilan la clásica y espumosa cerveza junto con algunas puntiagudas bebidas blancas que dan cuerpo a una intensa borrachera, y desdibujan cualquier percepción de la realidad que el dúo pueda percibir. Estos amigos son emprendedores de dos rubros distintos, recién empezando en la matriz que, esperan, les dará mucho dinero en el futuro. Mientras tanto, son entes blandos, vulnerables y susceptibles a cometer errores o pagar caro una falla de cálculo. No tienen reputación ni son reconocidos en alguna barra. Flaquean a medida que sucumben en el alcohol y desinflan sus bolsillos trago tras trago, atentando contra su ya inestable economía. La resaca pesada y ronca de aquel mamarracho nocturno los delinea como dos escupitajos sentados en alguna vereda perdida de la ciudad, reprochándose haber malgastado tiempo y capital en tan burdo itinerario, pagando caro la inexperiencia a la hora de intentar llenar unos zapatos aún demasiado grandes para ellos.
Ahora construyamos en nuestra mente a estos dos sujetos, pero casi dos décadas después. Son personas distintas, sujetos maduros y de experiencia con billeteras gordas de dinero, que han sabido cultivar fortuna y reconocimiento en los lares en los cuales han desarrollado su labor. Más ricos, más acaudalados y, para bien o para mal, más sabios que en el pasado, dejan de lado la inevitable vejez de sus rostros para plantearle una revancha a los desatinos del pasado. Planean una nueva aventura en donde el dinero circulará rápido, la remuneración será abundante y la pérdida simplemente no existirá. El itinerario es promisorio y, de concretar sus pasos correctamente, el negocio saldrá redondo.
Quitemos a las bebidas alcohólicas de nuestro plató y coloquemos en su lugar a la dinámica de los negocios en los emprendimientos deportivos. Eso nos servirá para poder contemplar, de manera muy general, el vínculo Marcelo Tinelli-Javier Tebas. Sociedad que bien podría agruparse detrás del rezo “En las malas mucho más”, los hermanan sin desearlo los errores del pasado, pero también los mantiene unidos el ser dos sujetos que saben percibir con frialdad y sutileza la aproximación a un territorio fértil para desembocar en él sus proyectos empresariales. Si las erróneas decisiones del pasado amenazaron con dinamitar al dúo Tinelli-Tebas, sus virtudes en el ámbito de los negocios mantuvo vivo el vínculo a lo largo de los años.
Vayamos a los hechos. ¿Quién es quién en este relato? Por un lado, Marcelo Tinelli es uno de los empresarios mediáticos de mayor peso que transitan en Latinoamérica. Hábil escalador en la jerarquía que hoy lo tiene en la cima, el génesis de este sujeto reside en las cabinas de transmisión de partidos de fútbol en los años 80’. Actor de reparto del periodismo deportivo nacional durante aquellos años, su trayectoria daría un salto clave al arribar en 1990 a la conducción de Videomatch, un programa nocturno donde se emitían bloopers deportivos en formato VHS. Esto, desde ya, antes del boom del internet en la Argentina. Dicha transmisión mutó de manera significativa en las posteriores dos décadas mientras que, en simultaneo, Tinelli subía posiciones en la estructura de poder del monstruo que estaba creando.
Conductor, director creativo, enlazador, productor, director y businessman fueron artes que el ex comentarista supo dominar, en sintonía con un programa que creció temporada tras temporada hasta rebalsar el mero acting de sus números humorísticos y convertirse en un aparato de influencia social y política. Para bien y para mal, el teatro que orquesta Tinelli ha marcado (y lo continua haciendo) una dinámica de época en Argentina. Y si mencionaba anteriormente que éste sobrepasó la pantalla para ser más que un programa puntual, Tinelli supo trazar vínculos empresariales y económicos que propulsaron su trayectoria y figura. Algunas copas y meetings con políticos de renombre esbozaron alrededor de él la posibilidad de una candidatura política, pero al parecer el showman decidió no arriesgarse a probarse unos zapatos más grandes de los que pudiese llenar: Tras algunas participaciones intermitentes en San Lorenzo de Almagro, club del cual es fanático, durante la gestión de Rafael Savino (2004-2010), decidió incursionar recién en 2012 en la matriz de la política institucional de dicho conjunto, cuando secundó al candidato a la presidencia Matías Lammens, logrando así establecerse como vicepresidente de “El Ciclón” en una etapa en donde dicho conjunto luchaba por mantenerse en primera. Bajo la gestión Lammens-Tinelli, las mieles del éxito arribarían en base a una buena logística de organización deportiva complementada con una esencial refundación financiera del club: Prueba de eso son la obtención del Torneo Inicial 2013, la Supercopa Argentina 2015 y, desde ya, la primer Copa Libertadores de su historia, la cual obtuvieron en 2014 bajo la tutela del actual técnico de la Selección, Edgardo Bauza.
Sin embargo, debemos dejar de lado las virtudes de la administración Tinelli para dar con el antecedente de su vínculo con Tebas. Los triunfos que el conductor articuló desde su gestión son extremadamente reconocibles, y es un hecho que quedará en la historia grande de San Lorenzo. Pero así como las potencias mundiales testean artefactos nucleares en archipiélagos extraviados en el Océano Pacífico para luego ejecutarlos en territorio bélico sólido, Tinelli tuvo su campo de prueba hace dos décadas cuando se aventuró en adquirir al Deportivo Badajoz de España. ¿Y quién fue su asesor en dichas tratativas? El Señor Tebas.
España necesitaría su propio Le Pen
A pesar de lucir un tanto más avejentado que su socio, Javier Tebas Medrano es dos años menor que Tinelli: Él nació en 1962 en Costa Rica, aunque a posterior adoptaría a la nación española como su patria. Si MT transitó el camino de los medios para hacerse con un nombre, Tebas optó por emplear un modus operandi académico y conservador, obteniendo su Licenciatura en Derecho mientras militaba en Fuerza Nueva, una corriente política ultranacionalista que vanagloria en sus actos a los tiempos del franquismo y que supo difundir panfletos sobre Augusto Pinochet postulándolo como un ejemplo de vida. A diferencia de Tinelli, que fue construyendo su influencia política a fuego lento, a través de números humorísticos que por momentos tendían a la ridiculización, el vínculo de Tebas con la política se dio de forma temprana, en las raíces de su trayectoria. Y si bien ha intentado distanciarse de su pasado ultraderechista, no esquiva el decir que él defiende “un sentido católico de la vida”, que criminalizaría con barreras aún más estrictas el aborto y que se opone tajantemente a la independencia de Catalunya, esbozando que, de concretarse ésta, el Barcelona y los demás equipos catalanes quedarían excluidos irremediablemente de participar en la liga española. Alguna vez, en una nota a un diario de su país, se lo escucho afirmar que “España necesitaría su propio Le Pen”, en referencia a Jean-Marie Le Pen, político de extrema derecha de Francia, negacionista del holocausto nazi y un acérrimo enemigo de las masas inmigratorias que se establecieron en dicho país.
A comienzos de los 90’ fue electo como máximo mandatario del S.D. Huesca, conjunto del ascenso español. Una gestión aceptable en dicha institución le alcanzó para valerse como un buen entendedor de las redes de negocios en el fútbol de su nación, talento que articuló su vínculo con un Marcelo Tinelli que se encontraba, a mediados de los 90’, en la cresta de la ola del éxito de Videomatch y que, en 1998, adquiriría al Deportivo Badajoz, de la segunda división, por medio millón de dólares. Tebas orquestó de asesor del conductor en dichas tratativas, que podemos diagramar en cuatro ejes: Financiación, logística institucional, experiencia y resultados. El primero corría por cuenta de Tinelli y sus socios, que buscarían amoldar su experiencia en negocios mediáticos para con las redes institucionales del club. Diferentes nombres de peso del mundo del fútbol se rumorearon como posibles refuerzos, lo cual fue una mera cortina de humo. Los resultados, claro está, jamás llegaron: Rendimiento escaso y un mantenimiento débil de la escuadra motivarían que, tres años después de haber arribado al club, Tinelli se desligara de él y, a riesgo de caer en acefalía, dejara a cargo a Tebas, quien se encargó de llevar a cabo la transición entre la gerencia saliente y un nuevo capital que compró, por muchísimo menos dinero, a la malograda institución. El Badajoz terminaría buceando en las profundidades del ascenso español.
El caso recientemente repasado es una mancha en el currículo de Tinelli. Postergó casi quince años su arribo como dirigente al fútbol profesional y retrasó sus emprendimientos financieros en dicho ámbito. Debió esperar a que una nueva oportunidad apareciera a la vista para descongelar su relación con Tebas e ir en busca de nuevos retos. La sintonía se daría entre el 2012 y 2014. Primero, con el arribo de Tinelli a la vicepresidencia de San Lorenzo, desenvolviendo una administración que repondría a “El Ciclón” de la paupérrima situación en la cual asumió junto con Lammens. Mientras tanto, en el Viejo Continente, en abril del 2013 Tebas fue electo presidente de la Liga Profesional de Fútbol. Pasaría poco más de un año cuando, culminado Brasil 2014, los noticieros anunciaban el fallecimiento de Julio Grondona, presidente de la AFA. El pseudo-anarquismo que estrangularía a dicha institución tras la muerte de su presidente sería inédito y sumamente vergonzoso. La acefalía intermitente que la débil posición de Luís Segura, al mando interinamente, por momentos dejaba entrever, se convirtió en una posibilidad para que Marcelo Tinelli buscara arribar a la presidencia de dicho organismo. A fines del 2015 la vergonzosa elección que desemboco en un empate “38 a 38”, cuando el electorado estaba compuesto por 75 votantes, motivó a Tinelli, y varios de sus secuaces en el fútbol nacional, a romper con el sendero institucional para buscar otra clase de salidas a sus propuestas. Reaparece el nombre de Tebas cuando el conductor ve en el modelo de la LFP la estructura más asimilable a su proyecto, luego denominado Superliga: Un organismo autónomo, independiente a, en este caso, la Federación Española de Fútbol, corriendo por su propia cuenta la diagramación económica y jurídica.
A mediados del 2016, Tebas construyó puentes en relación con Mauricio Macri y, nuevamente, con su antiguo socio Tinelli y comenzó a exhibir el formato de la liga de su país frente a mandatarios de los treinta equipos de la Primera División. El camino a seguir era la de una nueva forma de financiación, deslizando una luz verde para el fútbol pago (Tebas se opone firmemente al fútbol por TV abierta) a las sociedades anónimas y la reducción de equipos participantes de la máxima categoría. Bien señala el periodista Roberto Parrottino en un excelente informe que realizó sobre el español para Tiempo Argentino: «La influencia de Tebas es tal que el proyecto de la Superliga es un copy paste de la LFP. En el borrador, el primer artículo explicita que la Superliga estará integrada por los clubes ‘organizados bajo el régimen de asociaciones civiles y/o Sociedades Anónimas Deportivas’. Las SAD son un viejo anhelo de Macri. «.
Bien parece que el oportunismo y la demanda de negociados se juntaron cual buitres frente al cadáver de la institucionalidad del fútbol argentino. El riesgo que asumimos sin oposición alguna es el de, por momentos, sentirnos como una especie de Badajoz II. Con cierto temor, claro, a que aquella experiencia haya sido simplemente una travesura de adinerados, y que la verdadera prueba nuclear sea hecha con nuestro fútbol, bajo el beneplácito de los dirigentes y la Casa de Gobierno.
- AUTOR
- Esteban Chiacchio
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