Bundesliga
Friburgo y la estabilidad
En un fútbol como el actual, en el que sostener un proyecto a largo plazo no parece lo más habitual, en la Bundesliga hay un equipo que rompe con este patrón. Es el Sport-Club Freiburg (SC Friburgo), donde Christian Streich cumplió una década como entrenador principal en la última semana de 2021. Apenas cuatro técnicos pasaron por Friburgo desde 1991, por lo que muchos lo consideran el club más estable de las cinco grandes ligas de Europa.
Situada en la región de Baden-Wurtenberg, Friburgo es la puerta de entrada a la Selva Negra. Hasta 1978, su equipo de fútbol siempre había jugado en categorías regionales. Una vez que ascendió a la 2. Bundesliga por primera vez, nunca más bajó a Tercera y ya lleva veintiún temporadas en Primera y veintidós en Segunda. Tras quince cursos consecutivos en la 2., en 1993 Friburgo debutó en la Bundesliga bajo el mando de Volker Finke. Si es novedoso que Streich lleve diez años como DT, lo de Finke es más llamativo aún: estuvo ininterrumpidamente desde 1991 hasta 2007 y es el único con tres ascensos y tres descensos en la misma institución. Además, tiene el récord de tiempo entrenando a una escuadra en Alemania, mientras que Streich es quien más partidos de Bundesliga dirigió en un único club.
En la 1993/1994, Friburgo se salvó del descenso por tener mejor diferencia de gol que Núremberg. En la siguiente, lo impensado: un tercer lugar con 46 puntos -a solo tres del campeón Borussia Dortmund- y clasificación a la Copa UEFA. Por su estilo de juego vistoso, se ganó el apodo de Brasileños de Brisgovia (Friburgo de Brisgovia es el nombre oficial de la ciudad) que conserva hasta hoy. Pese al descenso de 1997, en 1998 regresó a la Bundesliga y en 2001 -tras un sexto puesto- volvió a competencias europeas. En la 2001/2002 llegó hasta tercera ronda de la UEFA, pero en el torneo local las cosas no fueron las mejores y descendió. Los hinchas parecieron tomárselo con humor, ya que en ese año y en los siguientes cantaban: “Nos vamos para abajo, nos vamos para arriba, nos vamos a la Copa UEFA”. Vale destacar que, a excepción del período entre 2005 y 2009, Friburgo siempre retornó a la Bundesliga un año después de descender.
Con Christian Streich llegó la estabilidad en la máxima categoría. De personalidad enérgica, disputó toda su carrera en el ascenso alemán y debió retirarse a los 30 años tras no poder recuperarse de la fractura de un metatarsiano. En 1995 comenzó a trabajar en las inferiores de Friburgo y, cuando se fue Finke en 2007, abandonó el puesto de DT del sub-19 para ser ayudante de campo de su reemplazante Robin Dutt. Cuatro años más tarde, Marcus Sorg tomó las riendas tras la salida de Dutt y Streich continuó como asistente. El 29 de diciembre de 2011, con Friburgo en puestos de descenso, Sorg fue despedido y a Streich le llegó la oportunidad de ser el DT principal. El equipo mejoró su nivel y finalizó decimosegundo, nueve puntos por encima de la promoción.
Si hasta su llegada era un club que alternaba entre Primera y Segunda, con Streich disputó nueve temporadas en la Bundesliga (que serán diez con la próxima). Se mantuvo al frente tras el descenso en 2015 y en 2016 volvió como campeón de la Zweite. Cuatro veces finalizó entre los diez mejores de Alemania y tanto en 2013 (quinto en el primer curso completo con Streich) como en 2017 (séptimo) clasificó a la UEFA Europa League.
En la campaña actual, Friburgo fue el último equipo de la Bundes en perder el invicto. Lo hizo en la undécima fecha, cuando cayó por 2-1 de visitante frente a Bayern Múnich en un cotejo en el que estaba la punta en juego. También cambió su estadio en plena competencia, porque abandonó el Dreisamstadion -su casa desde 1954- para mudarse al Europa-Park Stadion en octubre. El Dreisamstadion, con capacidad para 24 mil espectadores, siempre fue un estadio que los grandes no querían visitar. Sin embargo, en 2012 el club y el Ayuntamiento determinaron que la modernización no era rentable y, tras largas charlas con vecinos de la zona, seis años más tarde comenzó la construcción de uno nuevo. A diferencia de su predecesor, el Europa-Park no está en el corazón de la Selva Negra, sino que se ubica en el barrio Brühl a dos cuadras del Aeropuerto. Cuando terminó el triunfo por 3-0 sobre Augsburgo, se viralizó el video de Christian Streich llorando en la despedida del Dreisamstadion.
Con Streich, Friburgo lleva 101 victorias por Bundesliga y nunca perdió el último partido de un año calendario. En la presente temporada, se encuentra quinto con 33 puntos y en carrera en la Copa de Alemania. Todo parece indicar que finalizará entre los diez mejores y, de mantener la regularidad en la segunda rueda, volverá a competiciones europeas. Por su parte, SC Friburgo II dio la nota el año pasado al ascender por primera vez a la 3. Liga. Junto a la de Borussia Dortmund, son las únicas reservas que participan en una de las tres ligas nacionales. Que los filiales disputen este tipo de competición y ocupen plazas que podrían ser de otras instituciones es algo discutible, pero el fútbol alemán lo permite y Friburgo II se lo ganó por mérito deportivo. En estos diez años, Friburgo dejó de ser, como cantaban sus hinchas, un equipo que se va para abajo y para arriba. Estabilizado en Primera, muy pocos clubes se sienten cómodos cuando le toca enfrentarlo.
Un buen proyecto deportivo
Luego de Unión Berlín, SC Friburgo tiene el segundo presupuesto más bajo entre los diez primeros de la Bundesliga actual. Desde la llegada de Streich, es el tercer equipo del torneo con balance neto de fichajes positivo detrás de Borussia Dortmund y Hoffenheim, con 127 millones de euros gastados y 188 ingresados. Viajando en el tiempo, este balance es una constante en los Brasileños de Brisgovia. Desde que se creó la liga nacional en 1963, gastó 145 millones e ingresó 209.
Para la temporada 2018/2019, las compras más caras fueron las del extremo Roland Sallai (por cuatro millones y medio desde APOEL de Chipre) y el delantero Gianluca Waldschmidt (por cinco millones desde Hamburgo); mientras que el central Caglar Söyüncü fue transferido a Leicester City por 21 millones de euros. De cara a la 2019/2020, se gastó más de lo que ingresó por única vez en el lustro. El ídolo Vincenzo Grifo regresó tras su paso por Hoffenheim por la cifra de 7.000.000 de euros, en tanto que no realizó una venta significativa. A mediados de 2020 invirtió 14 millones, de los cuales diez fueron por el fichaje de Baptiste Santamaria, volante central de Angers. En el casillero de las ventas, Waldschmidt pasó a Benfica por 15, Robin Koch a Leeds United por 13 y el arquero Alexander Schwolow se fue a Hertha Berlín por siste. En el mercado de pases del último verano europeo, Santamaria fue transferido a Rennes por 14 millones y, para reemplazarlo, Friburgo le pagó 5.000.000 a Werder Bremen por Maximilian Eggestein.
Cuando se fue Schwolow, Florian Müller llegó cedido por un año desde Mainz. En la actual temporada, el arquero pasó a Stuttgart y en la Selva Negra no necesitaron incorporar a otro. El neerlandés Mark Flekken -en el club desde 2018- se adueñó del puesto, es una de las revelaciones del campeonato y estuvo en la última convocatoria de Louis van Gaal. Sin Söyüncü, en 2018 Friburgo ejecutó la opción de compra de dos millones de euros por el central austríaco Philipp Lienhart, quien llevaba un año a préstamo desde Real Madrid. En el momento en el que Koch se fue al equipo de Bielsa, la titularidad le llegó al central de inferiores Nico Schlotterbeck. Actualmente, Flekken, Lienhart y Schlotterbeck son el arquero y la pareja de centrales con la segunda valla menos vencida del torneo detrás de Bayern Múnich. Si bien parte de los ingresos fue invertida en la construcción del nuevo estadio (en conjunto con el Gobierno local), está claro que SC Friburgo no necesitó gastar demasiado para armar planteles competitivos.
- AUTOR
- Guido Antonelli
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