Fóbal
Fútbol a dos naciones
De pequeños buscamos oportunidades, alguna chance, alguien que nos vea y nos identifique por nuestras cualidades. Intentamos dar el máximo para que, algún día, sea cual sea el ámbito en donde estemos desenvolviéndonos llegue ese tan anhelado sueño.
El fútbol, materia que nos compete aquí, no escapa a esta situación de nuestras vidas. De pequeños experimentamos ese esfuerzo, ese sentir, esas ganas de que nuestro técnico de las juveniles nos convoque para poder estar en el próximo partido. Cuando al fin se da familiares, amigos, allegados, todos orgullosos asistirán al templo en el cual intentaremos demostrar por qué estamos en donde estamos.
La carrera de un futbolista está inmersa en esta definición. Desde las infantiles, atravesando las categorías menores y hasta llegado al primer equipo, quien disfruta de este deporte tiene un máximo sueño. Un anhelo que no escapa a la realidad y que todos aquellos que alguna vez tuvieron la oportunidad de dedicarse a acariciar el balón, han pensado.
Viven ese momento. Anhelan con que así sea. Codifican y disparan en sus mentes señales que generan la idealización de cómo será. Dónde será. Quién estará. Todos los futbolistas profesionales sueñan, en algún momento, con vestir los colores de su selección. Aquella camiseta que representa a una nación, que envuelve sentimientos de cada uno de sus ciudadanos, que hace olvidar las rivalidades de los clubes locales, ya que todos, sólo en ese momento, defienden los mismos colores.
¿Qué son los sueños? Nada más y nada menos que los deseos de nuestro inconsciente. En palabras de Sigmund Freud, “el contenido de nuestros sueños está relacionado con nuestros deseos”.
De esta frase del aclamado y reconocido padre del psicoanálisis, nos metemos de lleno en los aposentos de lo que nos llama: el fútbol, los futbolistas y sus seleccionados.
Para entrar en esta temática, abordaremos el caso más próximo al “doblecamisetismo”, a nivel internacional. Es el de Bojan Krkic, actual jugador del Stoke City y ex Barcelona, podría jugar para la absoluta de Serbia, que ya hizo expreso su pedido a la FIFA. El ex atacante de la entidad “blaugrana”, ya disputó un encuentro para la “furia roja”, en las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica en 2010, pero no sería impedimento para poder aparecer en los cotejos pertenecientes a la selección “balcánica”, ya que su padre, es serbio y, al obtener la doble ciudadanía, podría cambiar de seleccionado.
El primero de algunos expedientes que analizaremos de aquí en adelante. Intentando descifrar cuáles son los motivos, ya sean emocionales o meramente futbolísticos, que llevan a los deportistas a atravesar las fronteras de su lugar natal, en busca de un mejor porvenir en otras tierras.
Nos remontamos un poco más atrás en la historia. Época en la que el Real Madrid dominaba Europa indiscutidamente, tras sus constantes conquistas a nivel continental. En la plantilla, Alfredo Di Stéfano, hacía deslumbrar a los fanáticos “merengues”, que se deleitaban con sus goles.
A la “saeta rubia”, podemos categorizarlo también como un futbolista que dividió su corazón en dos, para satisfacer a sus tierras. Contabilizó seis disputas con Argentina y, tras la no presentación del país sudamericano en los mundiales de 1950 y 1954, buscó mejor suerte en España, en donde debutó con tres goles, en un cinco a uno ante Holanda.
Sin embargo, y pese a ponerse este par de camisetas, encontramos un dato curioso, y es que uno de los mejores delanteros de todos los tiempos, no llegó a disputar el máximo certamen a nivel selecciones. Primero, por la negativa a presentarse del país “albiceleste” y luego por no obtener la clasificación con el elenco europeo en 1958. En su última oportunidad, se lesionó a los 36 años, motivo que impidió su aparición en la copa del mundo, disputada en Chile en 1962.
Siguiendo en la línea de la entidad de Madrid, otro de los jugadores que ordenamos en esta categoría, fue el legendario delantero Ferenc Puskás, uno de los integrantes de la famosa delantera de la “casa blanca”, que integró junto al ya mencionado Di Stéfano.
Puskás, húngaro de nacimiento, llenó con talento los ojos de todos los fanáticos de este deporte, lo que llevó a que trascienda fronteras. Con la selección de Hungría ganó un oro Olímpico en Helsinki 1952 y el subcampeonato del Mundial Suiza 1954, pero eso no le alcanzó y, en 1961, recorrería algunos kilómetros y comenzaría a lucir otras prendas. Es que en ese año, consiguió la ciudadanía española y disputó cuatro partidos con la definitiva de esa nación.
Un poco más acá en el tiempo, y adentrándonos en el fútbol moderno, nos apropiamos de uno de los futbolistas que más revolución causó con su salida de su conjunto natal. Hablamos de Diego Costa, el centrodelantero brasilero, quien tuvo una fantástica temporada en la 2013/2014, donde realizó 27 conquistas en 35 partidos, por liga, que le valió la convocatoria a dos amistosos con la “verdeamarella”.
Luego de dichos encuentros, y ante la escasa continuidad que tuvo en el conjunto carioca, juró a la Constitución y se unió al club de aquellos que pasaron a jugar para España, entidad con la que disputó el mundial de Brasil –justamente- en el 2014. Su primer tanto con este combinado, lo anotó en las eliminatorias a la Eurocopa del 2016, ante Luxemburgo.
El último de los romances a dos puntas que analizaremos, será referido también a otro futbolista que nació en la tierra de Pelé. Hablamos de Thiago Motta, el internacional surgido de la cantera del Barcelona, ganador una Champions League con la entidad catalana, es otro de los hombres dedicados a este deporte que supo ponerse dos telas de distinto color en la piel.
Es que en sus inicios disputó encuentros con las juveniles del país sudamericano, pasando por la Sub-17, hasta llegar al Sub-23, con quienes participó de la Copa de Oro de la CONCACAF, en el año 2003. Debido a las pocas chances que tuvo, manifestó siempre su anhelo y disponibilidad de poder defender la pilcha de Italia, país del que tiene ciudadanía y del que no habría ningún impedimento para que juegue, ya que no cotejó ningún match, con la camiseta verde y amarilla.
Con la Squadra Azzurra, tuvo su debut en el año 2011, en un amistoso disputado ante Alemania. Logró un subcampeonato europeo y disputó el último Mundial, en su tierra de origen.
Nombres y apellidos de todo tipo de nacionalidades se hacen presentes en este informe, que intenta dilucidar cuáles son los motivos que llevan a estos cambios de horizontes en el porvenir futbolístico. Algunos influenciados por sus padres, otros solo buscan un poco más de rodaje internacional con la pelota.
Pero algo de todo esto es seguro. Esos sueños, ese contenido relacionado con nuestros deseos, se cumplieron, al menos, para algunos de aquellos pequeños aspirantes. Algunos cambiaron de nacionalidad, pero su anhelo se mantuvo vivo, aunque en su pecho lleven otro color o escudo, guardando en su corazón una parte para cada uno de sus amores.
Relacionado
- AUTOR
- Julián Barral
Comentarios